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veintena de niños, que siguen atentamente el cuento. Sólo unos pocos están más
atrás sentados con los padres (se trata de grupos que varían entre 5 y 7 niños).
Los padres, por su parte, se muestran participativos cantando, haciendo gestos,
siguiendo a la bibliotecaria... En las observaciones no hay ninguna anotación
que evidencie actitudes de no participación de los adultos. De hecho, en los
grupos de discusión reconocen su aprendizaje: Yo como madre estoy aprendiendo
un montón; y un padre dice: Recordando canciones, leyendo cuentos.
Por lo que respecta a la participación de los niños de 3 a 6 años, que es muy
alta, esta se caracteriza por una autonomía muy notable y por actitudes de
mucha atención e integración en las actividades que propone la bibliotecaria;
sólo en algún caso esporádico les atrae más la actividad individual de leer que
la de acudir al cuento; la mayoría de las observaciones constatan altos niveles
de participación y motivación.
Entre las diferencias con la etapa de menores de 3 años, como puede apreciarse
en la figura 15, es importante el aumento del comportamiento
“Interaccionan”, lo cual resulta muy lógico si consideramos que es un efecto
paralelo al incremento de uso de esta acción por parte de la bibliotecaria en las
estrategias de narración. Como se apuntó anteriormente, esto es seguramente
consecuencia de la mayor madurez de los niños, capaces de llevar a cabo un rico
diálogo con ella, al contrario que en la primera etapa en la que responden a
comunicaciones más elementales. Ello también explica que la propia bibliotecaria
base su narración en la creación de un diálogo continuo con los niños,
puesto que éstos la siguen sin ninguna dificultad. Los aplausos espontáneos
siguen siendo un comportamiento muy frecuente, que demuestra la satisfacción
que la actividad de la narración colectiva les produce.
Formación de usuarios en la sala
En el sistema de categorías con el que se analizaron las sesiones de observación
de la sala, se incluyó un bloque completo donde se reflejaban cuestiones
relacionadas con información sobre aspectos diversos de la biblioteca, tales
como mostrar el carné al entrar, el uso del préstamo o la asistencia a las actividades
que acompañan al programa. También se contemplaban otras cuestiones
relativas al orden, desorden y al incumplimiento de normas. Son sobre estos
últimos aspectos sobre los que más observaciones se realizaron.
En Ronda, y con respecto al orden, es destacable que, dado que en ciertos
periodos de la sesión hay bastante ruido, la bibliotecaria debe utilizar distintos
recursos para restablecer un clima adecuado: propone juegos, canta canciones,
plantea actividades de ordenar los libros por colores. De todas formas, el
aumento en los niveles de ruido y de desorden está bastante relacionado con el
número de personas que van llenando la sala y, hasta cierto punto, es producto
de una cierta laxitud en el cumplimiento de normas por parte de los padres, que