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Catecismo Romano - coro san clemente i

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II. De los grandes bienes que produce la oración 1834 .1834Los Santos Doctores como habían experimentado los grandes provechos de la Oración, dicen tantas y tan encarecidascosas de sus excelencias que si las hubiéramos de referir extendidamente fuera menester hacer un libro muy grande; mas,no podemos dejar de apuntar algunas cosas de las muchas que ellos dijeron para aficionar a esta celestial virtud a los queno la conoeen, y confirmar a los que la han comenzado a conocer. Primeramente, el glorioso Padre San Agustín, dice quela Oración es llave del Cielo, la cual hace a todas sus puertas y a todos los cofres de los tesoros de Dios sin que se leesconda nada.Y en otro lugar: que lo que es el mantenimiento para el cuerpo, eso es, la Oración para el alma. En otra partedice: ¿Qué cosa hay más excelente que la Oración? ¿Qué cosa más dulce para el alma?¿Qué cosa más alta y levantada entoda la religión cristiana?El Bienaventurado San Crisóstomo escribe dos libros de la Oración, en los cuales, y en otros muchos lugares, dice deella maravillosas alabanzas. En un lugar dice: ―¿Qué cosa puede ser más justa, ni más hermosa, ni más <strong>san</strong>ta, ni más llenade sabiduría, que el alma que tiene trato y comunicación con Dios? Porque si los que suelen tratar con sabios, en pocotiempo se hacen sabios ¿qué diremos de los que siempre hablan con Dios y comunican con él? ¡Oh cuánta es la sabiduría!;¡cuánta virtud! ¡Cuánta la prudencia, la bondad, la templanza, y la igualdad de costumbres que trae consigo el estudio dela Oración! Por lo cual no errará el que dijere ser la Oración causa de toda virtud y justicia, y que, ninguna cosa de las queson necesarias para la verdadera piedad, puede entrar en el alma donde falta la Oración.‖En otro lugar enseña: “Que la Oración es alma de nuestras obras, muro de nuestra conciencia, cimiento del edificioespiritual, lastre del navio de la gracia, agua en une viven nuestras potencias como peces en el estanque, arma parapelear con los enemigos invisibles y leña con que se enciende el amor de Dios. Y así como el cuerpo sin alma secorrompe, y la ciudad sin muros es saqueada, y el navio sin lastre fácilmente se trastorna, y el cuerpo sin nervios notiene vigor, y el soldado sin armas es vencido, y los peces fuera del agua luego mueren, y el fuego sin leña no seconserva; así también nuestra alma, batida con tanta artillería de tentaciones, oprimida de nuestras malasinclinaciones, y cercada de tantos vicios, si la Oración le falta, muy a peligro está de perece! miserablemente.”Encareciendo esto más, dice: ―Que el alma que deja el ejercicio de la Oración viene a quedar muerta con pecados, fea convicios, hedionda con malos ejemplos y llena de remordimientos.‖ San Juan Clímaco tratando de la oración, dice así: “LaOración es unión del alma con Dios, es guarda del mundo, perdón de los pecados, madre de las lágrimas, puente parapasar las tentaciones, victoria de las batallas, obra de los Angeles, mantenimiento de ios espíritus, gusto de la gloriaadvenidera, obra que no tiene íin, venero de virtudes, procuradora de las gracias, sustento del alma, lumbie delentendimiento, espejo de aprovechamiento, estribo de la esperanza, arma contra la tristeza, y finalmente es tribunal quepreviene y excusa el juicio advenidero.”El glorioso San Bernardo, que tan experimentada tenía la virtud de la oración, dice de ella grandes y maravillosasalabanzas, y la encomienda muy encarecidamente; y en esto gasta los Libros que escribió de la Consideración al PapaEugenio. Pero fuera de esto en otros muchos lugares la encarece mucho. En uno dice asi: “¿Qué cosa es tan provechosacomo la oración? La cual es sacrificio para Dios, música para los Angeles, convite para los Santos, socorro para loscontritos, remedio para los penitentes, saeta contra los enemigos, y escudo para los errados.‖A esto añade San Buenaventura lo que sigue: “Si quieres alcanzar virtud y fortaleza para vencer las tentaciones delenemigo, seas hombres de oración. Si quieres mortificar tu propia voluntad con todas sus aficiones y deseos, seashombre de oración. Sí quieres conocer las astucias de Satanás y librarte de sus engaños, seas hombre de oración. Siquieres vivir alegremente y caminar con suavidad por el camino de la penitencia y del trabajo, seas hombre de oración.Si quieres fortalecer y confirmar tu corazón en el camino de Dios, seas hombre de oración. Finalmente si quieresdesarraigar de tu alma todos los vicios, y plantar en su lugar todas las virtudes, seas hombre de oración; porque conella se efectúa la unión y la gracia del Espíritu Santo, la cual enseña todas las cosas.”Muy semejante a éste es el testimonio del devotísimo San Lorenzo Justiniano, que dice así: “En el ejercicio de laoración se limpia el alma de los pecados, apaciéntase la caridad, alúmbrase la fe, fortalécese la esperanza, alégrase elespíritu, pacifícase el corazón, descúbrese la verdad, véncese la tentación, huye la tristeza, repárase la virtudempequeñecida, despídese la tibieza, consúmese el orín de los vicios, y en ella saltan centellas vivas de deseos del cielo,entre las cuales arde la llama viva del divino amor; a ella están siempre atentos los oídos de Dios, ella alegra losángeles, regocija los Santos, penetra los cielos, espanta los demonios, vence los enemigos, trueca los hombres, junta elalma con Dios, y hace que moremos con gusto dentro de nosotros.”Todas estas son palabras de este Santo Doctor. A ellas quiero añadir lo que dice el venerable y devotísimo AbadLudovico Blosio en la regla de la vida espiritual: ―La oración es un arma impenetrable, refugio cierto, puerto seguro,castillo roquero; sola ella ahuyenta todos los males del alma, quita la pena debida a los pecados, repara las negligenciaspasadas, alcanza la gracia divina, consume los malos deseos, doma las pasiones desenfrenadas del ánima, sujeta losenemigos, vence las tentaciones, alivia los trabajos, desecha la tristeza, junta al hombre con Dios, y unido con él, lo levantaa la eterna gloria.Con la oración alcanzarás todo lo que hubieres menester.‖ El autor del libro llamado ―Subida al Monte Sión‖, que fue unvarón muy espiritual y contemplativo, y de mucha experiencia en cosas de oración, concuerda muy bien con todo losobredicho, y dice así: “En el camino de la oración, el que anduviere con perseverancia y trabajare con discreción, lo quesegún sus fuerzas pudiere, este tal no tenga duda de alcanzar de la divina clemencia, más bienes y riquezas de las quesupiere desear.”506

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