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Descargue el PDF - Museo Nacional

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Los coleccionistas y, por otra parte, los curadores de algunas exposiciones en ciertos<br />

casos pierden de vista estas funciones, probablemente porque <strong>el</strong>los –como todos nosotros–<br />

realmente hacen parte de una sociedad que es otra y que ha cambiado, y lo que queda d<strong>el</strong><br />

pasado es un otro distante en <strong>el</strong> tiempo. Creo que este extrañamiento d<strong>el</strong> objeto no es en<br />

sí un defecto, pero a la hora de tratar de comunicar los sentidos, funciones y complejidades<br />

de los objetos r<strong>el</strong>igiosos y las representaciones de lo sagrado, convendría que algunos<br />

curadores y museólogos intentaran incorporar estas cuestiones en sus programas de trabajo.<br />

Estudiando la r<strong>el</strong>igiosidad barroca iberoamericana, especialmente la devoción a la<br />

Virgen en la era colonial, muchas veces percibí que algunos restauradores en <strong>el</strong> afán de<br />

lograr recuperar las piezas y volverlas a su estado original realizan un denodado esfuerzo por<br />

distinguir cómo fueron hechas originalmente, tratando de restaurar las filigranas, reparar los<br />

ojos, la pintura de los mantos de la Virgen y otras ropas de imágenes de santos, devolviendo<br />

los primeros colores, en una búsqueda casi esencialista por recuperar <strong>el</strong> “estado puro,<br />

original” de esas piezas. Para mí –desde luego– todo eso tiene un valor inmenso a la hora<br />

de comprender <strong>el</strong> objeto r<strong>el</strong>igioso en <strong>el</strong> contexto en <strong>el</strong> que fue producido y, en segunda<br />

instancia, en <strong>el</strong> contexto en <strong>el</strong> que fue apropiado en un principio. Pero situarnos en ese<br />

momento fundacional y anclarnos en él como en <strong>el</strong> único momento histórico r<strong>el</strong>evante nos<br />

priva de comprender los cambios en las funciones d<strong>el</strong> objeto r<strong>el</strong>igioso, las transformaciones<br />

de los usos y de las apropiaciones que se hicieron de él a través d<strong>el</strong> tiempo; es decir, nos<br />

aleja de la comprensión histórica de la gente, sus creencias y prácticas r<strong>el</strong>igiosas que son,<br />

necesariamente, cambiantes. Esa es la razón (y no solo <strong>el</strong> cansancio de los materiales, la<br />

ruina de las maderas y los colores) por la que una pieza de contenido o función r<strong>el</strong>igiosa<br />

muta, cambia, se deteriora o vira a otra cosa…<br />

El hecho de que un objeto más o menos arruinado por <strong>el</strong> tiempo o por <strong>el</strong> uso, marcado<br />

por las cambiantes modas, haya mutado y haya sido “envilecido” –según <strong>el</strong> punto de vista<br />

de algunos restauradores d<strong>el</strong> siglo XX y XXI– con capas “horribles” 7 de colores que no<br />

respetan <strong>el</strong> diseño original, no implica –desde mi punto de vista de historiadora y no desde<br />

<strong>el</strong> punto de vista estético, por supuesto– que esas nuevas formas no tengan r<strong>el</strong>evancia<br />

para <strong>el</strong> estudio: para los historiadores sí significan algo. Esas mudanzas en la apariencia d<strong>el</strong><br />

objeto, esas transformaciones o las intervenciones en los objetos de contenido r<strong>el</strong>igioso<br />

sirven. Desde <strong>el</strong> punto de vista de los historiadores, sirven para que podamos comprender<br />

mejor la r<strong>el</strong>igiosidad, las creencias, las formas de ver lo sagrado y construir lo sagrado en<br />

diversos momentos d<strong>el</strong> pasado, dinámicamente.<br />

7 Expresión valorativa utilizada con mucha frecuencia en las<br />

conversaciones por los restauradores de arte barroco.<br />

[17]<br />

La r<strong>el</strong>igiosidad en <strong>el</strong> museo . Patricia Fog<strong>el</strong>man

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