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La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf

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en los informes bastardos de las agencias de calificación de rating, consiguiendo con dicha<br />

maniobra menoscabar hábilmente la credibilidad financiera de los países europeos en peor situación<br />

económica. El efecto fue inmediato: estos estados pronto se vieron con la soga al cuello y sus<br />

dirigentes políticos corrieron como corderillos a arrodillarse ante sus acreedores; el principal de los<br />

cuales, casi resulta una frivolidad mentarlo, era el Thieves Sack Bank. Pero el muy respetable Sr.<br />

Blankgeist no tuvo piedad; condicionó rebajar sustancialmente las condiciones draconianas que les<br />

había prescrito a que cayeran de forma fulminante sus gobiernos democráticos y fueran sustituidos<br />

por otros cuyos miembros los eligiera a dedo él mismo. Semejante exigencia —un descaro inaudito,<br />

según el comentario indignado de muchos— hizo montar en cólera a la población de los países<br />

afectados, e incluso a los de su entorno. Se produjeron manifestaciones multitudinarias y<br />

espeluznantes enfrentamientos con las fuerzas del orden público, los más reputados pensadores<br />

calificaron como auténtico golpe de estado los intentos liderados por el poderoso banquero, todos<br />

estaban de acuerdo en que había que lanzarse a las calles y provocar una insurrección en toda regla,<br />

la mayor de la historia si fuera necesario, era una cuestión de dignidad humana impedir por todos<br />

los medios tamaña desvergüenza, “el pueblo unido jamás será vencido” se oía gritar con enardecida<br />

pasión. El muy respetable Sr. Blankgeist, sin embargo, siempre lo ha tenido claro: “el hombre”, se<br />

le ha escuchado departir en diversas ocasiones, “es el animal más miserable de la creación, sólo es<br />

capaz de un mínimo de decencia en el plano de las ideas... en lo concreto a lo único que alcanza es a<br />

un infierno plagado de buenas intenciones”.<br />

Por triste que resulte reconocerlo, su pronóstico se cumplió con meridiana precisión. El<br />

ardor de las manifestaciones fue enfriándose poco a poco, incidiendo en ello la amenaza de<br />

despidos masivos que empezó a cernirse sobre los trabajadores de todas las empresas. De repente la<br />

gente empezó a mirarse de reojo y a preguntarse quién sería el próximo en besar el asfalto y si no<br />

sería más juicioso abandonar las manifestaciones y salir corriendo a hacerle la pelota al jefe; de una<br />

hora para otra la cosa se convirtió en un auténtico sálvese quien pueda. “Así son los seres<br />

humanos”, se jactaba con evidente satisfacción y una sonrisa lasciva el muy respetable Sr.<br />

Blankgeist.<br />

El mundo asistía estupefacto el modo en que una camarilla de ex banqueros tomaba cuenta<br />

de los gobiernos de algunos países de Europa y ponía en marcha políticas espurias consistentes en<br />

poner en mano de los bancos cantidades escandalosas de dinero a costa de saquear descaradamente<br />

el bolsillo del ciudadano, justificándose todo ello con el mensaje de que se hacía ¡por el bien del<br />

pueblo! Nadie hubiera creído posible que una población tan supuestamente ilustrada como la<br />

europea fuera capaz de tragarse tan grotesco embuste. Pero cuando la élite financiera mundial<br />

comprobó con sus propios y asombrados ojos la cantidad de burradas que la gente estaba dispuesta<br />

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