Descargue el PDF - Museo Nacional
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un espacio libre. En <strong>el</strong> museo, <strong>el</strong> observador ya no reza ni se inclina ante los cuadros. Está<br />
erguido y comienza con su propia reflexión y d<strong>el</strong>iberación. Las antiguas imágenes han sido<br />
despojadas de sus funciones simbólicas y representativas. Se convirtieron en autónomas,<br />
profundamente cuestionables. El arte se vu<strong>el</strong>ve un objeto personal y social de negociación.<br />
Su significación ya no está dada o fijada. Tanto los ojos y como <strong>el</strong> int<strong>el</strong>ecto la deben<br />
averiguar –o buscar– de manera crítica e interrogante. Cada cuadro es una oferta creada por<br />
<strong>el</strong> artista. Él está a la espera de una respuesta, de una apropiación sensorial y discursiva d<strong>el</strong><br />
observador. Es precisamente en esta discusión que reside <strong>el</strong> arte. Y <strong>el</strong> museo es la institución<br />
más importante que la transmite.<br />
Sin embargo, entre lo antiguo y lo nuevo, entre la iglesia y <strong>el</strong> museo, entre <strong>el</strong> espacio<br />
sacro y <strong>el</strong> espacio museal, a pesar de todas estas diferencias, existe en <strong>el</strong> fondo algo en<br />
común: se trata de la ejecución práctica de la sumersión, la contemplación y la afectación<br />
corporal. Los cuadros siguen siendo “venerados”, pero ya no como algo dado por Dios<br />
o caído d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, sino con <strong>el</strong> asombro sobre lo que significan en la experiencia compleja:<br />
únicos, originales, auténticos, atractivos, admirables y, entre todos estos, “estéticos”. De esta<br />
manera, ambos espacios, <strong>el</strong> sacro y <strong>el</strong> museal, tienen en común mostrar y esconder, cubrir<br />
y descubrir, ver e ir, contemplación y reflexión. De esta manera se escogerán dos espacios<br />
para hacer explícitas estas observaciones, la estación de arte Sankt Peter en Colonia y <strong>el</strong><br />
<strong>Museo</strong> de Arte Antiguo en Karlsruhe.<br />
El <strong>Museo</strong> de Arte Antiguo en Karlsruhe<br />
La Staatliche Kunsthalle en Karlsruhe es uno de los museos más antiguos de Alemania. Sus<br />
primeras adquisiciones se remontan a la colección de arte d<strong>el</strong> principado de Baden (Voigt,<br />
2007). Se centra en los paisajes artísticos d<strong>el</strong> alto Rin, de Suabia y d<strong>el</strong> lago de Constanza.<br />
El rol central lo ostentan los cuadros y altares góticos tanto para <strong>el</strong> uso público como para<br />
<strong>el</strong> privado. Provienen de una época de cambio, los años entre la segunda mitad d<strong>el</strong> siglo<br />
XIV y <strong>el</strong> comienzo d<strong>el</strong> siglo XVI. Este arte antepone a las oscuras sombras de los finales de<br />
la Edad Media un interés moderno d<strong>el</strong> conocimiento. Se dirige al hombre y a su historia, a<br />
la naturaleza, a la cotidianidad, a un nuevo concepto d<strong>el</strong> espacio y a una estética nueva y<br />
en ciernes. Son imágenes d<strong>el</strong> sufrimiento y la muerte, de la desesperación, d<strong>el</strong> miedo y <strong>el</strong><br />
dolor. El núcleo lo representan la así llamada Pasión de Karlsruhe, una crucifixión de Matthias<br />
Grünewald y otros pintores d<strong>el</strong> alto Rin, así como también un Cristo doliente de Durero.<br />
Al igual que en otros lugares, estas imágenes de la Baja Edad Media pierden con<br />
<strong>el</strong> correr de los años su función r<strong>el</strong>igiosa, llegan inicialmente a colecciones privadas y<br />
finalmente a los museos. En este lugar, son ahora percibidos como obras de arte y, por<br />
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Espacio sagrado-espacio museal . Friedh<strong>el</strong>m Mennekes