Descargue el PDF - Museo Nacional
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perdón, pero también traduce “canto de difuntos” o “canto de muertos”. Entonces fue un<br />
homenaje a nuestros ancestros que están vivos con nosotros y cuya presencia evocamos a<br />
cada momento, y que para nosotros no mueren, porque nosotros, hasta cuando lloramos,<br />
cantamos y hablamos con <strong>el</strong> difunto.<br />
Estos son valores étnicos y espirituales, como los cantos en las v<strong>el</strong>aciones y en las<br />
procesiones de entierro. Allá no hay entierro “callao” ni procesión callada tampoco; las<br />
procesiones de entierro y los entierros en sí, que a veces se vu<strong>el</strong>ven difíciles de tratar o de<br />
manejar en contextos diferentes a los que tradicionalmente han servido para ponerlos en<br />
práctica y que hoy en día son cada vez más escasos, generan un mar de conocimientos y<br />
saberes desconocidos para las generaciones de hoy, porque lo que uno hace allá no se ve en<br />
otros contextos. En los entierros ya no se sabe si es entierro o qué es, qué va a ir.<br />
Lo que V<strong>el</strong>orios hizo fue una estrategia muy linda porque nos permitió hacer lo que<br />
nosotros sabemos hacer: nos permitió la libertad de expresarnos y de decir “esto lo quiero<br />
así” o “esto no lo quiero así”, o de decir “aquí queda este difunto, queda bien es aquí”<br />
o “este altar queda bien acá”. Eso es interesante porque la gente es la que tiene ese<br />
conocimiento sobre sus difuntos, y lo más triste sería para uno que le vengan a lidiar difunto<br />
también. Esa dinámica de libertad en las c<strong>el</strong>ebraciones para <strong>el</strong> montaje de la exposición<br />
permite que la gente se ingenie, recuerde y exponga lo que sabe, lo que quiere y conoce<br />
denle torno al tema. Esta estrategia también permite que la gente que comúnmente<br />
maneja estos saberes, maestros de saberes ancestrales como las hermanas Roche, Georgina<br />
Jacobo, Clara Sot<strong>el</strong>o, Leonarda Durán, Ana Santiaga Clímaco, Carmen Rosa Santos, entre<br />
otras, se sientan valoradas, tenidas en cuenta, ya que eso que <strong>el</strong>las cantan, generalmente<br />
para sí mismas, tiene otro sentido para la gente que no conoce ni vive esto. Se revalora y se<br />
reconoce como conocimiento no solo de esa comunidad o pueblo, sino como patrimonio<br />
cultural de todo un país.<br />
El mero hecho de exhibir estos valores en <strong>el</strong> <strong>Museo</strong> <strong>Nacional</strong> se constituye en algo<br />
de trascendencia cultural no solo para nosotros sino para <strong>el</strong> país, algo que cuenta para<br />
<strong>el</strong> empoderamiento social, cultural y político que tanto hace falta en la realidad de hoy y<br />
sobre todo en la realidad histórica d<strong>el</strong> pueblo afrocolombiano. Estos procesos r<strong>el</strong>igiosos,<br />
sagrados y espirituales se constituyen en tramos de la historia no contada, en tramos de la<br />
historia invisibilizada, que requiere de dinámicas fuertes como esta para que sean conocidos,<br />
difundidos y comiencen a hacer parte de esa gran y diversa historia nuestra.<br />
V<strong>el</strong>orios que hacen historia en <strong>el</strong> palenque de Uré<br />
Las tradiciones de v<strong>el</strong>orios llegan de África y se recrean en la memoria colectiva d<strong>el</strong> pueblo<br />
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Cantos y v<strong>el</strong>orios en la historia d<strong>el</strong> palenque de Uré . María Yovadis Londoño Agud<strong>el</strong>o