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A estos datos se pueden añadir los testimonios emitidos por los padres en los
grupos de discusión, en los que hacen mención explícita al interés de este servicio,
así como al valor educativo de ir con los niños al préstamo: En casa también
usamos mucho el servicio de préstamo de libros y llevamos mucho;
Cuando vengo los lunes con la pequeña siempre se tiene que llevar un libro
para la mayor y viceversa. En estas sesiones se resaltó de manera constante
tanto el interés del servicio de préstamo como la profesionalidad de quienes lo
atienden.
Vemos, pues, que estos usuarios no identifican únicamente a la biblioteca
con el hecho de acudir a la sala donde se desarrollan las sesiones presenciales
del programa, sino que le otorgan una relevante dimensión como centro de
recursos bibliográficos. Esta característica permite que se diversifique notablemente
la práctica de la narración y de la lectura para los niños de estas edades,
precisamente por contar con la posibilidad de realizar una elección asesorada
por personal cualificado.
En el grupo de Prelectores también se valora de manera muy positiva el servicio
de préstamo como lugar donde localizar recursos y, además, se subraya el
valor formativo que tiene para el niño utilizar este servicio de forma autónoma.
En el grupo de discusión correspondiente a esta etapa hubo intervenciones
como las siguientes: Ellos se sienten importantes, mayores, tienen como un respeto
a los libros. Dicen: como mamá, como papá, hay que sacar algo de la
biblioteca; y también: Lo que me parece interesante, desde el punto de vista de
los niños, es el hecho de que desde muy pequeñitos tenemos el servicio de préstamos.
Y ellos van, cogen sus libros y con su carné y todo.
Así pues, el servicio de préstamo es valorado por los padres no sólo en su
vertiente de depósito disponible de libros de calidad, sino también en sus aspectos
de índole formativa: los niños se van convirtiendo en usuarios activos de la
biblioteca y les complace ser ellos mismos sujetos responsables de los libros
que toman prestados.
No obstante, aunque en un porcentaje bajo, hay padres que por diversos
motivos no son usuarios del préstamo bibliotecario. Las razones para no utilizarlo
quedan expresadas en la tabla 34.
Estas razones son de distinto calado y han cambiado de forma notable, como
puede comprobarse, en el transcurso del programa. La primera de ellas es que
no querían que los niños deterioraran los libros; este argumento, sin embargo,
desaparece en las respuestas del segundo cuestionario; otras razones como que
les gusta comprarlos y que hay suficientes libros en casa también han disminuido
notablemente. En todo caso, se debe resaltar que el uso del préstamo está
generalizado.
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