Nº 18 15/07/2008 - enfoqueseducativos.es

Revista digital ENFOQUES EDUCATIVOS Nº 18 15/07/2008
Los problemas relacionados con la violencia en el entorno escolar nunca se
solucionan por sí mismos. El quitar importancia a una pelea o agresión verbal no
soluciona el problema. Solamente la intervención directa y firme por parte del educador
puede disminuir o erradicar comportamientos violentos. Así pues, la actitud del
educador ante las situaciones violentas es importante.
Aunque es imposible eliminar por completo la violencia y la agresividad en el
ser humano, sí podemos enseñar y transmitir formas para controlar sus efectos. Pero
esto no depende únicamente del educador o profesor sino que el papel de las familias es
fundamental.
En España se ha puesto de manifiesto debido a las agresiones físicas
principalmente por la existencia de signos externos visibles en cualquier parte del
organismo sin que abunden aun los casos hechos públicos de maltrato psíquico que
pueden ser mas graves por las posibles secuelas que pueden durar toda la vida y
manifestarse en la futura personalidad de ese niño, este desconocimiento posiblemente
viene provocado por el silencio que mantienen tanto los niños como las instituciones
escolares. En la víctima este acoso se manifiesta de diversas maneras como estado de
ansiedad, dificultad para conciliar el sueño, angustia, pérdida de apetito, miedo, terror
de ir al colegio, fracaso escolar y estados depresivos de desconocidas consecuencias.
Pero las secuelas negativas no solamente se manifiestan en la víctima sino
también en el acosador aunque de forma muy distinta, ya que presumiblemente ese
comportamiento va a continuar en la edad adulta, acosando en el trabajo a los más
débiles y a la propia familia apareciendo como algo tan actual y triste como es la
violencia de género. Este comportamiento genera en su interior un deseo continuo de
humillación hacia los semejantes, que se convertirá en un delincuente con el paso del
tiempo, haciendo que desaparezcan por completo las relaciones normales con las demás
personas.
En esta dinámica no solamente resultan afectados los escolares que sufren la
agresión, sino también los testigos, ya que se consideran víctimas potenciales por una
parte y por otra llegan a habituarse a esa forma de comportamiento llegando a
considerar la violencia como algo normal y habitual.
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