12.05.2013 Views

Cosmovisión, Historia y Política en los Andes - La Casa del Corregidor

Cosmovisión, Historia y Política en los Andes - La Casa del Corregidor

Cosmovisión, Historia y Política en los Andes - La Casa del Corregidor

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Albó pi<strong>en</strong>sa que inclusive <strong>en</strong> <strong>los</strong> casos de éxito económico de <strong>los</strong> aymaras urbanos, rechazan<br />

<strong>en</strong>fáticam<strong>en</strong>te la d<strong>en</strong>ominación de q’aras 191 . Esto se confirma con <strong>los</strong> estudios de Gilles<br />

Rivière qui<strong>en</strong> hace refer<strong>en</strong>cia al uso de la palabra q’ara-cholo 192 <strong>en</strong>tre <strong>los</strong> aymaras de<br />

Sabaya para señalar a qui<strong>en</strong>es han declinado la id<strong>en</strong>tidad de sus oríg<strong>en</strong>es.<br />

Albó sosti<strong>en</strong>e que sin importar las peculiaridades raciales, económicas o sociales, q’ara es<br />

aquél que no cumple con <strong>los</strong> deberes comunitarios de la reciprocidad, careci<strong>en</strong>do de “pl<strong>en</strong>itud<br />

social y cultural”. Por contraste, <strong>en</strong> el jaqi persistiría un refer<strong>en</strong>te de id<strong>en</strong>tidad cultural<br />

pese a la influ<strong>en</strong>cia e imposición de cont<strong>en</strong>idos prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de la cultura occid<strong>en</strong>tal. No<br />

importa si se trata de aymaras comuneros aj<strong>en</strong>os al trajín de las ciudades, si se trata de aymaras<br />

emigrantes que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> c<strong>en</strong>tros de colonización o <strong>en</strong> ciudades, no ti<strong>en</strong>e importancia<br />

si son aymaras que definieron sus actividades, funciones y ocupaciones <strong>en</strong> vastos espacios<br />

suburbanos; <strong>en</strong> cuanto despliegan su vida prevalec<strong>en</strong> <strong>en</strong> el<strong>los</strong> las categorías de la complem<strong>en</strong>tariedad<br />

y la jerarquía. El sujeto de la colectividad, esté donde esté, al cumplir obligaciones<br />

de reciprocidad según el imaginario atávico de la lógica étnica, sigue si<strong>en</strong>do jaqui.<br />

Recíprocam<strong>en</strong>te, si el aymara ejerce relaciones de dominio sobre otro gracias a cualquier<br />

conting<strong>en</strong>cia económica, social o histórica, <strong>en</strong>tonces no se convierte <strong>en</strong> q´ara, sino <strong>en</strong><br />

q’ara-cho<strong>los</strong>: asume el rol de qui<strong>en</strong> explota y es explotado, de qui<strong>en</strong> oprime y es discriminado,<br />

de qui<strong>en</strong> sufre pero también det<strong>en</strong>ta formas específicas de poder.<br />

El aymara que se convierte <strong>en</strong> q’ara-cholo se aleja de la comunidad étnica, pero pasa a<br />

ocupar un lugar jerárquico completando el ord<strong>en</strong> de las cosas. Si bi<strong>en</strong> la oposición “comunero”<br />

– “no comunero” permite visualizar al jaqi como el sujeto comprometido con lo <strong>en</strong>dóg<strong>en</strong>o<br />

de la colectividad, el nuevo explotador que ahora oprime a <strong>los</strong> suyos, cumple una<br />

labor necesaria. Los jaqis esperan la restitución <strong>del</strong> equilibrio por la explotación que ejerce<br />

el q’ara-cholo contra el<strong>los</strong>, esperan que la reciprocidad <strong>del</strong> individuo con la comunidad se<br />

exprese <strong>en</strong> la redistribución de la riqueza particular, frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la forma de celebraciones,<br />

libaciones, ev<strong>en</strong>tos y fiestas con el auspicio financiero <strong>del</strong> q’ara-cholo. Si lo hace,<br />

se restituye una relación estam<strong>en</strong>tal, armónica y complem<strong>en</strong>taria basada <strong>en</strong> el perstigio y la<br />

difer<strong>en</strong>cia integrando a <strong>los</strong> m<strong>en</strong>os favorecidos.<br />

Según Nelson Manrique 193 , las relaciones coloniales desde el siglo XVI han determinado<br />

que el colonizador visualice al otro, el conquistado, el subalterno, como una concreción<br />

humana imperfecta e inferior. Tal her<strong>en</strong>cia ideológica permanece todavía hoy día <strong>en</strong> el<br />

mundo andino habi<strong>en</strong>do consolidado una “m<strong>en</strong>talidad colonial”. El soporte ideológico para<br />

aceptar y ejercer la discriminación, para resistir y desviar, o para ajustar e int<strong>en</strong>sificar la<br />

opresión <strong>en</strong> cualquier forma de conviv<strong>en</strong>cia social, es la lógica tradicional, conservadora y<br />

rutinaria de un imaginario colectivo post-colonial.<br />

191 Q´ara significa “pelado”, y refiere a qui<strong>en</strong> no vive de su trabajo, sino de la explotación que ejerce sobre<br />

<strong>los</strong> demás. Véase de Xavier Albó, “Pachamama y q´ara”. Op. Cit. pp. 78, 84.<br />

192 <strong>La</strong> palabra es un neologismo con el cual se d<strong>en</strong>ota una posición intermedia de explotador y víctima.<br />

Véase ”Dualismo y cuadripartición <strong>en</strong> Carangas”. En Revista <strong>del</strong> Museo de Etnografía y Folklore N° 12.<br />

<strong>La</strong> Paz, 1984. p. 38.<br />

193 “El otro de la modernidad: Los pastores de puna”. Manuscrito. Lima, 1991, pp. 32 ss.<br />

158

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!