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Fig. 10. Estrategias para centrar la atención
Ronda de libros
Prelectores
0,19 0,33
0,99
Objetos Música Posición Actividades Apagar/ Encender
luces
1,2
En la etapa Prelectores se producen algunos cambios. Por ejemplo, se recurre
más a actividades que a objetos: simular que se hace magia, leer una carta
de algún personaje que interese a los niños, algún juego, etc. También aumenta
el valor de la posición como estrategia para atraer a los niños a la narración
colectiva (ej: A la una, a las dos, a las tres sentadito estés); el uso de esta estrategia,
que puede parecer la menos estimulante del conjunto, asume que los
niños ya tienen madurez suficiente para entender las órdenes de la bibliotecaria
y quizás una cierta experiencia en realizar la acción indicada. Además, no están
con los padres, que son los que antes los llevaban hacia la chimenea (lugar de
reunión para escuchar la narración). En cuanto a los objetos, siguen siendo
prácticamente los mismos que en la etapa anterior, con el añadido de la pantalla
de proyección, elemento que adquiere sentido como soporte en el uso de los
medios audiovisuales, que han aumentado su presencia en esta parte del programa.
La estrategia de apagar y encender las luces sigue siendo muy utilizada,
más o menos como en la etapa previa. En cuanto a la música y las canciones,
su importancia es algo superior, aunque sigue siendo la estrategia menos utilizada.
En realidad, en esta etapa se emplea, como puede apreciarse, una gran
cantidad de estrategias, lo que indica que los niños son ya capaces de comprender
e incorporar códigos más variados para cooperar con la bibliotecaria en las
propuestas que ella va planteando. Parecen entender muy bien todas las señales
que les da para que acudan a participar en el cuento colectivo, frente al primer
periodo del programa, en el que los objetos tenían mayor importancia como
estímulo más primario.
Recursos de iniciación y motivación
Lo que destaca de manera rotunda como estrategia para iniciar y motivar la
narración es el uso de la interacción verbal. En mucha menor medida se utilizan
los restantes recursos: objetos, música y gestos. Los ejemplos observados
muestran que esta estrategia presenta formas muy variadas: desde fórmulas a las
que los niños se unen, hasta preguntas directas como ¿contamos un cuento?,
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