La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf
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Él: Además, no hay nada como un poco de “suciedad” para protegerla del viento y del sol, amén de<br />
hacer con que uno soporte mejor los cambios de temperatura. Lo que ocurre es que cuando se opta<br />
por este tipo de protección natural lo ideal es no llevar prendas (andar en bolas, para entendernos),<br />
de forma que la atmósfera por sí misma se encargue de disipar las erupciones que de otra forma<br />
resultarían irrespirables. Los problemas surgen cuando nos empeñamos en encerrarlas en el interior<br />
de las prendas y las condenamos a pudrirse sin remedio, como me sucede a mí en estos momentos.<br />
Debe entender que en su mundo no puedo aparecer en cueros, por lo que este estado deplorable<br />
desde el punto de vista olfativo no es más que la infeliz combinación de dos costumbres del todo<br />
incompatibles.<br />
«En mi mundo andamos en pelota picada, y tan campantes, nunca nos complicamos la vida.<br />
Ustedes, en cambio, con esas ropas ridículas, ¡resultan tan cómicos y salvajes!<br />
Yo: Ahí va, ¡ahora resulta que hay que volver al taparrabos para ser civilizado! El mundo al revés...<br />
Pero, mire, un poco de perfume no le viene mal a nadie (a usted al que menos), ¿para qué ser tan<br />
extremista? Además, el juego de los aromas, como usted muy bien debe saber, tiene un papel muy<br />
destacado en las artes amatorias... ¿O cree que llegando a una dama como un pordiosero hace<br />
aumentar sus posibilidades de seducción?<br />
Él: ¿No sabe que a los perfumes se les añade sustancias endocrinas que segregan los animales?<br />
Incluso... se usa orín de conejo y de ciertas especies de zorros... Eso sí que es repulsivo, ¡y ustedes<br />
van y se lo echan por encima! No, estimado terrícola, nosotros preferimos las secreciones de<br />
nuestro propio cuerpo...<br />
Yo: ¿Me está diciendo que el perfume que me compré el otro día en El Corte Inglés y que me costó<br />
un riñón no es otra cosa que extracto de orines de algún bicho repugnante? Cuando me cruce con el<br />
vendedor ¡me lo cargo! Un momento... ¡pero si lo puse hoy por la mañana! Ayúdeme a quitarme<br />
esto, ¡puaj, qué asco!<br />
calzoncillo.<br />
Me quité la ropa precipitadamente con ayuda del hombrecillo del espacio. Me quedé en<br />
Él: Deberíamos quemar eso.<br />
Yo: Tiene razón. Tome este mechero, préndale fuego a todo. Así, así, que arda esa bazofia infectada<br />
de pis.<br />
Él: Pues mire, ya que estamos, me quito yo también esta extravagante chaqueta y la añado a la<br />
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