Descargue el PDF - Museo Nacional
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de manifiesto los largos tránsitos entre lo secularizado y lo sacralizado, la sacralización de lo<br />
secular. Estos tránsitos son interesantes en la medida en que a lo largo de los tres últimos<br />
siglos hay una fascinación común al arte barroco y <strong>el</strong> contemporáneo, <strong>el</strong> cuerpo. Esto es<br />
lo que nos permitió determinar cuatro grandes ejes para hacer la propuesta museal: uno,<br />
pensar las r<strong>el</strong>aciones d<strong>el</strong> cuerpo expuesto, sobre todo lo que tenía que ver con qué se ve,<br />
qué se muestra, qué se refleja d<strong>el</strong> cuerpo, especialmente los usos y sentidos de la vergüenza<br />
y la desnudez. Un segundo gran tema, <strong>el</strong> desarrollo d<strong>el</strong> cuerpo oculto, que básicamente<br />
tiene que ver con la simbolización de ciertos aspectos que son esenciales a la forma como se<br />
construye identidad, también como se construye nación. En tercer lugar, los fragmentos d<strong>el</strong><br />
cuerpo, las formas como se hace arte, se hace ciencia, se desarrolla conocimiento a partir de<br />
partes de la corporeidad; y finalmente la obsesión por la muerte, por <strong>el</strong> cuerpo glorificado, <strong>el</strong><br />
cuerpo mortificado.<br />
Quiero proponer estos tránsitos en varias perspectivas. Cuando hablamos de la cultura<br />
barroca hay un <strong>el</strong>emento interesante y es que <strong>el</strong> siglo XIX no generó mayores rupturas con<br />
respecto a lo que había heredado de aqu<strong>el</strong>la tradición; al contrario, integró lo que provenía<br />
de los dos siglos inmediatamente anteriores. Tres ejemplos sencillos que involucran la<br />
secularización de lo sagrado: <strong>el</strong> tránsito de la idea católica de los padres de la Iglesia a la<br />
idea secular de los padres de la patria, sobre los que se construye nación; <strong>el</strong> tránsito de<br />
los mártires de la Iglesia a los mártires de la patria, a quienes se les levanta templos, plazas<br />
y museos dedicados a su culto; un tercer tránsito, <strong>el</strong> de las r<strong>el</strong>iquias coloniales, <strong>el</strong> cuerpo<br />
fragmentado, a las r<strong>el</strong>iquias de los padres o los héroes que han hecho nación. A este aspecto<br />
me refería al comienzo cuando decía que se incluyeron dentro d<strong>el</strong> museo aqu<strong>el</strong>los objetos<br />
que habían sido sacralizados, y los ejemplos abundan. En la exposición empleamos objetos<br />
de origen secular d<strong>el</strong> siglo XIX y XX que fueron sacralizados en virtud d<strong>el</strong> heroísmo de sus<br />
dueños: la casaca de Antonio José de Sucre, con la que supuestamente fue asesinado, y <strong>el</strong><br />
vestido que tenía Jorge Eliécer Gaitán <strong>el</strong> día de su muerte. Estos son objetos que hablan<br />
de un pasado que ha sido sacralizado y que en la propuesta de la exposición pusimos<br />
en diálogo con un r<strong>el</strong>icario colonial, una redoma con sangre procedente de un mártir d<strong>el</strong><br />
siglo IV, artefacto d<strong>el</strong> siglo XVII que procede de la iglesia de San Ignacio. Poner en diálogo<br />
r<strong>el</strong>iquias sacralizadas de los santos y seculares de los héroes de la patria rev<strong>el</strong>a la profunda<br />
r<strong>el</strong>ación de los tránsitos que he mencionado hace un momento.<br />
Ahora, una de las características de la exposición Habeas Corpus es que muchos de los<br />
objetos coloniales que empleamos estaban o son usados todavía en culto; es decir, no han<br />
sido “desacralizados” por pertenecer a un museo. Por ejemplo, algunas de las r<strong>el</strong>iquias que<br />
empleamos en la exposición, las cuales son claro ejemplo d<strong>el</strong> “cuerpo fragmentado” porque<br />
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De lo sagrado barroco a lo profano contemporáneo . Jaime Humberto Borja Gómez