Descargue el PDF - Museo Nacional
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desarrollando a partir de la recopilación sustentada y estética de la obra de arte, pues no<br />
era una premisa para una idea ilustrada con obras, sin embargo podía abrir en su apertura,<br />
espacios asociativos.<br />
La exposición Hinterlassenschaft se ocupó con aqu<strong>el</strong>lo que queda: con las cosas que<br />
diseñamos y usamos, que nos habitan y nos visten, con las que jugamos y trabajamos.<br />
Partiendo d<strong>el</strong> lugar histórico, de la iglesia de Kolumba, destruida durante la guerra y de los<br />
descubrimientos arqueológicos de su historia arquitectónica, lo que quería la exposición<br />
era rastrear las hu<strong>el</strong>las de existencia humana, que se reflejan tanto en los documentos sobre<br />
objetos de la vida cotidiana como en los trabajos artísticos. Tematizó <strong>el</strong> valor de la memoria<br />
así como también nuestra responsabilidad con <strong>el</strong> trato de la herencia histórica, de la cual <strong>el</strong><br />
edificio de Kolumba es testimonio visible y al aparecer en escena la ruina de la iglesia gótica<br />
en los muros d<strong>el</strong> nuevo edificio, como una sustancia histórica de más de quinientos años. El<br />
recorrido de la exposición comenzaba desde <strong>el</strong> vestíbulo con un singular trabajo de Herbert<br />
Falken, que había descubierto para sí las señales de refacción sobre las calles asfaltadas. Los<br />
visitantes se encontraban con otras hu<strong>el</strong>las en <strong>el</strong> foyer: una lápida franca (ca. 700 d. C.) d<strong>el</strong><br />
entorno inmediato de lo que había sido la anterior iglesia a Kolumba. Unos metros más allá,<br />
fragmentos de la clave gótica de bóveda encontrada entre los escombros de las ruinas, que<br />
llevaban los escudos de los patricios de Colonia, quienes habían patrocinado la ampliación y<br />
la decoración de la iglesia durante la Edad Media.<br />
Estos hallazgos de las excavaciones arqueológicas y de los escombros de la guerra,<br />
que pueden ser vistos como certificaciones históricas o como transiciones hacia la zona<br />
arqueológica, entran en contacto simultáneamente con la gran “Z”, un trabajo de la pintora<br />
Dorothee von Windheim. En <strong>el</strong> año 1974, quitó las letras, que decían MAGAZZINO,<br />
pintadas sobre <strong>el</strong> estuco de la pared exterior de la Fortezza di Basso en Florencia, las fijó<br />
luego sobre gasa y la templó sobre un marco de madera. Así se conservó <strong>el</strong> estado en que<br />
<strong>el</strong> estuco fue encontrado en su concepción original. Sin la r<strong>el</strong>ación original de la palabra, la<br />
“Z” aislada desarrolla en su monumentalidad una significación enigmática. Se convierte en<br />
un signo al que se le ha extraviado su significación, un signo en disolución. Este fragmento<br />
de una señalización de un depósito fue tratado como un fresco medieval, que por razones<br />
de conservación fue disu<strong>el</strong>to de la pared para luego ser fijado sobre un soporte nuevo.<br />
De esta manera un motivo hallado con una utilidad real es transportado gráficamente a<br />
una obra de arte con la pretensión de permanencia. Al rescindir de los límites entre restos<br />
conservados e imagen, archivalía y obra de arte, utilización concreta y esquematización, se<br />
amplían las posibilidades para la recepción y decrece la distancia hacia <strong>el</strong> campo cotidiano<br />
de la experiencia. Así, la pregunta por la función de la imagen como información, como<br />
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Kolumba, <strong>el</strong> museo de la meditación . Katharina Winnekes