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Catecismo Romano - coro san clemente i

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cual se renovase aquel sacrificio <strong>san</strong>griento, que de allí a poco había de ofrecerse una vez en la cruz, y hasta elfin del mundo se celebrase su memoria cada día con suma utilidad por la Iglesia esparcida por toda la redondezde la tierra.LXXI. En qué se diferencia el Sacramento del Sacrificio.483. Mucho se diferencian entre sí el Sacramento del Sacrificio. Porque el Sacramento se perfeccionapor la consagración, mas como Sacrificio toda su fuerza está en que sea ofrecido. Por esto la Sagrada Eucaristíacuando está en el copón o se lleva a los enfermos, tiene razón de Sacramento, mas no de Sacrificio. Además deesto, como Sacramento causa mérito y todas aquellas utilidades, de que antes se trató, en los que reciben lasagrada Hostia. Mas, como Sacrificio, no sólo tiene virtud de merecer, sino también de satisfacer. Porque asícomo Cristo Señor nuestro mereció en su Pasión por nosotros y juntamente satisfizo, así los que ofrecen esteSacrificio, en el cual comunican con nosotros; merecen los frutos de la pasión del Señor y al mismo tiemposatisfacen.LXXII. Cuándo se instituyó este Sacrificio.484. Acerca de la institución de este Sacrificio, ya no ha dejado lugar a duda alguna el Santo Concilio deTrento: declarando que le instituyó Cristo Señor nuestro en la última cena, y al mismo tiempo fulminandoanatema 759 contra los que afirman, que no se ofrece en él a Dios Sacrificio verdadero y propio, o que el ofrecerleno es otra cosa que dársenos Cristo para ser comido.LXXIII. El Sacrificio no puede ofrecerse sino a sólo Dios.485. Tampoco dejó el Santo Concilio 760 de explicar con cuidado que a sólo Dios se ofrece Sacrificio. Puesaunque la Iglesia suele celebrar Misas en memoria y honor de los Santos, con todo, nunca enseñó que se ofrecíaa ellos el Sacrificio, sino a sólo Dios, quien <strong>coro</strong>nó a los San-tos de gloria inmortal. Por tanto, nunca dice elSacerdote: A ti, Pedro, o Pablo, ofrezco este Sacrificio, sino que ofreciéndole a sólo Dios le da gracias por lavictoria insigne de sus gloriosos mártires. Y de este modo imploramos su patrocinio, para que se digneninterceder por nosotros en los cielos aquellos cuya memoria celebramos en la tierra.LXXIV: En donde se nos enseña la doctrina del Sacrificio y Sacerdocio de la nueva Ley.486. Estas cosas que enseña la Iglesia católica sobre la verdad de este Sacrificio, las aprendió de laspalabras del Señor, quien encomendando a los Apóstoles en aquella noche última estos mismos sagradosmisterios, dijo: “Haced esto en memoria de mí”. Entonces los instituyó Sacerdotes, como lo definió el SantoConcilio de Trento, y mandó que ellos y todos los que les sucediesen en el ministerio sacerdotal, sacrificasen yofreciesen su cuerpo. Y bastantemente muestran también esto mismo las palabras del Apóstol diciendo a losCorintios: “No podéis beber el Cáliz del Señor, y el Cáliz de los demonios; no podéis ser participantes de lamesa del Señor y de la mesa de los demonios”. Porque así como por la mesa de los demonios se ha de entenderel altar donde se les sacrificaba, así también (para que se concluya con un discurso probable, lo que propone elApóstol) no puede significar otra cosa la mesa del Señor, que el altar, en que se ofrece Sacrificio al Señor.LXXV. De las figuras y profecías antiguas de la Eucaristía.sacerdotes en memoria de su tránsito de este mundo al Padre, cuando derramando su <strong>san</strong>gre nos redimió, nos sacó delpoder de las tinieblas y nos transfirió a su reino. Y esta es, por cierto, aquella oblación pura, que no se puede manchar porindignos y malos que sean los que la ofrezcan; la misma que predijo Dios por Malaquías que se había de ofrecer limpia entodo lugar a su nombre, que había de ser grande entre todas las gentes; y la misma que significa sin obscuridad el ApóstolSan Pablo, cuando dice escribiendo a los de Corinto: " Que no pueden ser partícipes de la mesa del Señor, los que estánmanchados con la participación de la mesa de los demonios", entendiendo en una y otra parte, por la mesa el altar. Esta esfinalmente aquella que se figuraba en varias semejanzas de los sacrificios en los tiempos de la ley natural y de la escrita;pues incluye todos los bienes que aquellos significaban, como consumación y perfección de todos ellos‖. Cap. 1, de la ses.XXII.759 ―Si alguno dijere, que no se ofrece a Dios en la Misa verdadero y propio sacrificio; o que el ofrecerse éste no es otra cosaque darnos a Cristo, para que le comamos; sea excomulgado‖. Can. I, de las ses. XXII.760 ―Y aunque la Iglesia haya tenido la costumbre de celebrar en varias ocasiones algunas misas en honor y memoria de los<strong>san</strong>tos; enseña no obstante que no se ofrece a éstos el sacrificio, sino sólo a Dios que les dió la <strong>coro</strong>na; de donde es, que nodice el sacerdote: ―Yo te ofrezco a ti Pedro o Pablo sacrificio; sino que dando gracias a Dios por la victorias que éstos alcanzaron,implora su patrocinio, para que los mismos <strong>san</strong>tos de quienes hacemos memoria en la tierra, se dignen intercederpor nosotros en el cielo‖. Conc. Trident. cap. III, de la sess. XXII.213

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