Luego, <strong>la</strong>s tres personas son so<strong>la</strong>mente fantasmas a los ojosde <strong>la</strong> razón; pues <strong>la</strong>s condiciones o determinaciones que debierancomprobar su personalidad, son anu<strong>la</strong>das por el mandamiento delmonoteísmo. La unidad niega <strong>la</strong> personalidad: <strong>la</strong> independencia de<strong>la</strong>s personas sucumbe a <strong>la</strong> independencia de <strong>la</strong> unidad; sonso<strong>la</strong>mente re<strong>la</strong>ciones. El Hijo no es sin el Padre, el Padre no es sinel Hijo, el Espíritu Santo que de por sí destruye <strong>la</strong> simetría, noexpresa más que <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción que tienen de ambas entre sí. Pero <strong>la</strong>spersonas divinas se diferencian sólo por lo que se refieren <strong>la</strong> una a<strong>la</strong> otra. Lo esencial del Padre como persona, es que él es Padre, lodel Hijo que él es Hijo. Lo que es el Padre fuera de su paternidad,no se refiere a su personalidad: en esto es Dios y como Dios esidéntico con el Hijo como Dios. Por eso se dice: Dios Padre, DiosHijo, Dios Espíritu Santo. Dios es igual y lo mismo en <strong>la</strong>s trespersonas. "Otro es el Padre, otro es el Hijo, otro es el EspírituSanto; pero no como otro, sino como aquello que es el Padre, estambién el Hijo y el Espíritu Santo, es decir, hay diferentespersonas, pero sin diferencia de <strong>la</strong> esencia". La personalidad serefiere por lo tanto a <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> paternidad, o sea, que elconcepto de <strong>la</strong> persona es aquí so<strong>la</strong>mente un concepto re<strong>la</strong>tivo, elconcepto de una re<strong>la</strong>ción. El hombre, como padre, es precisamenteen eso dependiente de que es padre, pues no lo es sin el hijo;mediante <strong>la</strong> paternidad el hombre se rebaja en un ser re<strong>la</strong>tivo,dependiente e impersonal.Es ante todo necesario no dejarse engañar por estasre<strong>la</strong>ciones tales como existen en realidad, en el hombre. El padrehumano es, fuera de su paternidad, todavía un ser independiente ypersonal; tiene por lo menos una existencia en sí formal, unaexistencia fuera de su hijo; no es so<strong>la</strong>mente padre con exclusión detodos los demás predicados de un ser real y personal. Lapaternidad es una re<strong>la</strong>ción que el hombre pervertido puede inclusoconvertir en una re<strong>la</strong>ción exterior que no afecte su ser personal.Pero en Dios Padre no hay ninguna diferencia entre Dios Padre yDios Hijo como Dios; sólo <strong>la</strong> paternidad abstracta fundamenta supersonalidad, se diferencia con respecto al Hijo, cuya personalidadestá también so<strong>la</strong>mente fundada por <strong>la</strong> abstracta filiación.Pero a <strong>la</strong> vez se dice que estas re<strong>la</strong>ciones no son so<strong>la</strong>mentere<strong>la</strong>ciones y dependencias, sino personas, seres, sustanciasreales. Luego se afirma nuevamente <strong>la</strong> verdad del plural, <strong>la</strong> verdaddel politeísmo y <strong>la</strong> verdad del monoteísmo se niega. De este modo102se disuelve también en el santo misterio de <strong>la</strong> Trinidad -en cuantodebe representar una verdad distinta del ser humano- todo enengaños, fantasmas, contradicciones y sofismas.CAPÍTULO XXVILa contradicción en los sacramentosAsÍ COMO SE DISUELVE <strong>LA</strong> <strong>ESENCIA</strong> OBJETIVA de <strong>la</strong>religión, <strong>la</strong> esencia de Dios, así se disuelve, por razones fáciles decomprender, <strong>la</strong> esencia subjetiva de <strong>la</strong> religión en purascontradicciones.Los momentos subjetivos y esenciales de <strong>la</strong> religión, son, porun <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> fe y el amor, y por el otro, en cuanto <strong>la</strong> religión sepresenta como un culto exterior, los sacramentos del bautismo y de<strong>la</strong> comunión. El sacramento de <strong>la</strong> fe es el bautismo, el