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El doctor Centeno<br />

Al decir esto, Miquis sentía que en su cuerpo le habían nacido alas. Su impaciencia por echar a<br />

correr era, no ya febril, sino como desazón epiléptica. Le quemaba el asiento, y en pies y manos tenía<br />

abrasador hormigueo.<br />

-Entonces -indicó doña Isabel con el más dulce tono de su bondad tolerante-, más vale que te vayas.<br />

Por poco da Miquis un salto al oír el vayas ; pero tuvo fuerza de voluntad para reportarse, y<br />

levantándose con estudiada lentitud, dijo en un tono que parecía el de la mayor naturalidad:<br />

-¡Qué tarde se ha hecho!<br />

-Sí; ya los días son nada.<br />

-¡Cosa tan rara!... a las seis de la tarde, noche.<br />

-El tiempo vuela.<br />

Alejandro le alargaba su mano, cuando la señora, resistiéndose a estrecharla con la suya, le dijo:<br />

-No, grandísimo gorrino, no juntarás tu mano asquerosa con la de una dama... Es preciso que te<br />

civilices. Ven acá y lávate.<br />

Llevole a su cuarto, y echando agua en la jofaina, le obligó a darse una buena fregadura en las manos.<br />

Ella misma le ayudaba con tanta fuerza que por poco lo despelleja. Esto lo hacía casi siempre que el<br />

estudiante iba a su casa. Mientras se lavaba, la Godoy decía:<br />

-Así, así. ¡Oh!, ¡qué niños estos! ¡Cuándo se había de ver en mi tiempo un joven con esas manazas<br />

de cavador!.. Otra cosa hay que me estomaca, y es esas barbas que han dado en usar ahora todos los<br />

hombres.<br />

Alejandro tenía en su cara un vello, ya muy crecido para bozo, si bien corto aún para ser barba, en<br />

el cual nunca había entrado la navaja, por tener su dueño el propósito de ser con el tiempo un sujeto<br />

barbado, conforme a la moda corriente. Doña Isabel, mientras él purificaba sus manos, tirábale de<br />

aquellos miserables pelos, diciéndole:<br />

-¡Qué bonito! Pero ¿qué hermosura encontráis en esta suciedad? Por fuerza los espejos de hoy no<br />

son como los de mi tiempo, y hacen ver las cosas de otro modo. Pareces un chivo. Si quieres que te<br />

quiera, échate abajo ese perejil mal sembrado.<br />

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