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se encuentran antropólogos –como yo–, historiadores, museógrafos, restauradores,
historiadores del arte, etc., y las propias comunidades.
En medio de todo este comienzo de proceso formal de diálogo, debo reconocer que
las autoridades competentes en los temas de patrimonio, incluida la doctora María Victoria
de Robayo, han tenido una amplísima disposición para estudiar y reflexionar seriamente
sobre el cruce de estas miradas que compete a algunos objetos de la colección del Museo
Nacional, y obviamente hemos seguido de cerca –no solamente desde estos tres años
sino desde antes– ese proceso de revisión permanente en que se encuentran las personas
que manejan las políticas del Museo, la reflexión sobre la museología. Una prueba de esa
apertura al diálogo es justamente la invitación que han hecho para que representantes
de los pueblos indígenas puedan darnos su punto de vista sobre lo que es una discusión
permanente en los ámbitos en los que nos desenvolvemos, de parte de ustedes incluso, a
propósito de estas colecciones y de estas formas de representación.
Creo que el punto de vista de los indígenas, tal y como se está construyendo en la
realidad (porque es un proceso inacabado), contribuye a reflexionar críticamente sobre
las apuestas museográficas actuales y a deconstruir los sistemas de representación que
nosotros, “expertos” y desde esta orilla, hacemos de los otros, y nos plantean seriamente
unos retos que incluso, llevados hasta sus últimas consecuencias, conducirían a repensar
radicalmente la concepción de museo. Los indígenas, por las visitas que han hecho acá y con
sus argumentaciones, pero también con sus emociones –algunas de ellas no contenidas–
sobre lo que les está pasando a esos objetos, nos han puesto a pensar muy seriamente
sobre la pertinencia o no de la representación museal de ciertos objetos considerados
sagrados para los pueblos indígenas.
No quiero extenderme más, quiero darle la palabra a Amado y después quisiera
compartir con ustedes la voz y la presencia viva de los mamos, de los custodios de estos
objetos en la Sierra Nevada, y de lo que opinan de lo que les está pasando o lo que les
ha pasado tanto allá como acá. Es decir, es un video que también lo pone a uno a pensar
sobre la urgencia de no separar tan tajantemente lo que está pasando en la realidad de los
sitios sagrados y en otros espacios mediados de representación como el del museo, ya que
usualmente tendemos a separar el mundo de la representación del mundo de la realidad.
Queremos compartir con ustedes lo que les está pasando a ellos en su sitio sagrado y lo que
piensan ellos de estos sitios, también considerados eufemísticamente como sagrados por
nosotros, por las autoridades o por quienes tienen el control de la representación de estos
espacios museales.
Pablo Mora Calderón
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Los sewás prisioneros . Pablo Mora Calderón
Amado Villafaña