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La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf

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teoría de la comunicación hecha carne. Hay un emisor, un receptor, un mensaje y un canal...<br />

Bueno, el canal es la somanta de hostias que se ha llevado el pájaro este... Pero, en fin, tan<br />

sólo se trata de que el receptor entienda fehacientemente el mensaje que intenta transmitirle el<br />

emisor... ¿Lo pillan? Si hay algún pobre diablo en este miserable mundo pasando hambre se<br />

debe a que... es muy torpe utilizando el lenguaje... Yo quería comprar el reloj de este señor,<br />

pues bien, él me lo ha ofrecido a un precio que puedo pagar cómodamente. Aquí lo tengo, es<br />

así de sencillo. Quiero decir, si hubiera tenido en cuenta su <strong>libertad</strong> no lo habría logrado... En<br />

cambio, como se ha podido comprobar, todo resulta mucho más fluido e interesante si<br />

obramos según los dictados de la liberalización... ¿Alguien tiene algo que añadir?<br />

Llegados a este punto el Sr. Empresario del Monopolio de la Alimentación, casi por<br />

alusiones, en función de los intereses directos que mantenía con la cantidad de comida que<br />

cualquier individuo se lleva a la boca, decidió intervenir. Bien es cierto que en ese preciso<br />

momento también mantenía otros intereses alimentarios, concentrados en este caso en devorar<br />

con salivosa gula un bollito macrobiótico con aspecto de caca perruna. Hablaba sin dejar de<br />

masticarlo, babeándose y ensuciando su inmaculada camisa blanca:<br />

—Eh, sí, mmm (perdón, este bollito es realmente irresistible, soy adicto a ellos)... el tema<br />

que acaba de ser abordado, mmm, como todo el mundo habrá de suponer, me atañe de lleno, a<br />

mí y al bolsillo de mis socios y accionistas, je je. Oh, no, no... no me interesan para nada los<br />

relojes, mmm, Dios me libre... pero, sí, oh sí, la <strong>libertad</strong>... eh, muy importante porque, mmm...<br />

si nos fijamos bien, cuando hay demasiada <strong>libertad</strong>, mmm... en fin, la gente no se alimenta<br />

bien (tal como lo hago yo en estos momentos, mmm), se dedica a atiborrarse de chucherías y<br />

cosas inútiles. Y... y... vean, no es que eso nos perjudique, todo lo contrario, ya me entienden,<br />

pero el problema es, mmm... sí, el problema es que... las cosas están cambiando. A ver, a ver,<br />

¿no han reparado en ello?, ¡claro!, es evidente, mmm...<br />

El muy respetable Sr. Blankgeist lanzó una mirada suplicante al cielo, sus manos se<br />

encontraron a la altura del pecho en un gesto aparente de invocación divina; intentaba no<br />

perder la paciencia ante los modos un tanto repulsivos del Sr. Empresario del Monopolio de la<br />

Alimentación, aparte de que, como buen banquero, gustara ir al grano. Decidió cortarle sin<br />

contemplaciones:<br />

—Sí, sí, desde luego, lo que intenta decirnos el Sr. Empresario del..., enlazando con lo que<br />

yo mismo explicaba anteriormente, es que la gente debe olvidarse de su <strong>libertad</strong>. ¿Qué es eso<br />

de estar cinco o seis horas ocioso con la mano hundida en un saco de palomitas delante de la<br />

tele? Ni hablar, ahora necesitamos que la gente trabaje muchas más horas... porque, ya saben,<br />

alguien ha de pagar la enorme deuda que los estados han contraído con nosotros, y nadie<br />

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