Cosmovisión, Historia y Política en los Andes - La Casa del Corregidor
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l<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> su contra y que <strong>los</strong> empleaban como mano de obra. Sin embargo, existieron ciertas<br />
posibilidades de tránsito social. Por ejemplo, <strong>los</strong> urus <strong>en</strong>riquecidos figuraban <strong>en</strong> la administración<br />
española como aymaras. En Chucuito se asimilaron a <strong>los</strong> lupacas, habiéndose<br />
dado otros f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os como la diseminación <strong>en</strong>dóg<strong>en</strong>a <strong>en</strong> Coquemarca y, <strong>en</strong> el caso de<br />
Coata, cierta autonomía cultural que incluía el ejercicio político de sus propias autoridades.<br />
Así, <strong>en</strong>tre <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> XV y XVII <strong>en</strong> el Alto Perú, hubo procesos difer<strong>en</strong>tes y combinaciones<br />
heteróclitas y complejas heredadas de sucesivas ocupaciones. Se tejieron relaciones de dominio,<br />
asimilación e incluso g<strong>en</strong>ocidio, quedando la id<strong>en</strong>tidad aymara como un conjunto<br />
fuerte de rasgos que sobrevivieron al dominio quechua e ibérico.<br />
Nathan Wachtel dice que <strong>en</strong>tre <strong>los</strong> urus hubo gradaciones que incluían desde <strong>los</strong> más ricos<br />
asimilados a <strong>los</strong> aymaras, hasta <strong>los</strong> urus ochozumas que se concebían como sub-humanos.<br />
Huidizos de todo contacto cultural, era g<strong>en</strong>te que vivía <strong>en</strong>tre las cañas y la totora <strong>del</strong> lago,<br />
asociada con el agua y lo húmedo. En el siglo XVI, para <strong>los</strong> aymaras de Chucuito por ejemplo,<br />
constituían el otro, con relación a qui<strong>en</strong> forjaron su propia id<strong>en</strong>tidad: la id<strong>en</strong>tidad de<br />
hombres y mujeres de tierra asociados con lo seco.<br />
En la relación más baja de dominio étnico y económico se mantuvo la categoría de jerarquía<br />
pero también se rehizo la complem<strong>en</strong>tariedad. Por ejemplo, aunque <strong>los</strong> urus estaban<br />
sometidos al poder y la dominación de <strong>los</strong> aymaras, hubo <strong>en</strong>tre el<strong>los</strong> juegos de relación dual<br />
complem<strong>en</strong>taria, la que se expresaba <strong>en</strong>tre <strong>los</strong> urus ricos con <strong>los</strong> urus ochozumas. Nathan<br />
Wachtel señala que <strong>los</strong> urus se d<strong>en</strong>ominaban a sí mismos “hombres <strong>del</strong> lago” u “hombres<br />
<strong>del</strong> agua” (Kot suña y Jas-shoni). El mismo s<strong>en</strong>tido es referido por Bouysse-Cassagne 380<br />
qui<strong>en</strong> explica el etnónimo “ochozuma” haci<strong>en</strong>do refer<strong>en</strong>cia a que significa “nosotros, el<br />
pueblo”, <strong>en</strong> oposición a <strong>los</strong> hombres secos habitantes de tierra firme.<br />
Watchel 381 refiere un cataclismo uru que <strong>en</strong> <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> XVI y XVII produjo la disminución<br />
de más <strong>del</strong> 92 % de la población. <strong>La</strong>s causas fueron la transculturación ocasionada por el<br />
colonialismo español, además de las masivas migraciones y las reducciones donde <strong>los</strong> indios<br />
fueron confinados. Sin embargo, <strong>en</strong> el imaginario uru, <strong>los</strong> ochozumas “aum<strong>en</strong>taron”<br />
porque seguían “sali<strong>en</strong>do <strong>del</strong> lago”.<br />
<strong>La</strong> aymarización de <strong>los</strong> urus terminó hacia 1680. Este proceso de transculturación <strong>del</strong> “v<strong>en</strong>cido<br />
de <strong>los</strong> v<strong>en</strong>cidos” implicó asumir la id<strong>en</strong>tidad de su opresor inmediato. Así, el otro –el<br />
aymara-, se convirtió <strong>en</strong> su refer<strong>en</strong>te de id<strong>en</strong>tidad. Un dominio todavía más poderoso, el<br />
que se cernía sobre su opresor, fue la causa para que se liberara de él, pero con la condición<br />
de que asumiera las cargas <strong>del</strong> poder que el aymara soportaba. Se unió a la p<strong>en</strong>a que ahora<br />
su igual, soportaba. Se diluyeron las difer<strong>en</strong>cias étnicas prehispánicas <strong>en</strong> un sistema de explotación<br />
colonial que conformaría la imag<strong>en</strong> <strong>del</strong> otro también reduciéndola a qui<strong>en</strong> det<strong>en</strong>tó<br />
el poder <strong>en</strong> contra de todos <strong>los</strong> indios: el español.<br />
380 <strong>La</strong> id<strong>en</strong>tidad aymara. Op. Cit. p. 160.<br />
381 “Hombres de agua”. En Revista <strong>del</strong> Museo de Etnografía y Folklore. Op. Cit. pp. 229 ss.<br />
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