sacramentodel amor es <strong>la</strong> comunión. En el sentido propio de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra sólohay dos sacramentos, como hay dos momentos subjetivos yesenciales de <strong>la</strong> religión: <strong>la</strong> fe y el amor; porque <strong>la</strong> esperanza esso<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> fe con respecto al futuro; por eso sólo se convierte enun momento esencial, cometiendo el mismo error que se hacometido al establecer <strong>la</strong> persona del Espíritu Santo.La unidad de los sacramentos con <strong>la</strong> esencia característicade <strong>la</strong> religión, se hace notar por el hecho de que <strong>la</strong>s bases de éstosson cosas naturales, a <strong>la</strong>s cuales, empero, se atribuye unsignificado y un efecto contradictorios a su naturaleza. Así, elsujeto o <strong>la</strong> materia del bautismo es el agua, el agua común ynatural, como asimismo <strong>la</strong> materia de <strong>la</strong> religión es nuestro propioser natural. Pero así como nuestro propio ser nos es quitado yenajenado por <strong>la</strong> religión, así también el agua del bautismo es a <strong>la</strong>vez un agua muy diferente del agua común; porque no tiene unafuerza física, sino hiperfísica: pues es el baño del renacimiento, depuraal hombre del lodo del pecado original, expulsa al diabloinnato y reconcilia con Dios. Es por lo tanto sólo en apariencia unagua natural; en realidad, es un agua sobrenatural. En otraspa<strong>la</strong>bras, el agua del bautismo tiene efectos sobrenaturales yaunque obra en forma sobrenatural, es en esencia sobrenatural,pero sólo en <strong>la</strong> imaginación en <strong>la</strong> representación.
Pero a <strong>la</strong> vez <strong>la</strong> materia del bautismo debe ser agua natural.El bautismo no tiene validez, en efecto, si no ha sido realizado conagua. Luego, <strong>la</strong> cualidad natural tiene también en sí misma un valory significado, porque sólo con el agua, y con ninguna otra materia,se une el efecto sobrenatural del bautismo de una manerasobrenatural. Dios, debido a su omnipotencia, podría de por sí ligarel mismo efecto a cualquier otra cosa. Pero no lo hace; seacomoda a <strong>la</strong> cualidad natural; él elige una materia semejante ycorrespondiente a su efecto. Por eso no se rechaza <strong>la</strong> parte naturalpor completo; más bien queda siempre todavía cierta analogía, unresto de <strong>la</strong> naturaleza. El vino representa <strong>la</strong> sangre; el pan <strong>la</strong> carne.También el mi<strong>la</strong>gro se acomoda a <strong>la</strong>s semejanzas; transformaagua en vino o en sangre, una especie en <strong>la</strong> otra, manteniéndoseel concepto indeterminado de <strong>la</strong> especie del líquido. Así también ennuestro caso. El agua es el líquido más puro, c<strong>la</strong>ro y transparente;debido a esto su cualidad es <strong>la</strong> imagen de <strong>la</strong> esencia inmacu<strong>la</strong>dadel espíritu divino. En una pa<strong>la</strong>bra, el agua tiene por sí mismacomo agua un significado; debido a ésta su calidad natural esconsagrada y erigida como órgano o medio del Espíritu Santo. Asíel bautismo tiene un hermoso y profundo sentido natural. Pero estehermoso sentido en seguida se pierde, pues se atribuye al agua unefecto que excede su esencia, un efecto que sólo tiene mediante <strong>la</strong>fuerza sobrenatural del Espíritu Santo, no por sí misma. Lacualidad natural es entonces nuevamente indiferente: quienconvierte agua en vino, puede ligar arbitrariamente con cualquiersustancia los efectos del agua del bautismo.Por eso el bautismo no puede concebirse sin el concepto delmi<strong>la</strong>gro. El bautismo es un mi<strong>la</strong>gro. La misma fuerza que ha obradolos mi<strong>la</strong>gros y ha transformado, a judíos y paganos en cristianos,debido a su poder demostrativo de <strong>la</strong> divinidad de Cristo, <strong>la</strong> mismafuerza ha instituido el bautismo y obra en él. Con mi<strong>la</strong>gros empezóel