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Catecismo Romano - coro san clemente i

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figuras y sombras. La Iglesia militante se encuentra así en posesión del mismo Cristo, Dios y Hombre, queposee la Iglesia triunfante, con la sola diferencia de que Cristo no es aún visto por nosotros, sino venerado bajolos velos eucarísticos, mientras que en el cielo se goza ya de su feliz visión. Además, los fieles participan poreste sacramento del amor de Cristo, que quiso vivir con nosotros sin apartar de nosotros la naturaleza que denosotros había tomado (Prov. 8 31.).[33] 4º Explicación de la presencia eucarística. — En este sacramento se contiene no sólo elverdadero cuerpo de Cristo, y cuanto pertenece a su cuerpo, como los huesos y nervios, sino también a todoCristo, esto es, no sólo en cuanto hombre, sino también en cuanto Dios, ya que en Cristo la naturaleza humanaestaba unida a la divina en unión de hipóstasis o persona. [36] Esta presencia de Cristo entero se verifica, nosólo en cada especie, sino también en cualquier partícula de ambas especies. [34] Sin embargo no todas lascosas están presentes por una misma razón: • pues el cuerpo y la <strong>san</strong>gre están presentes, uno bajo las especiesde pan, y otro bajo las especies de vino, en virtud de las palabras de la consagración; • el cuerpo está presenteen la <strong>san</strong>gre, y la <strong>san</strong>gre en el cuerpo, y en ambas el alma y la divinidad, en virtud de la concomitancia, porqueCristo, al estar ya glorificado, no puede sufrir separación alguna en sus partes.[35] Aunque Cristo ya no puede sufrir separación física de sus partes, se hacen dos consagraciones en laEucaristía: • para expresar mejor la pasión del Señor, por la separación sacramental de la <strong>san</strong>gre y el cuerpo; •y para mostrar que es alimento completo del alma, comida y bebida.La transustanciación[37] 1º La cosa. — Después de la consagración no queda en el Sacramento sustancia de pan ni de vino;lo cual es una consecuencia de lo anterior. En efecto, después de la consagración el cuerpo de Cristo seencuentra bajo las especies de pan, y su <strong>san</strong>gre bajo las especies de vino; y esto sólo puede suceder: • o porcambio de lugar (lo cual no es aquí posible, pues Cristo no deja el cielo); • o por creación (lo cual tampoco esposible, pues el cuerpo de Cristo ya existe); • o por conversión del pan y del vino en el cuerpo y en la <strong>san</strong>gre deCristo. Esto último es lo que se verifica; por lo tanto, nada queda de la sustancia del pan ni del vino.[38] 2º Testimonios de la Escritura. — Cristo mismo afirmó dicha verdad, al enseñar tajantementeen varias ocasiones que nos da su cuerpo y su <strong>san</strong>gre bajo este sacramento para que sean nuestra comida ybebida (Jn. 6 52-56.); y especialmente en el momento de instituir este sacramento, cuando dijo: «Esto es micuerpo, éste es el cáliz de mi <strong>san</strong>gre» (Mt. 26 26; Mc. 14 22; Lc. 22 19; I Cor. 11 24.). Si a su carne llamacomida, y a su <strong>san</strong>gre bebida, claro está que no queda ni pan ni vino en este sacramento.[39] 3º Testimonios de los Padres y del Magisterio. — Esta ha sido también la doctrinaconstante de los Santos Padres, que han afirmado de mil maneras que, antes de la consagración, en elsacramento hay sólo pan y vino, pero que por la consagración, ese pan se hace carne de Cristo, y ese vino<strong>san</strong>gre de Cristo. Por eso, los Concilios de Letrán el Grande y de Florencia confirmaron la verdad de esteartículo (Dz 430 y 698.), y el Concilio de Trento la definió más claramente como verdad de fe (Dz. 884.). [40] Ysi llamamos «pan» a la Eucaristía incluso después de la consagración, es sólo porque conserva la apariencia depan, y porque retiene la cualidad natural de alimentar y nutrir al cuerpo, la cual es propia del pan.[41] 4º Modo de verificarse la transustanciación. — Por el poder de Dios, toda la sustancia delpan se convierte en toda la sustancia del cuerpo de Cristo, y toda la sustancia del vino se convierte en toda lasustancia de la <strong>san</strong>gre de Cristo, sin que ello suponga en nuestro Señor alteración ninguna. [42] Por estarazón, el Concilio de Trento declaró que a tan admirable conversión había que darle el nombre de«transustanciación» (Dz. 877 y 884.), esto es, de cambio de sustancia, que recta y sabiamente usaron nuestrosmayores.[43] Debe exhortarse a los fieles a no escudriñar curiosamente cómo se realiza esta misteriosaconversión, pues no podemos comprenderla, al no tener ejemplo alguno de ella en las conversiones naturalesni en la creación de las cosas; sino que deben creer sencillamente por la fe esta verdad. Y no menos han decreer sencillamente que Cristo está todo entero bajo cada una de las especies y bajo cada una de las partes decualquiera de las especies (Dz. 876 y 885.), sin querer escudriñar de qué modo. Basta que sepan que Dios así loafirma, y que «para Dios no hay nada imposible» (Lc. 1 37.).[44] Enseñarán los párrocos, por fin, que Cristo no se encuentra en este Sacramento como en un lugar,puesto que está en él sin tener extensión ninguna, sólo por su sustancia; y que como ésta está toda entera enun espacio grande como en uno pequeño, es cuestión vana tratar de averiguar si el cuerpo de Cristo consta eneste sacramento de mayor o menor cantidad.178

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