Cosmovisión, Historia y Política en los Andes - La Casa del Corregidor
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Los sig<strong>los</strong> IV y V de nuestra era marcaron un mom<strong>en</strong>to de crisis <strong>en</strong> la visión de la historia<br />
como un movimi<strong>en</strong>to cíclico, humanista, local y relativo que caracterizó al p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to<br />
antiguo. Los conceptos más relevante que surgieron <strong>en</strong> la teología de san Agustín fueron las<br />
ideas de que la historia se despliega desde un principio universal a un final también g<strong>en</strong>eral,<br />
de que Dios conoce desde el inicio de <strong>los</strong> tiempos el decurso detallado de <strong>los</strong> acontecimi<strong>en</strong>tos<br />
y de que <strong>los</strong> hechos locales y singulares, al parecer anodinos, son parte de un Plan divino<br />
debi<strong>en</strong>do acontecer ineluctablem<strong>en</strong>te según el progreso hacia el final. Así, la historia se<br />
volvió objeto de una fi<strong>los</strong>ofía “teleológica”, es decir de un p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to que supone la exist<strong>en</strong>cia<br />
de una meta lejana (te<strong>los</strong>) que da s<strong>en</strong>tido universal al transcurrir conting<strong>en</strong>te de <strong>los</strong><br />
acontecimi<strong>en</strong>tos parciales.<br />
Esta tradición de la fi<strong>los</strong>ofía de la historia es la que ha prevalecido <strong>en</strong> Occid<strong>en</strong>te incluyéndose<br />
<strong>en</strong> su matriz ideológica sistemas tan variados como la teología cristiana, el liberalismo<br />
ilustrado <strong>del</strong> siglo XVIII, el idealismo absoluto de Hegel, el materialismo histórico de Marx<br />
y el positivismo comtiano con su evid<strong>en</strong>te e ing<strong>en</strong>uo optimismo 320 . Se trata de una visión<br />
lineal de la historia con un principio y un final universales. En el curso, es posible que existan<br />
anqui<strong>los</strong>ami<strong>en</strong>tos y retrocesos, cambios que hac<strong>en</strong> dudar de la prosecución <strong>del</strong> camino<br />
que ti<strong>en</strong>e la historia marcado por un s<strong>en</strong>tido, pero que ulteriorm<strong>en</strong>te muestran su razón de<br />
ser relacionada con la meta subyac<strong>en</strong>te.<br />
Que el te<strong>los</strong> sea el final de la historia, el punto omega, la segunda v<strong>en</strong>ida de Cristo, la<br />
muerte <strong>del</strong> tiempo, o un eschaton (esperanza <strong>en</strong> <strong>los</strong> últimos días) precedido por el Apocalipsis,<br />
que el te<strong>los</strong> se visualice como el Estado racional y liberal que expresaría al mejor<br />
mundo posible, nacional o cosmopolita, un Estado b<strong>en</strong>efactor o mínimo, e inclusive la negación<br />
anárquica <strong>del</strong> Estado; no ti<strong>en</strong>e relevancia desde el punto de vista formal. <strong>La</strong> razón <strong>en</strong><br />
el Estado, la paz perpetua, el comunismo universal, el estadio “ci<strong>en</strong>tífico” de la historia o el<br />
mundo positivo aparec<strong>en</strong> con la misma característica epistemológica que la teología cristiana<br />
de san Agustín fundam<strong>en</strong>tó desde el siglo V de nuestra época, expresando una visión<br />
teleológica de la historia.<br />
San Agustín, como testigo <strong>del</strong> desmoronami<strong>en</strong>to <strong>del</strong> imperio romano de Occid<strong>en</strong>te, p<strong>en</strong>só a<br />
la historia como un horizonte que dejaba ver el te<strong>los</strong> de lo que d<strong>en</strong>ominó la ciudad de Dios.<br />
En la historia, todo lo humano y natural, lo sagrado y profano, lo conting<strong>en</strong>te y pasajero<br />
adquier<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido <strong>en</strong> cuanto se somet<strong>en</strong> al tiempo. Pero el tiempo se somete a la vez a Dios.<br />
Dios lo creó simultáneam<strong>en</strong>te cuando creó el mundo, por consigui<strong>en</strong>te, no existe un “antes”<br />
de la creación y el poder de Dios se da también sobre el tiempo 321 . Dios no se somete a que<br />
transcurra el tiempo para saber qué sucederá, su omnisci<strong>en</strong>cia se basa <strong>en</strong> que está fuera <strong>del</strong><br />
tiempo, conoci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> detalle hasta el último ápice de la realidad inclusive <strong>en</strong> el último día<br />
de la historia, cuando el tiempo muera y la humanidad crey<strong>en</strong>te se salve.<br />
320<br />
Cfr. mi artículo “Retorno y modernidad: <strong>La</strong> crítica nietzscheana de nuestro tiempo”. Estudios Bolivianos<br />
Nº 1. Op. Cit. pp. 279 ss.<br />
321 <strong>La</strong> obra clásica de san Agustín que expone la concepción cristiana y teleológica de la historia es <strong>La</strong><br />
ciudad de Dios. Sobre la creación <strong>del</strong> tiempo, véase Confesiones. Editorial Sop<strong>en</strong>a S.A. Barcelona,<br />
1977. pp. 370 ss.<br />
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