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El canto en la historia del Palenque
Entre las múltiples riquezas que caracterizan la espiritualidad del pueblo afrouresano se
encuentra el valor del canto. Gran parte de la vida transcurre entre cantos y música: tareas
laborales, agrícolas, domésticas y comunitarias se realizan entre cantos y expresiones que
recrean, divierten y animan e invitan a terminar lo que se comienza. Podemos destacar y traer
a la memoria valores de grandes ancestros que se destacaron con el valor del canto, que
hoy en la memoria de la comunidad se recuerdan por su habilidad para cantar. Destacamos
aquí ancestros como Dilia Proto, Cleotilde Calle, Ester Solina Santos, Gregoria Trespalacios,
Idelfonsa Benicio, Cecilia Salgado (a esta señora le decían “la Culebra”, no sé por qué, si era
brava cantando o qué era), Cayetana Trespalacios (esta cantaba solo las “danzas de diablos,
güevas y cucambas” que se conservan allá, que también son huellas de africanos, los
diablos) y Felipe Vides, que era músico, un tipo muy grande. Recuerdan que tocaba guitarra
y tambor, entre otros.
El canto se convierte en un paliativo para caminar en el diario trajinar de lo cotidiano;
se canta lo que se vive, lo que se cree y lo que se siente. En tiempos pasados, los ancestros
uresanos tenían cantos para las actividades agrícolas y pecuarias en el monte, o sea, existía
el “canto de monte”, así como cantos para la navegación por los ríos Uré y San Jorge,
el “canto de boguería” lo llamaban, como también por el Cauca y el Magdalena. Por
todos estos ríos se animaban con sus cantos y se ayudaban con eso, entre otros. También
destacamos los cantos domésticos mientras realizaban sus labores, cantos de cuna, cantos
para la recreación y la diversión, y cantos religiosos para orar, rezar, comunicarse con Dios,
elevar el espíritu y para celebrar el trance de la muerte. En Uré, desde que el muerto está
velándose, hay canto. Es un pecado que no se le cante al muerto para llevarlo al cementerio.
Entonces son unos entierros diferentes, mucha gente, nosotros cantamos con los muertos
hasta llevarlos al cementerio.
El poder del canto es un gran potencial que tiene el pueblo afrocolombiano, muy
bien tocado por el trabajo investigativo de Velorios y santos vivos que el Museo Nacional
de Colombia realizó y que sigue como exposición itinerante por todo el país 2 . En Uré y
en la Universidad de Córdoba en Montería, la estrategia de visibilización de estos valores
y saberes nos sirvió para vernos, para conocernos, redescubrirnos, crecer y empoderar la
2 La exposición temporal Velorios y santos vivos. Comunidades negras, afrocolombianas, raizales y
palenqueras estuvo conformada por siete altares pertenecientes a comunidades negras, afrocolombianas,
raizales y palenqueras, los cuales ofrecían una muestra de los ritos con que celebran la vida de sus santos
y sus ancestros. Véase sobre la exposición, celebrada del 21 de agosto al 2 de noviembre del año 2008
en el Museo Nacional de Colombia, http://museonacional.gov.co/sites/velorios/; y sobre su versión
itinerante que se realiza desde el año 2009, http://museonacional.gov.co/sites/Velorios_site/Index.html.
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Cantos y velorios en la historia del palenque de Uré . María Yovadis Londoño Agudelo