cristianismo, con mi<strong>la</strong>gros continúa. Si alguien quisiera negar <strong>la</strong>fuerza mi<strong>la</strong>grosa del bautismo, deberá negar también los mi<strong>la</strong>grosen general. El agua mi<strong>la</strong>grosa del bautismo tiene su fuente naturalen el agua, que en <strong>la</strong>s bodas de Caná fue transformada en vino.La fe que sobreviene por los mi<strong>la</strong>gros, no depende de mí, demi actividad propia, de <strong>la</strong> libertad, de <strong>la</strong> fuerza intelectualconvincente. Un mi<strong>la</strong>gro que se realiza de<strong>la</strong>nte de mis ojos lo debocreer, a no ser que yo sea absolutamente obstinado. El mi<strong>la</strong>gro meimpone <strong>la</strong> fe en <strong>la</strong> divinidad de <strong>la</strong> cual procede. Por cierto suponeen determinados casos una fe allí donde se presenta como un103premio, pero aparte de estos casos no exige tanto una fe real, sinomás bien un sentido creyente, una disposición, prontitud, entrega,en oposición al sentido maligno de los fariseos. Pues el mi<strong>la</strong>grodebe demostrar que aquel que lo produce realmente es lo quepretende ser. Sólo <strong>la</strong> fe fundada en el mi<strong>la</strong>gro es una fecomprobada, fundada y objetiva. La fe que supone el mi<strong>la</strong>gro esso<strong>la</strong>mente una fe en el Mesías, en Cristo en general; pero <strong>la</strong> fe enque este hombre aquí sea Cristo, esta fe -y es el<strong>la</strong> <strong>la</strong> cosaprincipal- <strong>la</strong> causa el mi<strong>la</strong>gro. Por lo demás, no es tampoconecesaria <strong>la</strong> suposición de esta fe indeterminada. Innumerableshombres fueron creyentes mediante el mi<strong>la</strong>gro; luego el mi<strong>la</strong>gro era<strong>la</strong> causa de su fe. Por eso, si los mi<strong>la</strong>gros no contradicen alcristianismo -¿y cómo podrían contradecirlo?-, entonces tampococontradicen al efecto mi<strong>la</strong>groso del bautismo. Al contrario, esnecesario atribuir al bautismo un significado sobrenatural si se lequiere dar un significado cristiano. San Pablo fue convertidomediante una aparición repentina y mi<strong>la</strong>grosa cuando todavíaodiaba a los cristianos. El cristianismo lo venció a <strong>la</strong> fuerza. No sepuede objetar que en otro hombre esta operación no hubiera tenidoel mismo éxito, que por lo tanto el efecto de éste debería seratribuido finalmente al mismo San Pablo. Porque si los demáshubieran tenido <strong>la</strong> misma aparición, se habrían convertido encristianos seguramente de <strong>la</strong> misma manera que Pablo. Pues <strong>la</strong>gracia divina es omnipotente. La incredulidad y <strong>la</strong> inconvertibilidadde los fariseos no es ningún argumento en contra; puesprecisamente a ellos se les quitó <strong>la</strong> gracia. El Mesías debía ser,necesariamente, y por decreto divino, traicionado, maltratado ycrucificado. Luego tuvo que haber individuos que lo maltrataran y locrucificaran; luego, debió privarse de <strong>la</strong> gracia divina a esosindividuos. Por cierto no les fue quitada enteramente esa gracia,pero sólo para aumentar su culpa, de ninguna manera para noconvertidos. ¿Cómo habría sido posible resistir a <strong>la</strong> voluntad deDios, suponiendo por cierto que se trataba de una voluntad real yno solo veleidad? Pablo mismo atribuye su conversión enteramentea <strong>la</strong> gracia divina y reconoce que él mismo no tiene ningún méritoen esta conversión. Exactamente. Pues el no resistir a <strong>la</strong> graciadivina significa: aceptar <strong>la</strong> gracia divina. Dejar que obre es ya unacosa buena, luego es un efecto de <strong>la</strong> gracia del Espíritu Santo. Nohay error más grande que querer conciliar el mi<strong>la</strong>gro con <strong>la</strong> libertadde <strong>la</strong> doctrina y <strong>la</strong> libertad de <strong>la</strong> idea o <strong>la</strong> gracia con <strong>la</strong> libertad de <strong>la</strong>voluntad.
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