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Catecismo Romano - coro san clemente i

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EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIAINTRODUCCIÓN AL CAPÍTULO[1] Dos son principalmente los motivos que deben llevar al párroco a enseñar con diligencia a los fielescuanto mira a este Sacramento: • la primera, la extrema fragilidad y debilidad de la naturaleza humana, paraque por este sacramento adquieran la confianza en la bondad del Señor, el perdón de sus faltas, y se veanayudados por la divina gracia para andar por los caminos del Señor sin caídas ni accidentes; • la segunda, lanecesidad absoluta que tienen de este Sacramento para la salvación todos aquellos que, después del Bautismo,cayeron en alguna falta grave. Por eso los Padres llamaron a la Penitencia «segunda tabla»; y por eso, laexplicación de este Sacramento es incluso más necesaria que la del Bautismo, pues éste sólo se administra unavez y no puede iterarse, mas la Penitencia debe recibirse tantas veces cuantas ocurriere pecar después delBautismo.Nombre de la Penitencia[2] Pueden haber tres clases de penitencia:1º La primera, cuando alguien siente pesar por algo que antes le agradaba, sin detenerse apensar si era bueno o malo. Esta tristeza, que no tiene en cuenta la bondad o malicia de las cosas, es latristeza según el mundo, y es viciosa.2º La segunda, cuando alguien siente pesar de haber cometido un pecado, no por Dios, sinopor sí mismo. Este pesar es un afecto del corazón humano conmovido y perturbado.3º La tercera, cuando alguien siente pesar, con profundo sentimiento del alma, de habercometido un pecado, solamente por causa de Dios. En este tratado tomaremos la penitencia en estetercer sentido. Esta tristeza es buena, y puede ser unas veces virtud, y otras veces sacramento.Antes de pasar adelante, téngase en cuenta que en Dios no puede haber pesar de ninguna clase; por eso,cuando la Escritura nos dice que Dios se arrepintió de algo, para indicarnos que se determinó a mudar algunacosa, se está expre<strong>san</strong>do según nuestro modo de hablar, pues cuando un hombre se arrepiente de algo, procuraal punto corregirlo.La Penitencia considerada como virtud[3] Deben los fieles conocer la penitencia como virtud, pues siendo los actos de esta virtud como lamateria del Sacramento de Penitencia, si antes no entienden bien lo que es la virtud, necesariamente ignoraránel valor del Sacramento.[4] 1º Penitencia interior es aquella por la que nos convertimos de veras a Dios, detestamos yaborrecemos los pecados cometidos, y nos resolvemos a corregir la mala vida y las costumbres depravadas,con la esperanza de conseguir el perdón de la divina misericordia. De esta penitencia es consecuencia ciertodolor y tristeza que acompaña la detestación de los pecados; por eso, muchos Padres definen la penitencia poreste dolor del alma. [5] La fe no puede llamarse parte de la penitencia, porque debe precederla en el que searrepiente.[6-7] 2º Esta penitencia interior debe ser considerada como virtud por tres razones: • porque espreceptuada muchas veces en los Evangelios (Mt. 3 2; 4 17; Mc. 1 4 y 15; Lc. 3 3; 15 7 y 10; Act. 2 38.); ahorabien, la ley sólo tiene fuerza obligatoria sobre los actos que se ejecutan virtuosamente; • porque la penitencia hade ser según la razón: dolerse cómo, cuándo y en cuanto sea conveniente; y esta prudencia o moderación en eldolor tiene razón de virtud; • y por los tres objetos que se propone el que se arrepiente de su pecado, que sonlos siguientes: borrar el pecado y limpiar la culpa y la mancha del alma; satisfacer a Dios por los pecadoscometidos, lo cual pertenece a la justicia; y volver a estar en gracia de Dios, en cuya enemistad se habíaincurrido por el pecado; todo lo cual tiene razón de virtud.[8] 3º Los grados por los que se llega a esta virtud son: • en primer lugar, la misericordia de Diosviene a nuestras almas y convierte hacia El nuestros corazones (Lam. 5 21.); • luego, ilustrados por esta luz, nosdirigimos a Dios por medio de la fe (Heb. 11 6.); • sigue luego el efecto de temor, por el que el alma, teniendopresente la terribilidad de los castigos, se aparta del pecado (Is. 26 17.); • por la esperanza de alcanzarmisericordia resolvemos enmendar de vida y de costumbres (Mt. 9 2.); • por último, nuestros corazones se217

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