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y así poder ocuparse de los contenidos: así sea la belleza o el ambiente de un espacio o
así sean los contenidos que habitan las obras y que no son necesariamente afirmantes,
sino que más que cualquier otra cosa, claramente cuestionan y desconciertan. Nos importa
que el ambiente y su contenido sean vivenciados intuitivamente, así como que también
sean reflejados de manera crítica y creativa. Por eso mismo, los espacios para exposiciones
no fueron planeados para grupos concretos de arte. Muchísimo más importante que
la ubicación de las obras en lugares predeterminados, nos parecían las reflexiones que
marcarían el carácter de los espacios, como por ejemplo la medida y la proporción, el
trazado del camino, la luz y la sombra, los materiales y la funcionalidad, la intimidad y lo
público. Peter Zumthor nos confrontó en numerosas conversaciones con estas preguntas,
para así desarrollar respuestas que no fueran recetas útiles para otras cosas.
Por principio tenemos como base de nuestro trabajo el concepto de que todo arte
está sujeto a un contexto. Sin embargo, las obras, al llegar al museo, ya han perdido su
concepto original, que además y sobre todo en el arte “antiguo” ya no es fácil de investigar.
Sin embargo, no hay posibilidad de exponer arte sin contexto, porque todo contexto
crea un contenido, que a través de la forma de la presentación es sostenido, apoyado,
debilitado o concretado. También confiamos en el valor estético de las obras que han sido
arrancadas de su entorno conceptual, así como confiamos en la calidad del fragmento, que
a su vez debe ser integrado en un nuevo concepto creado, confiriéndole un sentido. Por
eso mismo, hacer exposiciones nos significa muchísimo más que aglutinar obras, porque,
precisamente, una exposición crea su contenido mediante la forma de la presentación y
mediante la posibilidad ofrecida de poder experimentar estéticamente lo expuesto. La
trasmisión adecuada para el arte está por lo tanto contenida en la forma de su presentación
y debería, según nuestra opinión, recurrir sólo en segunda instancia al instrumento de la
aclaración. Para esto, es esencial seguir, no tanto el conocimiento establecido y así encasillar
la obra en correlaciones ya conocidas, sino más bien actualizar constantemente su efecto
sobre nosotros y permitir así experiencias que pueden cambiar en sus contextos a través de
los años. Observación, subjetividad e intuición son bases importantes para la presentación
de arte en el museo, en el lugar ideal libre de obligaciones. La meta es transmitir la
necesidad existencial, la relevancia social y la presencia individual del arte con el arte y
tener a disposición una posibilidad de vivenciar la obra de arte. ¿Cómo llega a suceder
esto, cuáles son las reflexiones y experiencias que nos acompañan Puede ser mostrado
mediante nuestra tercera exposición anual con el título Hinterlassenschaft (Legado) de 2009.
El título de la exposición resultó, como muchas veces, cuando se estaba en más de la mitad
de las preparaciones, ya que no estaba aún claro cuando se comenzó con la idea. Se fue
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Kolumba, el museo de la meditación . Katharina Winnekes