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Cosmovisión, Historia y Política en los Andes - La Casa del Corregidor

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de imprecisión, Lionel Vallée 123 afirma que la Pachamama sería aquello de donde todo<br />

provi<strong>en</strong>e y a donde todo retorna: plantas, animales, montañas, el Sol, la Luna y el arco iris.<br />

Es errado atribuir al hombre andino la asimilación pl<strong>en</strong>a <strong>del</strong> discurso occid<strong>en</strong>tal, asimilación<br />

interpretada mediante la simple transposición de términos, deidades y funciones proced<strong>en</strong>tes<br />

<strong>del</strong> cristianismo; pero también está errada la interpretación que pret<strong>en</strong>de establecer<br />

según la lógica bival<strong>en</strong>te, una ubicación taxativa y una función unívoca de las deidades<br />

andinas. Existe sin duda flexibilidad <strong>del</strong> imaginario andino para asimilar cont<strong>en</strong>idos proced<strong>en</strong>tes<br />

de otros universos culturales, de manifestar las formas y <strong>los</strong> ritos cristianos; pero de<br />

ahí suponer que <strong>los</strong> cont<strong>en</strong>idos profundos de dicha religión hayan sido pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te apropiados,<br />

es un despropósito. Existe también ambigüedad respecto de las id<strong>en</strong>tidades y las funciones<br />

de las deidades, pero la anfibología no implica tampoco una indistinción tal que a<br />

nombre <strong>del</strong> holismo, mezcla todo, por ejemplo, con una imag<strong>en</strong> panteísta de la Pachamama.<br />

Por lo demás, la categoría triádica de compr<strong>en</strong>sión de la realidad ti<strong>en</strong>e, sin duda, alcance<br />

prehispánico y hoy, como antes, el imaginario colectivo ha reconstituido las manifestaciones<br />

culturales de superficie, acomodando <strong>los</strong> cont<strong>en</strong>idos a la visión tradicional. Dicha manifestación<br />

r<strong>en</strong>ovada, sin embargo, manti<strong>en</strong>e la conceptuación <strong>del</strong> espacio y <strong>del</strong> tiempo como<br />

una unidad que permite establecer la constitución de totalidades articuladas y conexas con<br />

otras totalidades complejas: pachas. Así, <strong>en</strong> cada mundo surge una relativa ambigüedad<br />

estableciéndose relaciones semi-difer<strong>en</strong>ciadas y tanto contradictorias como complem<strong>en</strong>tarias.<br />

Aparece el espacio rebosando <strong>los</strong> límites de la repres<strong>en</strong>tación euclidiana, se hace pres<strong>en</strong>te<br />

una ubicuidad mágica de las deidades, las fronteras sagradas se fijan y se diluy<strong>en</strong>, se<br />

rehac<strong>en</strong> y se repueblan, y <strong>en</strong> lugares, mom<strong>en</strong>tos y circunstancias especiales, surge con la<br />

fuerza de la cre<strong>en</strong>cia cósmica, un animismo soberbio que resguarda la adscripción cultural.<br />

<strong>La</strong> t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia fi<strong>los</strong>ófica que cosifica y objetiva, que caracteriza y <strong>en</strong>uncia funciones verdaderas<br />

demarcando las proposiciones falsas como contrarias a la ci<strong>en</strong>cia, no alcanza a abrazar<br />

el imaginario andino. Para hacer esto es necesario compr<strong>en</strong>der la anfibología de <strong>los</strong><br />

dioses, la ambigüedad de las funciones, la compleja relación ritual de <strong>los</strong> hombres con sus<br />

dioses, también es necesario s<strong>en</strong>tirse vinculado con las deidades de <strong>los</strong> cerros e inclusive<br />

con lo que el discurso cristiano ha id<strong>en</strong>tificado como el demonio de <strong>los</strong> <strong>Andes</strong>: Supay.<br />

Si Supay fuera el demonio andino <strong>en</strong>tonces de acuerdo a la teología católica no podría habitar<br />

<strong>en</strong> el mundo de <strong>en</strong> medio. Sin embargo, Carm<strong>en</strong> Salazar-Soler 124 afirma que el Muki (el<br />

Supay de las minas de Julcani), vivía <strong>en</strong> el kay pacha comparti<strong>en</strong>do el mineral con <strong>los</strong> incas;<br />

posteriorm<strong>en</strong>te se convirtió <strong>en</strong> un habitante <strong>del</strong> ukhu pacha adquiri<strong>en</strong>do una fisonomía<br />

relativam<strong>en</strong>te maligna. Sin embargo, al id<strong>en</strong>tificarse el Muki con el Wamani o dios de <strong>los</strong><br />

cerros, adquirió una configuración simbólica tectónica y g<strong>en</strong>ésica: se trata de una divinidad<br />

de la fertilidad con una sexualidad excesiva y desbordante, divinidad que auspicia la producción<br />

y que castiga a través de ella. Por su parte, Juan Núñez <strong>del</strong> Prado 125 reconoce la<br />

123 “El discurso mítico de Santa Cruz Pacacuti Yanqui”. Allpanchis Phuturinqa Nº 20. Op. Cit. 1982, p. 107.<br />

124 "El Tayta Muki y la ukupacha: Prácticas y cre<strong>en</strong>cias religiosas de <strong>los</strong> mineros de Julcani" <strong>en</strong> Journal de<br />

la Société des Américanistes Nº 73. Paris, 1987. pp. 194 ss.<br />

125 “El mundo sobr<strong>en</strong>atural de <strong>los</strong> quechuas <strong>del</strong> sur <strong>del</strong> Perú”. Op. Cit. p. 117.<br />

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