La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf

M.: ¿Y qué más puede uno pedir?
F.: Bueno, si es por pedir...
M.: Está bien, está bien, además puedo invitarle a una taza de café cuando venga.
F.: Hombre, tampoco quiero abusar...
M.: ¡Pues trato hecho! Aunque, eso sí, todo sin contrato... Como ya le dije antes, los del
Gobierno son unos cabrones...
F.: Pero, al final, ¿es o no es un empleo?
M.: Bueno, no se puede decir ni una cosa ni la otra…
F.: Todo esto parece muy ambiguo.
M.: Sí, sí, es lo que se llama “explotación”. No es nada personal, ¿sabe?, tan sólo se trata de
que los hombres de negocios tenemos que sobrevivir… por el bien de este país.
F.: Entiendo, es usted un patriota.
M.: Hasta la médula, amigo mío, hasta la médula.
F.: Por curiosidad, ¿qué es lo que vende?
M.: Sueños, amigo, ¡sueños!
F.: ¿Y eso se vende?
M.: ¡La Virgen, es lo más que se vende!
F.: ¡Lo que aprende uno!
M.: ¿Compro una pasta de dientes? ¡No! Lo que de verdad compro es el sueño de tener una
sonrisa como la señorita de la tele.
F.: Y eso ¿la gente lo sabe?
M.: Pero hombre, deje de ser borrico, ¡claro que lo sabe!
F.: Entonces ¿por qué la compran?
M.: ¡Pues porque necesitan limpiarse los dientes, joder!
F.: Pero bueno, ¿y qué hay del sueño de la sonrisa?
M.: Ahí reside el secreto: en el fondo a la gente le gusta que la engañen.
F.: ¡No fastidie!
M.: Que sí, hombre, que sí...
F.: Pues a mí no me resulta tan fácil engañar a los demás.
M.: Claro que no, usted es bueno, puro, ¡la víctima perfecta! ¿Entiende? El corderillo no
puede hacer de lobo. Es una especie de ley natural...
F.: ¿Y no puedo evitarlo?
M.: Usted sabrá...
F.: ¿Es decir que puedo convertirme en alguien como usted?
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