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Revista Volumen I (formato pdf) - Academia Puertorriqueña de ...

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Salvador E. Casellas 33figura pública? Basta con mencionar dos ejemplos. El mes <strong>de</strong> juliopasado, Jeffrey Archer, figura prominente en el Partido ConservadorInglés obtuvo una consi<strong>de</strong>rable compensación luego <strong>de</strong> que<strong>de</strong>mandara a un periódico por publicar que había tenido relacionessexuales con una prostituta. Por otro lado, el pasado mes <strong>de</strong> agosto,un periódico informó que durante un intento <strong>de</strong> golpe <strong>de</strong> Estado asu gobierno, la Presi<strong>de</strong>nte Corazón Aquino se había escondido bajosu cama. La señora Aquino no vaciló en tomar acción judicialcontra el periodista y cuatro ejecutivos <strong>de</strong>l periódico.En mi opinión, estos otros países no han variado la normaporque compren<strong>de</strong>n claramente que la acción <strong>de</strong> daños es el únicoremedio que tiene el funcionario o figura pública para protegersecontra los excesos <strong>de</strong> los medios noticiosos y que su meraexistencia necesariamente le impone disciplina, cautela y mesura adichos medios. Cuando no está presente la posibilidad <strong>de</strong> ejercitarla acción tradicional <strong>de</strong> daños por difamación, me parece que labalanza se inclina <strong>de</strong>smedidamente a favor <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong>comunicación, convirtiendo al funcionario o figura pública enblanco fácil <strong>de</strong> ataques contra su honra, su reputación y suintimidad. En otras palabras, a raíz <strong>de</strong>l caso <strong>de</strong> New York Times,el llamado "cuarto" po<strong>de</strong>r parece tener ahora, en cuanto al temaque nos ocupa, un po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>smedido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestro marcoconstitucional y <strong>de</strong>mocrático.Creo que al truncar la acción por difamación requiriendo prueba<strong>de</strong> malicia real en el caso <strong>de</strong> funcionarios y figuras públicas, la<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l Tribunal Supremo <strong>de</strong> Estados Unidos ha alterado elequilibrio histórico y fundamental entre los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> la prensa yel individuo. Ello ha traído como resultado, me imagino queimprevisto, un hostigamiento inaceptable <strong>de</strong> los medios noticiososcontra algunas <strong>de</strong> estas personas y que en balance, especialmenteen Puerto Rico, el resultado ha sido negativo para la vida pública<strong>de</strong>l país, y por en<strong>de</strong>, para nuestro ente colectivo.Otra <strong>de</strong> las consecuencias <strong>de</strong> New York Times es el que cada díase dificulta más el po<strong>de</strong>r interesar y reclutar personas talentosaspara el servicio público. Un país sin lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>ninevitablemente cae en la mediocridad.Recientemente hemos visto a personas como Gary Hart yDouglas H. Ginsburg <strong>de</strong>jar a un lado unas legítimas ambicionespor causa <strong>de</strong> ciertas informaciones publicadas sobre ellos. Hemos

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