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Catecismo Romano - coro san clemente i

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son contrarias a esta sentencia las palabras que escribió el Apóstol a los de Tesalónica, diciendo: “Los muertosque descan<strong>san</strong> en Cristo, resucitarán primeramente, después nosotros que vivimos y quedamos, seremostomados juntamente con ellos por los aires al encuentro de Cristo en las nubes” 435 .Porque exponiéndolas San Ambrosio, dijo: “En el mismo acto de ser tomados precederá la muertecomo un sueño, para que apartada el alma, al momento vuelva, porque cuando sean arrebatados morirán,para que llegando al Señor, reciban las almas con su presencia, pues no pueden estar muertos con el Señor”.Y esta misma sentencia confirma San Agustín en el libro de la Ciudad de Dios.VII. Todos resucitaremos con los mismos cuerpos que ahora tenemos.180. Mas porque importa mucho persuadirnos ciertamente que este mismo cuerpo que ahora es propiode cada uno, es el que ha de resucitar aunque se haya corrompido y reducido a polvo, explicará también esto elPárroco diligentemente. Este es el sentir del Apóstol cuando dice: “Es menester que este cuerpo corruptibleexista la incorrupción” 436 , porque en aquella palabra Este declara manifiestamente el propio cuerpo. TambiénJob lo profetizó clarísimamente diciendo: “Y en mi carne veré a Dios mi Salvador, a quien he de ver yo mismo,y mis ojos han de mirar, y no otro” 437 . Lo mismo se colige igualmente de lo que significa la palabraresurrección. Porque resurrección, según el Damasceno es restitución a aquel estado de donde se descendió. Yfinalmente si consideramos la causa porque ha de haber resurrección, según poco antes la hemos declarado,nadie podrá tener razón alguna de dudar respecto de ella.VIII. Por qué ordenó el Señor la resurrección de los cuerpos.181. La causa de la resurrección de los cuerpos, según ya enseñamos, es que cada uno habrá de darcuenta de las propias obras, así buenas como malas, que hizo viviendo en el cuerpo. Luego será menester que elhombre resucite con el mismo cuerpo de que se valió para servir a Dios o al demonio, para que con el mismogoce las <strong>coro</strong>nas y premios del triunfo, o padezca las más espantosas penas y castigos.IX. No resucitarán los cuerpos con los defectos que tuvieron antes.182. Y no solamente resucitarán los cuerpos, sino se les restituirá también todo lo que pertenece a laintegridad de su naturaleza, y a la hermosura y adorno del hombre. Sobre esta leemos un ilustre testimonio deSan Agustín, que dice así: “Ningún vició habrá entonces en los cuerpos: si algunos hubiesen sidoexcesivamente gruesos, no tomarán toda la mole del cuerpo, sino que se reputará superfluo aquello queexcediere su debida proporción. Y al contrario, Cristo restituirá por virtud divina todo lo que la enfermedad ovejez hubiese consumido en el cuerpo, como también lo que faltare a los que hubiesen sido muy flacos ydelgados, porque Cristo no solamente nos volverá el cuerpo, sino también todo lo que la miseria de esta vidanos hubiere quitado”.Y en otro lugar: “No recobrará el hombre los cabellos que tuvo, sino los que fuere decente tener, segúnaquello: Todos los cabellos de vuestra cabeza están contados, porque se han de restituir según la divinasabiduría”.En primer lugar, pues, se restituirán todos los miembros, porque todos pertenecen a la perfección yentereza de la naturaleza humana. Y así los que hubiesen sido ciegos, tanto desde su nacimiento, como porcausa de alguna enfermedad, cojos, del todo mancos o débiles de cualesquiera miembros, resucitarán con uncuerpo entero y perfecto. Porque de otra suerte no quedara satisfecho el deseo del alma, que está inclinada ajuntarse con el cuerpo, siendo así que creemos ciertamente que en la resurrección ha de quedar enteramentesatisfecha toda esta propensión.Además, es cierto que en la resurrección ha de quedar enteramente satisfecho de Dios, igualmente quela creación. Luego así como Dios hizo todas las cosas perfectas en la creación, así también se ha de creer que lasvolverá a ordenar cuando resucitemos.X. Los Mártires resucitarán perfectos y resplandecientes sus cicatrices.183. Y no se ha de confesar esto solamente de los <strong>san</strong>tos mártires, de los cuales dice así San Agustín:“No estarán sin aquellos miembros que les quitaron en el martirio, porque esa falta no podría dejar de servicio del cuerpo. De otra suerte los que fueron degollados, deberían resucitar sin cabeza.” Pero quedarán en435 “Mortui, qui in Christo sunt, resurgent primi: deinde nos, qui vivimus, qui relinquinus, simul rapiermur cum illis innubibus cum Christo in aera.” I, Thessa., IV, 15, 16.436 “Oportet corruptibile hoc indueri incorruptionem.” I, Corint, XV, 53.437 “Et in carne mea videbo Deum Salvatorem meum, quem visurus sum ego ipse, et ocul mei conspecturi sunt, et nonalius.” Job., XIX, 26.113

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