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Descargue el PDF - Museo Nacional

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Tercera capa d<strong>el</strong> palimpsesto: la Hermandad d<strong>el</strong> Arcáng<strong>el</strong> San Migu<strong>el</strong><br />

Las imágenes públicas, que en este caso eran determinadas por cuestiones r<strong>el</strong>igiosas,<br />

pueden explicarse menos por la procedencia de sus motivos que por la historia local que<br />

las vinculaba con un determinado lugar. En ese lugar surtían su efecto, pues eran captadas<br />

por personas establecidas ahí, otorgando simultáneamente a sus imágenes interiores y a<br />

sus sueños un lugar público. (B<strong>el</strong>ting, 2007:76)<br />

La pertenencia a la Hermandad d<strong>el</strong> Arcáng<strong>el</strong> San Migu<strong>el</strong> (Toquica, 2008:242–245) confería,<br />

según la bula papal firmada en 1661 por Alejandro VII (ACSC, sf:3r), indulgencia plenaria,<br />

que no era otra cosa que la remisión ante Dios de la pena temporal correspondiente a los<br />

pecados ya perdonados, obtenida por mediación de la Iglesia 2 . Esta figura de la economía<br />

de la salvación, tan criticada por Lutero, aliviaría <strong>el</strong> peso pecaminoso en <strong>el</strong> alma de los<br />

cofrades, para garantizar una salida menos penosa d<strong>el</strong> purgatorio y una mayor probabilidad<br />

de entrar al ci<strong>el</strong>o. La Hermandad d<strong>el</strong> Arcáng<strong>el</strong> San Migu<strong>el</strong> aglutinaba a todos los que le<br />

tenían una “especial devoción” y deseaban estar protegidos por su imagen a la hora de la<br />

muerte. En este ritual de paso, los cofrades debían “comprar cirios para <strong>el</strong> cofrade fallecido,<br />

un estandarte y un ataúd, confesarse, comulgar, rezar <strong>el</strong> rosario y dar limosna para <strong>el</strong> bien de<br />

sus almas” (ídem, 1r).<br />

Pero eso no era todo. A cambio de la remisión de los pecados, debían orar “por la<br />

concordia de los Príncipes Christianos, [la] extirpación de las herejías, y [la] exaltación de<br />

la Santa Madre Yglesia” (ídem). Esta exigencia evidencia la doble función d<strong>el</strong> arcáng<strong>el</strong><br />

san Migu<strong>el</strong> en Hispanoamérica en su desempeño dentro d<strong>el</strong> espacio heterotópico de una<br />

colonia ideal totalmente católica. Individualmente ayudaría a la salvación de las almas y,<br />

colectivamente, en su lucha contra las herejías, desplegaría todo su carácter de mensajero y<br />

guerrero, que lo había caracterizado desde los persas.<br />

El hecho de que <strong>el</strong> provisor autorizara la c<strong>el</strong>ebración de misa tres veces al año en la<br />

ermita d<strong>el</strong> “Santo Arcáng<strong>el</strong> S. Migu<strong>el</strong>”, dentro d<strong>el</strong> “Santo Convento de Nuestra Madre<br />

Sta. Clara”, puede indicar que la iglesia monacal fue dedicada a su nombre a partir de la<br />

fundación de la hermandad en 1667 o que en <strong>el</strong> mismo edificio d<strong>el</strong> convento había una<br />

ermita. Roberto Pizano registra en su texto sobre <strong>el</strong> pintor Gregorio Vásquez de Arce y<br />

Ceballos la existencia d<strong>el</strong> huerto de San Migu<strong>el</strong> en <strong>el</strong> convento (Pizano, 1926). Lo anterior<br />

justificaría <strong>el</strong> número y ubicación de sus imágenes en <strong>el</strong> actual <strong>Museo</strong> Iglesia, así como <strong>el</strong><br />

“adorno” conferido al espacio d<strong>el</strong> altar mayor, cuando:<br />

2 “Indulgencia”, Diccionario de la Real Academia Española, en http://buscon.rae.es/draeI/<br />

SrvltConsultaTIPO_BUS=3&LEMA=indulgencia. Consultado <strong>el</strong> 13 de febrero de 2012.<br />

[79]<br />

El <strong>Museo</strong> Iglesia Santa Clara . María Constanza Toquica Clavijo

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