Cosmovisión, Historia y Política en los Andes - La Casa del Corregidor
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instituciones y <strong>los</strong> individuos que ejerc<strong>en</strong> algún tipo de explotación sobre <strong>los</strong> campesinos.<br />
Desde la ord<strong>en</strong> bethlemita <strong>en</strong> el siglo XVI, la imag<strong>en</strong> <strong>del</strong> ñaqak ha simbolizado por excel<strong>en</strong>cia<br />
al otro: es el q’ara responsable de la dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, miseria y explotación que sufr<strong>en</strong><br />
<strong>los</strong> jaqis. Si bi<strong>en</strong> la asociación que se hace <strong>del</strong> ñaqak es con un español o un mestizo que<br />
por oscuros procedimi<strong>en</strong>tos logra apoderarse de la grasa (unto o wira) de sus víctimas, se ha<br />
advertido <strong>en</strong> varios casos que <strong>los</strong> indios han acusado a otros indios para que sean “ajusticiados”<br />
por realizar tales prácticas de <strong>en</strong>riquecimi<strong>en</strong>to a costa de la vida de <strong>los</strong> jaqis 195 .<br />
<strong>La</strong> visualización simbólica de la grasa está ext<strong>en</strong>dida <strong>en</strong> el mundo andino. Antoinette Molinié<br />
Fioravanti, por ejemplo, señala que además de relacionarse con <strong>los</strong> muertos y <strong>los</strong> ancestros,<br />
repres<strong>en</strong>ta una fuerza invisible que anima a ser; constituye un complem<strong>en</strong>to sustantivo<br />
<strong>del</strong> animu precipitando <strong>en</strong> determinadas prácticas mágicas, la muerte de alguna persona<br />
mediante la brujería 196 . Entre <strong>los</strong> aymaras, Gilles Rivière com<strong>en</strong>ta las funciones rituales y el<br />
cont<strong>en</strong>ido simbólico de la grasa de <strong>los</strong> auquénidos remarcando su significado de fuerza y<br />
principio vital 197 .<br />
Según el imaginario aymara, el lik’ichiri actúa <strong>en</strong> lugares solitarios, por las noches, ocasionando<br />
graves sufrimi<strong>en</strong>tos a la comunidad: epidemias, mortandad y crisis económicas agudas<br />
<strong>en</strong>tre otras. En especial durante el mes de agosto, que es notoriam<strong>en</strong>te sagrado (sajjra),<br />
la acción perversa <strong>del</strong> ñaqak pone <strong>en</strong> evid<strong>en</strong>cia la indef<strong>en</strong>sión <strong>del</strong> indíg<strong>en</strong>a cuando la comunidad<br />
carece de la posibilidad de protegerlo. En agosto termina el proceso agrícola y el<br />
hombre andino obti<strong>en</strong>e <strong>los</strong> productos para las actividades económicas y rituales. Emerge de<br />
la tierra la vida, y se cierne una pacha de peligro: el lik’ichiri, usando sus artimañas, se apodera<br />
de la grasa de las victimas. Se apropia <strong>del</strong> trabajo, la laboriosidad y la abundancia. <strong>La</strong><br />
grasa, lo más valioso, queda <strong>en</strong> manos <strong>del</strong> otro que es un q’ara, un mestizo u otro indio.<br />
<strong>La</strong> ruptura de la vida equilibrada <strong>del</strong> jaqi, la irrupción de las categorías de la civilización,<br />
1o urbano, y la “no-cultura” causan consecu<strong>en</strong>cias adversas sobre la comunidad. Aparec<strong>en</strong><br />
circunstancias meteorológicas dañinas para el sigui<strong>en</strong>te ciclo agrícola, se desequilibran las<br />
relaciones <strong>en</strong> el interior de la sociedad aymara y se rompe la reciprocidad con las deidades<br />
andinas, sucediéndos e varias desgracias como las epidemias y la mortandad: todo por la<br />
acción <strong>del</strong> lik’ichiri. Juan Ansion y Jan Szeminski, con base <strong>en</strong> etnografías contemporáneas,<br />
agregan que si bi<strong>en</strong> el ñaqak ocasiona la muerte por la extracción de grasa al runa de<br />
Huamanaga; sin embargo, el producto de su robo no le b<strong>en</strong>eficia pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te.<br />
El campesino andino metaforiza las relaciones de explotación <strong>en</strong> su imaginario. <strong>La</strong> grasa<br />
<strong>del</strong> runa sigue un circuito de intercambio y v<strong>en</strong>ta que, finalm<strong>en</strong>te, llega a <strong>los</strong> ricos de las<br />
ciudades <strong>en</strong> el extranjero. El plus-trabajo indíg<strong>en</strong>a concretado <strong>en</strong> la labor agrícola es simbolizado<br />
<strong>en</strong> la grasa robada por el ñaqak 198 , la cual, sin embargo, no b<strong>en</strong>eficia pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te, por<br />
195 Efraín Morote Best, Op. Cit. p. 173.<br />
196 “El regreso de Wiracocha”. En Bulletin de l´Institut Française d´études andines. Op. Cit. p. 75.<br />
197 ”Dualismo y cuadripartición <strong>en</strong> Carangas”. Op. Cit. p. 27.<br />
198 Cfr. de Juan Ansion y Jan Szeminsky, “Dioses y hombres de Huamanga”. En Allpanchis Phuturinqa N°<br />
19. Op. Cit. 1982. p. 211. En oposición a la explotación que ejerce el otro, existe una variedad de for-<br />
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