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Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

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—No pensarás llevarte a ese animal, ¿verdad? —preguntó Larry horrorizado.<br />

—No tengo otro remedio, querido... dos del revés, pasar uno... no la puedo dejar sola... tres del<br />

revés... ya sabes cómo es.<br />

—Pues en ese caso, alquila un coche especial para ella. Yo no estoy dispuesto a circular por la<br />

comarca como si viniera de desvalijar el Asilo de perros de Battersea.<br />

—La perra no puede viajar en coche. Eso es lo que trato de hacerte entender. Ya sabes que se<br />

marea... Ahora estate calladito un momento, que estoy contando.<br />

—Es ridículo... —empezó Larry exasperado.<br />

—Diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte —dijo Mamá sonora y agresivamente.<br />

—Es ridículo que tengamos que ir por el camino más largo sólo porque a Dodo le da por vomitar<br />

cada vez que ve un coche.<br />

—¡Ya está! —dijo Mamá enojada—, ya me has hecho perder la cuenta. Haz el favor de no<br />

discutir conmigo cuando estoy haciendo punto.<br />

—¿Y cómo sabes que no se mareará en el bote? —preguntó Leslie con interés.<br />

—Porque la gente que se marea en coche no se marea nunca en barco —explicó Mamá.<br />

—No me lo creo —dijo Larry—. Eso es un cuento de viejas, ¿verdad, Teodoro?<br />

—Bueno, yo no me atrevería a asegurarlo —dijo Teodoro prudentemente—. Lo he oído algunas<br />

veces, pero si hay en eso algo... hum... vamos... algo de verdad o no, no lo sé. Todo lo que puedo<br />

decir es que, hasta ahora, yo no me he mareado jamás en coche.<br />

Larry le miró de hito en hito.<br />

—¿Y eso qué prueba? —preguntó, sorprendido.<br />

—Es que yo siempre me mareo en barco —explicó sencillamente Teodoro.<br />

—¡Maravilloso! —dijo Larry—. Si viajamos en coche se mareará Dodo, y si viajamos en bote se<br />

mareará Teodoro. Elige.<br />

—No sabía que usted se marease —dijo Mamá. —Oh, sí, desgraciadamente así es. Es un<br />

verdadero fastidio.<br />

—Bueno, pero con el tiempo que hace el mar estará en calma, y ya verá cómo ni lo nota —dijo<br />

Margo.<br />

—Por desgracia —dijo Teodoro, balanceándose sobre las puntas de los pies—, eso me da igual. El<br />

más leve... eh... movimiento me afecta. Con decir que en varias ocasiones me ha ocurrido que<br />

estando en el cine viendo una película de barcos, al salir escenas de mar picado he tenido que...<br />

hum... que abandonar mi asiento.<br />

—Lo más sencillo sería dividirnos —dijo Leslie—; la mitad vamos en barco, y la otra mitad en<br />

coche.<br />

—¡Eso sí que es una buena idea! —dijo Mamá—. Ya está resuelto el problema.<br />

Pero no lo estaba, porque nos enteramos de que la carretera a Antiniotissa había quedado<br />

bloqueada por un pequeño alud, de modo que llegar allí en coche era imposible. No había otra<br />

alternativa que la de ir por mar o quedarse en casa.<br />

Soltamos amarras con un cálido amanecer que presagiaba día caluroso y mar en calma. Para que<br />

cupieran los perros, Spiro y Sofía, tuvimos que llevar el Bootle—Bum—trinket además de la Vaca<br />

marina. El arrastre de la forma redonda del Bootle—Bumtrinket mermaba bastante la velocidad de<br />

la Vaca marina, pero no había otra solución. Por sugerencia de Larry, se embarcó en el Bootle—<br />

Bumtrinket a los perros, Sofía, Mamá y Teodoro, mientras los demás nos apretujábamos en la

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