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La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf

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Humanos... En consecuencia: las guerras son tan necesarias como el respirar mismo. Una<br />

sociedad capaz de producir una hermosa guerra cada cinco o diez años (diez años me parece<br />

mucho) ha alcanzado un nivel de refinamiento digno de la más elevada evolución, y<br />

mantengo, ya para finalizar y rematar mi discurso: la Evolución está dirigida por la mano de<br />

Dios, luego la guerra es voluntad de Su inconmensurable sabiduría. Y agradezco no me<br />

obliguen a explicar qué debería hacerse contra aquellos que se oponen a dicha voluntad.<br />

El muy respetable Sr. Blankgeist inició un solitario aplauso, que inmediatamente fue<br />

secundado por todos los asistentes, puestos en pie en medio a una gran ovación.<br />

—Bravo, mi querido Presidente, bravo —dijo el banquero fingiendo afectación—, se me van<br />

a gastar las palmas de las manos de tanto aplaudirle... <strong>La</strong> guerra, oh, sí, la guerra nos gusta<br />

a todos, nos vuelve locos, ni siquiera el negocio de la droga es tan rentable. Pero... sólo es<br />

divertida cuando se sustancia lejos de nuestras civilizadas fronteras. Los moros, los negros,<br />

los hispanos, los sudasiáticos y otros que ni sé clasificar... son unos clientes cojonudos para<br />

nuestras industrias de armamento, que Satanás los bendiga; pero allá, allá lejos... Otra cosa<br />

bien distinta es tener la guerra o la anarquía en el seno de nuestras sagradas naciones... Uy,<br />

no, no, querido Presi, eso no es negocio, sino una gran putada: significaría la muerte<br />

definitiva de la gallina de los huevos de oro.<br />

—Vamos, Whitetwat, exageras. Nuestra política de alianzas nos garantiza una extensa red<br />

de comercio para nuestros productos, y nuestras armas... Es cierto que hay algunos<br />

problemas, como la sobrepoblación del planeta, pero para cuando las cosas se pongan feas<br />

de verdad ninguno de nosotros estará aquí para sufrirlas, habremos triunfado... Si acaso, de<br />

preocuparme algún factor desestabilizador que ponga en riesgo nuestro esplendoroso<br />

bienestar, al menos el mío, sería la falta de regulación de la actividad financiera... Hasta tú,<br />

Whitetwat, has de convenir sobre la necesidad de poner coto a la voracidad insaciable de los<br />

mercados. Proclamo: eso es lo que deberíamos hacer aquí y ahora para calmar a la gente, y<br />

digo más...<br />

El muy respetable Sr. Blankgeist se agarró con impaciencia a ambos lados de la tribuna, se<br />

le había congestionado el gesto en una expresión de cólera. Se giró y lanzó una rápida<br />

mirada a uno de los guardaespaldas gigantes supertrajeados y pelados al cero que tenía<br />

detrás suya. Sólo levantó una ceja. Fue suficiente. Pareció cobrar vida desde una perfecta<br />

postura hierática —zombi— y se plantó con dos grandes zancadas delante del Presidente de<br />

la Superpotencia. Se cruzó de brazos y simplemente realizó en silencio robótico una lacónica<br />

negación de cabeza.<br />

—...y digo más... —volvió a repetir el Presidente de la Superpotencia—. Bueno no —<br />

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