14.05.2013 Views

Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Yo señalé que los dachshunds tenían una forma muy semejante, obtenida con el fin de que se<br />

pudieran meter en las madrigueras de los tejones. Probablemente el dandy dinmont había sido<br />

criado para algo similar.<br />

—Lo habrán criado para meterse por las cloacas —dijo Larry. ,<br />

—No seas asqueroso, hijo. Son unos perritos muy simpáticos, y muy leales, según dicen.<br />

—Naturalmente que tendrán que ser leales a cualquiera que se interese por ellos; no creo que<br />

puedan contar con muchos admiradores en el mundo.<br />

—No tienes por qué denigrarla de ese modo, y además tú no eres quién para hablar de belleza; al<br />

fin y al cabo no es el exterior lo que importa, y antes de tirar piedras contra el tejado ajeno deberías<br />

ver la viga en el tuyo —dijo Margo triunfante.<br />

Larry se quedó perplejo.<br />

—¿Eso es un refrán o una cita de la Gaceta del Constructor? —preguntó.<br />

—Creo que se refiere a que en boca cerrada, cuchillo de palo —dijo Leslie.<br />

—Me dais náuseas —dijo Margo con aires de reina ofendida.<br />

—Pues ahí tienes las flores para aliviarte como la pequeña Dodo.<br />

—Vamos, vamos —dijo Mamá—, no os pongáis a discutir. Es mi perrita y a mí me gusta, y no<br />

hay más que hablar.<br />

De modo que Dodo se instaló en casa, mostrando casi de inmediato una serie de defectos en su<br />

constitución que nos darían más trabajo que los de todos los demás perros juntos. Para empezar, le<br />

fallaba una de las patas traseras, y a cualquier hora del día o de la noche se le salía de la articulación<br />

de la cadera, sin motivo aparente. Dodo, que no era ninguna estoica, acogía la catástrofe con una<br />

serie de taladrantes alaridos que subían en crescendo hasta intensidad tal que no había oído que lo<br />

aguantara. Lo extraño era que la pata no parecía molestarle nunca cuando salía de paseo, o cuando<br />

en la terraza retozaba con elefantino entusiasmo detrás de una pelota.<br />

Pero por la tarde, cuando toda la <strong>familia</strong> estaba pacíficamente sentada y absorta en sus tareas de<br />

escribir, leer o hacer punto, la pata de Dodo se salía de repente de su sitio, ella se revolcaba tripa<br />

arriba y exhalaba un berrido que hacía a todo el mundo saltar hasta el techo y perder el control de lo<br />

que estuviera haciendo. Cuando a fuerza de masajes le reintegrábamos la pata a su posición, Dodo<br />

ya estaba exhausta de berrear y se sumía inmediatamente en un sueño dulce y apacible, dejándonos<br />

a los demás con los nervios tan deshechos que no podíamos concentrarnos en nada durante el resto<br />

del día.<br />

Pronto descubrimos que Dodo tenía una inteligencia muy limitada. En el cerebro no le cabía más<br />

que una idea cada vez, idea que Dodo retenía tenazmente contra viento y marea. En momento muy<br />

temprano de su carrera decidió que Mamá le pertenecía, pero no extremó su afán de posesión hasta<br />

el día en que Mamá se fue al pueblo de compras y la dejó en casa. Convencida de que no volvería a<br />

verla, Dodo se abandonó al dolor y se dedicó a renquear por toda la casa entre aullidos lastimeros,<br />

sufriendo a veces tales accesos de congoja que la pata se le salía de su sitio. Acogió el regreso de<br />

Mamá con incrédulo alborozo, pero se prometió a sí misma que a partir de aquel momento no la<br />

perdería de vista, no fuera a ser que volviese a escaparse. Para ello se le pegó con la tenacidad de<br />

una lapa, sin apartarse de ella más allá de medio metro como mucho. Si Mamá se sentaba, Dodo se<br />

echaba a sus pies; si Mamá tenía que levantarse y cruzar la habitación en busca de un libro o un<br />

cigarrillo, Dodo la acompañaba, y luego regresaban juntas y se volvían a sentar, Dodo dando un<br />

hondo suspiro de satisfacción porque una vez más había frustrado los intentos de evasión de Mamá.<br />

Insistía, incluso, en estar presente en sus baños, y sentada melancólicamente junto a la bañera la<br />

contemplaba con incómoda fijeza. Todo intento de dejarla afuera tenía por resultado que se pusiera<br />

a aullar como loca y a arrojarse contra la puerta, con lo cual casi indefectiblemente se le salía la pata<br />

de su sitio. Parecía estar persuadida de que no era prudente permitir que Mamá entrara sola en el

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!