La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf
La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf
La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Pequeño tratado sobre los baños públicos<br />
El nivel de prosperidad de una sociedad —yo prefiero llamarlo nivel de civilidad para no<br />
llevarnos a engaño— puede medirse inequívocamente por el estado de sus baños públicos. Qué<br />
hacer con la <strong>libertad</strong> en esas horas de máxima intimidad en que no nos sentimos vigilados y además<br />
podemos sucumbir a la tentación primigenia pero placentera, a juzgar por los indicios, de marcar el<br />
territorio con nuestras heces termina por trazar un mapa del grado de integración que un individuo<br />
estima poseer con el resto de su entorno. Un baño público, de este modo, puede elevarse a la<br />
categoría de declaración de intenciones. Unas intenciones que, dígase de paso, no suelen dar lugar a<br />
demasiadas dudas.<br />
Un baño público también es una expresión muy explícita acerca de la idea que el ser<br />
humano tiene sobre sí mismo. Un ser civilizado, según se piensa, debe mantener ocultas todas<br />
aquellas manifestaciones fisiológicas que tiendan a delatarle como una simple bestia de la<br />
naturaleza. <strong>La</strong>/el mujer/hombre, una vez que asume tal condición, debe acostumbrarse a convivir<br />
con cierto sentido de la teatralidad; ser mujer/hombre también implica fingir que lo somos. Es decir,<br />
la condición humana se asienta sobre una idea abstracta a la que jamás podremos hacer justicia, y<br />
quizás de esta aciaga circunstancia provengan todas esas teorías filosóficas propensas a considerar<br />
el destino de la/del mujer/hombre como algo trágico y lleno de fatalidades. Pobre mujer/hombre,<br />
sentado en el trono de un baño público cualquiera y expuesta/o, casi siempre inconsciente, a tan<br />
graves peligros para su espíritu; podría entrar en una espiral descendente de dudas y jamás salir de<br />
ella, a la imagen de una cisterna gigante que lo hiciese sumir por el desagüe.<br />
<strong>La</strong> animalidad de la/del mujer/hombre es algo tan inevitable cuanto el deseo de evacuar en<br />
medio de un agradable paseo o de una actividad cualquiera. Nos resulta fastidioso tener que atender<br />
una necesidad tan prosaica, que se nos presenta sin pedir permiso e inexorable, pero lo cierto es que<br />
la/el mujer/hombre, dentro de su dualidad, es el eslabón más débil en el orden de prioridades<br />
establecido por la Naturaleza; el lado animal siempre se sale con la suya. No obstante, una buena<br />
manera de mitigar la constante derrota del ser humano frente a la bestia que habita en su otra mitad<br />
es acudir a un baño público limpio y discreto, del que podamos emerger limpios y perfumados, casi<br />
santificados, tal y como si no hubiéramos hecho nada. Se trata de una victoria pírrica, quizás ni<br />
108