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Catecismo Romano - coro san clemente i

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ordinario suelen tropezar. La primera, que no los hablen ni los traten con demasiada aspereza. Así lo ordena elApóstol, diciendo en la Epístola a los Colosenses: “Padres, no provoquéis a indignación a vuestros hijos, paraque no se hagan pusilánimes” 1246 . Porque si en todo temen, hay peligro de que sean de ánimo cobarde ymenguado. Y así mándenles que huyan del rigor excesivo, y que prefieran corregir a vengarse de sus hijos.XXII. Que no deben los Padres ser remisos ni codiciosos por dejar a sus hijos grandes riquezas.801. Además, si cometen alguna Culpa, siendo necesario el castigo y la reprensión, no les perdonen condemasiada condescendencia, pues muchas veces se pierden los hijos por la nimia blandura y facilidad de lospadres. Y así amenácenlos con el ejemplo del Sumo Sacerdote Helí, quien fué castigado severísimamente porhaber sido muy condescendiente con sus hijos 1247 .Últimamente en la educación e instrucción de los hijos no se propongan fines torcidos, lo cual es muyfeo. Porque muchos ni entienden ni atienden a otra cosa, que a dejarles dinero, riquezas y un patrimoniomagnífico y opulento. Y los inclinan no a la religión, no a la virtud, no a los estudios de las buenas letras, sino ala avaricia y al aumento de la hacienda. Ni cuidan de la honra, ni de la salvación de sus hijos, con tal que seanricos y acaudalados; ¿qué se puede decir ni pensar más vil ni más indigno? De aquí es que dejan a los hijos, notanto sus bienes cuanto sus maldades, y abominaciones, y les sirven de guía no para el cielo, sino para lostormentos, eternos del infierno. Enseñe, pues, el Sacerdote a los Padres estas <strong>san</strong>tas máximas, y muévales aseguir el ejemplo y la virtud de Tobías 1248 , para que después que hubieren educado perfectamente a sus hijos enel servicio de Dios y en <strong>san</strong>tidad, recojan también frutos muy abundantes de amor, veneración y obediencia.1246 Patres, nolite ad indignationem provocare filios vestros, ut non pusillo animo fiant”. Coloss. III, 21.1247 ―Los hijos de Helí eran hijos de Belial, que no conocían o respetaban al Señor, ni la obligación de los sacerdotes paracon el pueblo: sino que cuando alguno, fuese el que fuese, había inmolado una víctima, venía el criado del sacerdote,mientras se cocían las carnes, y trayendo en su mano un garfio u horquilla de tres dientes, le metía en el perol, o en elcaldero, o en la marmita, y todo lo que prendía con él, lo tomaba para sí el sacerdote. Esto hacían con todos los de Israelque venían a Silo. Y aun antes que quemasen la grosura de la víctima, venía el criado del sacerdote, y decía al queinmolaba: Dame de la carne para guisársela yo al sacerdote, según su gusto; pues no he de tomar de ti la carne cocida sinocruda. Decíale el que inmolaba: Quémese ahora primero la grosura, según el rito, y llévale después todo lo que quisieres.Mas él respondía diciendo: No; ahora me la has de dar; de lo contrario te la quitaré yo por fuerza. Era, pues, el pecado deestos hijos de Helí enormísimo a los ojos del Señor; por cuanto retraían a la gente de sacrificar al Señor‖. I, Eeg. II, 12 y 18.―En aquel día yo verificaré cuanto tengo dicho contra Helí y su casa: daré principio a ello, y lo concluiré. Porque ya lepredije que había de castigar perpetuamente su casa por causa de su iniquidad: puesto que sabiendo lo indignamente quese portan sus hijos, no los ha corregido como debía. Por lo cual he jurado a la casa de Helí, que su iniquidad no se expiarájamás ni con víctimas ni con ofrenda‖s. I, Keg. III, 1214.―Huyó Israel delante de los Filisteos, y ha sido grande el destrozo del ejército; y además han quedado muertos tus dos hijosOfni y Finés, y el arca de Dios ha sido cogida. Apenas el hombre hubo nombrado el Arca de Dios, cayó Helí de espaldas dela silla junto a la puerta, y quebrándose la cerviz, murió: siendo como era ya hombre anciano y de una edad decrépita. FuéHelí juez de Israel cuarenta años‖. I, Reg. IV, 1719.1248 ―Pen<strong>san</strong>do, pues Tobías que Dios habría oído la oración que le había hecho para que le sacase de este mundo, llamócerca de sí a su hijo Tobías, y le dijo: Escucha, hijo mío, las palabras de mi boca, y asiéntalas en tu corazón, como porcimiento. Luego que Dios recibiere mi alma, entierra mi cuerpo; y honrarás a tu madre todos los días de tu vida: porquedebes tener presente lo que padeció, a cuantos peligros se expuso por ti, llevándote en su seno. Y cuando ella habrátambién terminado la carrera de su vida, la enterrarás justo a mí. Tú, empero, ten a Dios en tu mente todos los días de tuvida; y guárdate de consentir jamás en pecado, y de quebrantar los mandamientos del Señor Dios nuestro.. Haz limosnade aquello que tengas, y no vuelvas tus espaldas a ningún pobre: que así conseguirás que tampoco el Señor aparte de ti surostro.―Sé caritativo según tu posibilidad. Si tuvieres mucho, da con abundancia; si poco, procura dar de buena gana aun de estopoco que tuvieres: pues con esto te atesoras una recompensa para el día del apuro. Por cuanto la limosna libra de todopecado y de la muerte eterna, y no dejará caer el alma en las tinieblas del infierno; si no que será la limosna motivo de granconfianza delante del Soberano Dios para todos los que la hicieren. Guárdate, hijo mío, de toda fornicación o impureza, yfuera de tu mujer nunca cometas el delito de conocer otra. No permitas jamás que la soberbia domine en tu corazón o entus palabras: porque de ella tomó principio toda especie de perdición. A cualquiera que haya trabajado algo por ti, daleluego su jornal, y por ningún caso retengas en tu poder el salario de tu jornalero. Guárdate de hacer jamás a otro lo que noquisieras que otro te hiciere a ti. Come tu pan compartiéndole con los hambrientos y menesterosos, y con tus vestidoscubre a los desnudos. Pon tu pan y vino sobre la sepultura del justo, y no comas ni bebas de ello con los pecadores. Pidesiempre consejo al hombre sabio. Alaba al Señor en todo tiempo; y pídele que dirija tus pasos, y que estén fundadas en éltodas tus deliberaciones. Te hago saber también, hijo mío, como presté, siendo tú aún niño, diez talentos de plata aGabelo, residente en Eagés, ciudad de los Medos, y conservo en mi poder el recibo firmado de su mano: por tanto procurabuscar modo cuando vayas allá, y recobres de él la sobredicha cantidad de dinero, devolviéndole su recibo. No temas, hijo363

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