La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf
La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf
La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
El editor<br />
A mi amigo Alex.<br />
A medida que se va perdiendo de vista la dorada juventud (o la edad del pavo) y se nos van<br />
echando encima las puertas de la cuarentena, por alguna razón —quizás relacionada con las<br />
postrimerías de la crisis, al parecer, ineluctable que ha de emerger una vez atravesado tan tenebroso<br />
umbral—, nos da por hacernos algunas preguntas acerca de ciertas cuestiones funda<strong>mentales</strong>, que<br />
por lo demás no tienen respuesta. Por ejemplo, por qué se me da tan mal arreglar cosas, por qué mis<br />
aptitudes para el deporte son tan pobres pese a mis esfuerzos (impidiéndome, con frecuencia,<br />
fraguar alguna que otra amistad —a nadie le gusta estar en un equipo con un torpe como yo), por<br />
qué soy tan tímido, de manera que se me quiebra la voz en presencia de más de dos personas, etc.<br />
Son muchas vueltas a la cabeza las que uno ha dado alrededor de éstos y otros asuntos. Al final,<br />
resulta que la conclusión cae por su propio peso como una fruta madura (o podrida), como si no<br />
quedaran más narices que ser de esa manera y no de otra y no hubiera lugar a más razonamiento que<br />
éste: cada uno es como es, y si no son éstas o aquellas cualidades, pues, seguramente, <strong>otras</strong> habrán,<br />
como al fin y al cabo es de sentido común presumir.<br />
Existen dos caminos posibles (y plausibles). Podemos literalmente amargarnos la existencia<br />
al no encontrar las respuestas que buscamos y achacar nuestro fracaso a la mala suerte, al destino, a<br />
Dios (en última instancia siempre es Él el que paga los platos rotos de todo), al diablo o a una<br />
infancia atormentada o a lo que sea. O, por el contrario, como hago yo, podemos simplemente<br />
aceptar lo que hay, aunque no sea mucho. Admitámoslo: es una filosofía simplona, nadie se hará<br />
rico nunca publicando un libro que ahonde en semejante fórmula. De hecho, todo se puede resumir<br />
en una sola y sencilla frase, casi un perogrullada: “Confórmese con lo que tiene y sea feliz”. Punto.<br />
Yo lo soy, y ni siquiera me drogo; nunca lo he hecho, aparte de una o dos ceremoniales<br />
copas de vino que suelo tomar alguna vez (y digo esto porque, nos guste o no, el alcohol es una<br />
droga). Casi estoy seguro de que los psicólogos, psiquiatras, gurús de la Nueva Era o el ejército de<br />
escritores que se dedican a la autoayuda (ayudándose de paso a sí mismos a hacerse ricos) se<br />
arruinarían miserablemente si la mayoría asumiese el modesto pensamiento que acabo de proponer.<br />
Por el contrario, en el mercado abundan mensajes como “Venza su timidez”. Y bueno, me pregunto,<br />
¿por qué querría vencer mi timidez? ¿Es que me ha hecho algo? ¿Es intrínsecamente malo ser<br />
18