Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A
Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A
Mi familia y otros animales (PDF) - Trebol-A
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—¡Hombre! ¡Al fin le han aceptado un poema a Antoine! Desde luego tiene talento, pero tendría<br />
que cultivarlo más. Varlaine ha puesto una imprenta en un establo...<br />
¡Bah!, ediciones limitadas de sus obras. Anda, ahora resulta que George Bullock se ha pasado al<br />
retrato... ¡qué os parece, al retrato! Si no sabe pintar una escoba. <strong>Mi</strong>ra, Mamá, un buen libro que<br />
deberías leer: El teatro isabelino... es una obra estupenda... tiene cosas realmente interesantes...<br />
Roger se repasó los cuartos traseros en busca de una pulga, manejando sus incisivos como un par<br />
de pinzas de depilación y olisqueándose con estruendo. A Widdle le temblaban las patas y el rabo, y<br />
sus cejas rubias subían y bajaban al compás de sus sueños. Puke se tumbó y se hizo el dormido,<br />
dejando un ojo al acecho en espera de que la mosca se confiara.<br />
—La tía Mabel se ha ido a Sussex... Dice que Henry aprobó todos los exámenes y va a entrar en<br />
un banco—bueno, me parece que pone un banco... esta mujer tiene una letra verdaderamente<br />
horrorosa, a pesar de esa educación de postín de la que tanto ha presumido siempre... El tío Stephen<br />
se ha roto una pierna, vaya por Dios... ¿y le han puesto una espaldera?... Ah, no, ya veo... es que con<br />
esta letra... que se cayó estando subido a una escalera... Pues con sus años podría ser más sensato y<br />
no subirse a una escalera... ridículo... Tom se ha casado... con una de las Carnet...<br />
Mamá dejaba siempre para el final una carta larguísima, escrita en letras grandes, enérgicas y<br />
redondas, que era el parte mensual de la tía abuela Hermione. Sus cartas tenían indefectiblemente la<br />
virtud de causar un escándalo en la <strong>familia</strong>, por lo cual todos dejamos aparte nuestro correo y nos<br />
aprestamos a escuchar cuando Mamá, con un suspiro de resignación, desdobló las veintitantas<br />
hojas, se arrellanó cómodamente y empezó a leer.<br />
—Dice que los médicos no le dan muchas esperanzas —observó Mamá.<br />
—Llevan cuarenta años sin darle esperanzas y sigue estando más fuerte que un toro —dijo Larry.<br />
—Dice que siempre le había resultado un poco extraño esto de que saliéramos corriendo para<br />
Grecia, pero acaban de pasar un invierno muy malo y le parece que quizá hicimos bien en buscar un<br />
clima más salubre.<br />
—¡Salubre! ¡Vaya palabra!<br />
—¡Santo cielo!... no, por favor... ¡no es posible!...<br />
—¿Qué pasa?<br />
—Dice que quiere venirse con nos<strong>otros</strong>... ¡que los médicos le han recomendado un clima<br />
templado!<br />
—¡No, me niego! Eso sí que no lo soporto —gritó Larry, poniéndose en pie de un salto— ¡ya es<br />
bastante con que Lugaretzia le enseñe a uno sus encías todas las mañanas, para encima tener que<br />
aguantar a la tía Hermione muriéndose a cachitos por las esquinas. Nada, tienes que disuadirla,<br />
Mamá... dile que no hay sitio.<br />
—No puedo, querido; en la última carta le conté lo grande que era nuestra casa de ahora.<br />
—Ya se le habrá olvidado —dijo Leslie con optimismo.<br />
—En absoluto. Precisamente habla de eso... ¿dónde estaba?... ah, sí, aquí lo tengo: «Dado que<br />
ahora al parecer podéis costear una vivienda tan espaciosa, estoy segura, mi querida Louie, de que<br />
no le negaréis un rinconcito a una anciana que ya no vivirá por mucho tiempo». ¡Ya lo habéis oído!<br />
¿Qué podemos hacer?<br />
—Escríbele y dile que aquí ha estallado una epidemia de viruela; le mandas una foto del acné de<br />
Margo —sugirió Larry.<br />
—No digas bobadas, hijo. Además, le conté que esto era muy sano.<br />
—¡Por Dios, Mamá, contigo no hay quien pueda! —exclamó Larry indignado—. Yo que estaba