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Abuso sexual infantil: Manual de formación para profesionales - Amuvi

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Ella tiene dos hijos: Juanjo, <strong>de</strong> 19 años, y Andrés, <strong>de</strong> 13.<br />

Está casada con un prestigioso abogado y no les va mal<br />

económicamente. Leticia trabaja también fuera <strong>de</strong> casa todo<br />

el día.<br />

José, su marido, es un hombre trabajador, metódico, <strong>de</strong><br />

costumbres estables. Partió <strong>de</strong> la nada y todo, incluso su<br />

carrera, lo ha hecho a base <strong>de</strong> esfuerzo. Siente sano<br />

orgullo <strong>de</strong> ello. Juanjo dice que cuando su padre se mira al<br />

espejo, se admira a si mismo como autor y como obra.<br />

Cuando les he preguntado en alguna otra ocasión por la<br />

virtud que más cultivan y que más admiran <strong>para</strong> sus hijos,<br />

rápidamente contestan: espíritu <strong>de</strong> trabajo, sentido <strong>de</strong>l<br />

esfuerzo.<br />

Es lógica la preocupación <strong>de</strong> Leticia y José. Juanjo ha<br />

repetido curso en dos ocasiones y ahora en COU tiene muy<br />

malas perspectivas. Andrés va sacando los cursos "a trancas<br />

y barrancas". Todos los profesores les dicen lo mismo, que<br />

tienen capacidad, pero no tienen voluntad, estudian poco.<br />

El problema más serio es Juanjo. Aparentemente, todo empezó<br />

hace tres años, el día que les comunicaron <strong>de</strong>l instituto<br />

que llevaba faltando habitualmente más <strong>de</strong> un mes a clase.<br />

No pasaban a creérselo. José había comentado muchas veces<br />

que la culpa <strong>de</strong>l "<strong>de</strong>smadre" <strong>de</strong> los hijos la tenían sus<br />

padres, y en su casa no iba a pasar eso. Visiblemente<br />

irritado, dijo a Juanjo que tenían que hablar. José arregló<br />

sus cosas <strong>para</strong> po<strong>de</strong>r venir esa noche antes <strong>de</strong> su trabajo.<br />

Así lo hizo. A su regreso a casa irrumpió en la habitación<br />

<strong>de</strong> Juanjo, que estaba tendido en la cama oyendo "los<br />

cuarenta principales". El modo <strong>de</strong> entrar, acompañado <strong>de</strong> una<br />

sonora bofetada, ayudaron a Juanjo a incorporarse.<br />

Luego vinieron las palabras: "No estoy dispuesto a aguantar<br />

en casa a vagos y maleantes. No mereces el pan que<br />

comes...". Y unas cuantas cosas más por el estilo <strong>para</strong><br />

concluir mientras salía dando un portazo: "Te acordarás <strong>de</strong><br />

esto".<br />

Al siguiente día, Leticia intentó razonar con Juanjo.<br />

Comenzó por preguntarle dón<strong>de</strong> andaba <strong>para</strong> no ir a clase.<br />

"Por ahí, con algunos amigos", contestó Juanjo, sin más.<br />

Des<strong>de</strong> entonces Juanjo falta menos a clase y, cuando lo<br />

hace, se las arregla <strong>para</strong> falsificar justificantes. Pero su<br />

presencia en clase sigue siendo totalmente anodina y los<br />

resultados así lo reflejan.<br />

Pocos días <strong>de</strong>spués, nos vimos José, Leticia y yo <strong>para</strong><br />

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