14.05.2013 Views

Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

como relámpagos, volando en zigzag. Larry se encaró la escopeta y oprimió a toda prisa los gatillos.<br />

Cayeron los percusores, y no sonó nada.<br />

—No sería mala idea cargarla —dijo Leslie con un cierto triunfalismo.<br />

—Creí que tú lo habrías hecho —dijo Larry con rencor—; al fin y al cabo tú has venido de<br />

armero. Habría tumbado ese par si no llega a ser por tu ineficacia.<br />

Cargó la escopeta y avanzamos lentamente entre los juncos. Delante de nos<strong>otros</strong> oíamos un par de<br />

urracas que cacareaban perversamente cada vez que dábamos un paso. Larry empezó a dirigirles<br />

toda clase de maldiciones y amenazas por espantar la caza. Siguieron volando por delante de<br />

nos<strong>otros</strong>, cacareando con fuerza, hasta que Larry perdió los estribos. A la entrada de un puente<br />

diminuto que se combaba sobre una ancha extensión de agua plácida, se detuvo.<br />

—¿No se puede hacer nada con esos bichos? —preguntó acaloradamente—. Nos lo van a<br />

ahuyentar todo en cien leguas a la redonda.<br />

—Menos las agachadizas —dijo Leslie—; las agachadizas esperan quietas hasta que casi las<br />

pisas.<br />

—Me parece inútil seguir en este plan —dijo Larry—. Lo mismo podríamos ir precedidos por una<br />

banda de música.<br />

Se echó la escopeta debajo del brazo y pisó con malos modos el primer madero. Fue entonces<br />

cuando ocurrió el accidente. Estaba a la mitad del tablón rechinante e inseguro cuando dos<br />

agachadizas que se ocultaban al otro lado del puente alzaron el vuelo en vertical. Larry, a quien la<br />

emoción hizo olvidar su situación un tanto precaria, se encaró la escopeta y, manteniendo a duras<br />

penas el equilibrio sobre el bamboleante puente, disparó ambos cañones. El arma dio un rugido y un<br />

culatazo, las agachadizas siguieron viaje ilesas, y Larry, con un alarido de terror, cayó de espaldas<br />

en la acequia.<br />

—¡Levanta la escopeta!... ¡Levanta la escopeta! —rugió Leslie.<br />

—No te pongas de pie, que te hundes —chilló Margo—. Siéntate.<br />

Pero Larry, tirado patas arriba, no tenía más que una idea, la de salir cuanto antes. Se sentó y trató<br />

de ponerse en pie, usando los cañones de la escopeta, para tormento de Leslie, a guisa de bastón. Se<br />

incorporó, el cieno líquido se estremeció y borboteó, la escopeta desapareció de la vista y Larry se<br />

hundió hasta la cintura.<br />

—<strong>Mi</strong>ra lo que has hecho con la escopeta —aulló Leslie furibundo—; ya están cegados los<br />

cañones.<br />

—¡Y qué porras querías que hiciese! —explotó Larry—. ¿Quedarme aquí tirado y hundirme?<br />

Dame una mano, por Dios.<br />

—Saca la escopeta —dijo Leslie encolerizado.<br />

—Me niego a salvar la escopeta si no me salvas a mí —chilló Larry—. Demonios, que no soy una<br />

foca... ¡Sácame!<br />

—Si me das un extremo de la escopeta te podré sacar, idiota —vociferó Leslie—. Si no, no llego.<br />

Larry manoteó desesperadamente bajo la superficie en busca del arma y se hundió varios<br />

centímetros antes de rescatarla, hecha una plasta de cieno negro y maloliente.<br />

—¡Santo Dios! ¡Fíjate cómo está! —gimió Leslie, quitándole el cieno con un pañuelo—, ¡fíjate!<br />

—¿Quieres dejar de sobar ese chisme maldito y sacarme de aquí? —preguntó Larry echando<br />

chispas—. ¿O prefieres que el lodo me trague como a un Shelley del deporte cinegético?<br />

Leslie le alargó el extremo de los cañones y todos nos pusimos a tirar con energía, con el único<br />

resultado de que al pararnos a tomar aliento Larry se hundió un poco más.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!