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principio del apoyo mutuo se formula algo profundamente humano: una dependencia
recíproca, no solo de lo simultáneo, sino también de lo sucesivo. Serra adoptó el título
del escritor italiano Primo Levi, quien en 1944 fue capturado por ser judío y pertenecer a
la Resistenza, siendo luego deportado a Auschwitz, y quien en su ensayo I sommersi e i
salvati de 1986, había vuelto la necesidad del recuerdo un tema obligatorio, para descartar
cualquier posibilidad de repetición por siempre. Escribe Levi,
No somos nosotros los sobrevivientes, los verdaderos testigos… Nosotros somos
aquellos que… nunca habíamos tocado el punto más profundo del fondo. Aquel que lo
toca, aquel que ha visto la cabeza de la Medusa, ya no podía devolverse para describirlo
o enmudecía. Más bien lo son aquellos… los caídos, los testigos propios, aquellos cuyas
afirmaciones hubieran tenido un significado común.
En este sentido, la escultura es una exhortación permanente para el no-olvido y
para la comprensión de las consecuencias de lo sucedido. Se convierte en escultura del
pensamiento.
En la vivencia de la zona arqueológica y en el encuentro de las obras antes
mencionadas, se pone de manifiesto que aquí es donde yacen la raíz arquitectónica y la
esencia del contenido de Kolumba, el Museo de Arte del Arzobispado de Colonia. Este
museo de arte aún joven dentro de su concepción, vuelve su mirada hacia atrás, hacia una
larga historia como museo diocesano tradicional. En el año 1853, el Christliche Kunstverein
für das Erzbisthum Köln (Asociación Cristiana de Arte del Arzobispado de Colonia) fundó
el Erzbischöfliche Diözesanmuseum (Museo Diocesano Arzobispal). Luego de una variada
historia y la pérdida de algunos espacios durante el bombardeo de Colonia en el año
1943, el museo fue abierto en 1972 en una vivienda y anterior casa de negocios. Ya en ese
momento, los responsables pensaban en una ampliación necesaria. En 1989, la Asociación
Cristiana transfirió por razones financieras al Museo Diocesano directamente al Arzobispado
de Colonia. El arzobispo y cardenal Joachim Meisner impulsó la nueva concepción y el
nuevo proyecto bajo la dirección del historiador de arte Joachim M. Plotzek, quien tenía a
su alrededor un equipo de varios historiadores de arte más. Cuando, en 1991, comenzamos
juntos a trabajar en este proyecto, que aún hoy en día sigue desarrollándose, tanto el
museo como la colección estaban marcados por el ideario de la Asociación Cristiana de
Arte, que veía como su tarea exponer específicamente obras del arte de la Edad Media
(es decir del siglo VIII hasta el siglo XV), para así darle buenos ejemplos para sus propios
diseños a los artistas contemporáneos y simultáneamente fomentar el gusto de los visitantes
de las exposiciones. Bajo la dirección de sacerdotes, que con algunas excepciones eran
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Kolumba, el museo de la meditación . Katharina Winnekes