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Catecismo Romano - coro san clemente i

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24 17.), al manifestar que hasta en las bestias vengará la muerte de los hombres (Gen. 9 5.), y al mandar que semate a la bestia que mató a un hombre (Ex. 21 28.); • de la razón, que nos muestra cómo los homicidas son losdestructores de la creación de Dios, ya que al dar muerte al hombre destruyen en cierto modo todas las obrasde Dios, que para el hombre han sido creadas. Además, porque habiendo sido creado el hombre a imagen ysemejanza de Dios (Gen. 1 26; 9 6.), comete grave injuria contra Dios quien destruye su imagen.Precepto afirmativo de este mandamiento[16-19] 1º El precepto de la caridad. — Al prohibirse expresamente el odio en este precepto, sesigue necesariamente la imposición del precepto de amor y caridad hacia el prójimo (Mt. 5 23-24; Rom. 12 18;Heb. 12 14; I Jn. 3 15.). Por lo tanto, Dios nos manda que por la caridad tengamos paz con todos. Las obras decaridad que este precepto nos impone son las siguientes: • la paciencia, ya que la caridad es sufrida (I Cor. 134.); • la beneficencia, que se manifestará ante todo por las obras de misericordia, ya que la caridad esbienhechora (I Cor. 13 4.); • el amor de los enemigos, tratando de devolver bien por mal y de vencer al mal conel bien (Mt. 5 44; Rom. 12 20-21.); • la práctica de todas las obras que se refieren a la mansedumbre; • y sobretodo el perdón y olvido de las injurias, que es la obra más excelente de todas las que pueden practicarse en estemandamiento. A ello nos exhorta la Sagrada Escritura, que afirma que son bienaventurados quienes obran así(Deut. 32 35; I Rey. 24 5-8; 25 32-33; II Rey. 19 20; Mt. 5 4, 9 y 44.), que Dios les concede en recompensa elperdón de sus pecados (Sal. 7 5; Eclo. 28 5, 7 y 8; Mt. 6 14; Ef. 4 32; Col. 3 15.), y que éste no les será otorgadosi ellos lo niegan a su prójimo (Mt. 6 15; 18 34.).[19] 2º El perdón de las injurias. — Siendo casi natural en el corazón humano el deseo de vengarse,deben los párrocos inculcar a sus fieles el perdón de las injurias, recordándoles que el cristiano está obligado aolvidarlas y perdonarlas, y explicándoles especialmente tres cosas:[20-21] a) La primera, que se convenzan de que la causa principal del daño o de la injuria no fue aquélde quien desea uno vengarse, sino Dios, de quien proviene todo cuanto padecemos en esta vida (Job 1 21.), yque todo lo permite por justicia o misericordia; el cual no nos persigue como a enemigos, sino que nos corrige ycastiga como a hijos (Prov. 3 11; Heb. 12 6; Apoc. 3 19.). Pues en todas estas cosas adversas, los hombres sonsólo ministros y ejecutores de Dios, y nada pueden hacernos sin la divina permisión (Gen. 45 5-8; II Rey. 1610-13.).[22] b) La segunda, que Dios concede dos grandes bienes a quien perdona de buena gana las ofensasdel prójimo: el perdón de sus propias ofensas y pecados (Mt. 6 14; 18 33.), y cierta nobleza y semejanza conDios, que hace nacer su sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos y pecadores (Mt. 5 45.).[23] c) La tercera, que nos acarreamos muchos males cuando nos negamos a perdonar las injurias delprójimo. En efecto, el que odia y guarda el deseo de la venganza, no sólo comete un pecado grave, sino queademás su alma se encuentra en un estado de pecado y de odio, agitada vehementemente mientras maquina lavenganza hasta que logra conseguirla. [24] Además, se siguen otros muchos males a la pasión de odio: cegueraespiritual (I Jn. 2 11.), juicios temerarios, ira, envidia, murmuración y otros vicios semejantes, de modo que porun solo pecado existen muchos. No sin razón se dice que éste es pecado del diablo (I Jn. 3 10-11.), que fuehomicida desde el principio (Jn. 8 44.).[25] 3º Remedios contra el odio. — Además de las consideraciones mencionadas, son lossiguientes: • ante todo, el ejemplo de nuestro Salvador, que perdonó a sus mismos verdugos después de habersido azotado, <strong>coro</strong>nado de espinas, cruelmente atormentado y clavado en una cruz por ellos (Lc. 23 34.);• luego, el recuerdo de la muerte y del día del juicio (Eclo. 7 40.): siendo en estos momentos muy necesarioalcanzar de Dios su infinita misericordia, es menester para conseguirla que olvidemos nosotros las injurias yperdonemos y amemos a los que de palabra o por obra nos hubieren ofendido.365

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