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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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hubieron visto a Dios, comieron y bebieron". El aspecto del SerSupremo estimu<strong>la</strong>ba por lo tanto en ellos el apetito.Los judíos han conservado su manera de ser hasta hoy. Suprincipio, su Dios, es el principio más práctico del mundo: elegoísmo, el egoísmo que toma <strong>la</strong> forma de una religión. El egoísmoes el Dios que no deja que sus servidores sucumban. El egoísmoes esencialmente monoteísta; pues tiene una so<strong>la</strong> cosa por fin y esél mismo; el egoísmo recoge y concentra al hombre en sí mismo; leda un principio de vida firme y sólido hace de él un hombre imbuidoen su teoría porque lo hace indiferente contra todo lo que no serefiere directamente a <strong>la</strong> salud de sí mismo. Por eso, <strong>la</strong> ciencia, lomismo que el arte, surge del politeísmo; pues éste tiene el sentidoabierto para todo lo bello y bueno sin distinción, para el mundo y eluniverso. Los griegos iban por todo el mundo para ampliar suhorizonte espiritual, los judíos hoy todavía rezan con <strong>la</strong> cara haciaJerusalén. En una pa<strong>la</strong>bra, el egoísmo monoteísta quitaba a losisraelitas el sentido y el impulso libre y teórico. Salomón, en efecto,superaba "a todos los hijos del Oriente" en inteligencia y sabiduríay hab<strong>la</strong>ba hasta "de los árboles, del cedro, del Líbano, hasta elhisopo que crecía en <strong>la</strong>s paredes", también de "animales, pájaros,gusanos y peces"6. Pero Salomón no servía tampoco a Jehová detodo corazón: Salomón servía a dioses ajenos y mujeres ajenas;luego, Salomón tenía un sentido y gusto politeístas. Repito: elsentido politeísta es el fundamento de <strong>la</strong> ciencia y del arte.Conforme a este significado que tenía para el hebreo, <strong>la</strong>naturaleza en general, es también el significado de su origen. En elmodo que yo explico el origen de una cosa, expreso c<strong>la</strong>ramente miopinión, mi juicio, con respecto a ésta. Si pienso en formadespreciativa de alguna cosa, considero también su origendespreciable. Las sabandijas, los insectos, tienen su origen, según<strong>la</strong> opinión de <strong>la</strong> mayoría de los hombres, en los cadáveres y otrasc<strong>la</strong>ses de inmundicias. No porque derive el origen de estos seresde una cosa tan inapetecible piensan despreciativamente de ellos;sino porque ellos pensaban así, porque ellos creían que tenían unorigen despreciable, correspondiente a su ser. Para los judíos, <strong>la</strong>naturaleza sólo es un medio para satisfacer el egoísmo, un simpleobjeto de <strong>la</strong> voluntad. Pero el ideal, el ídolo de <strong>la</strong> voluntad egoísta,es <strong>la</strong> voluntad que manda ilimitadamente y que para conseguir sufin y efectivizar su objeto, no necesita de ningún medio; todo lo queél quiere lo crea por sí mismo, dándole <strong>la</strong> existencia por <strong>la</strong> simplevoluntad. Al egoísta le duele que <strong>la</strong> satisfacción de sus deseos52necesite de intermediarios, que haya un abismo entre el objeto y eldeseo, entre el fin tal como se presenta en <strong>la</strong> realidad y el fin talcomo se presenta en <strong>la</strong> imaginación. Por eso, para curar ese dolor,y para librarse de los límites de <strong>la</strong> realidad, crea como serverdadero y supremo a un ser que produce todo por el sólo "yoquiero"; por esta misma razón para el hebreo <strong>la</strong> naturaleza, elmundo, eran el producto de una pa<strong>la</strong>bra dictatorial, de unimperativo categórico, de un dictamen mágico.Lo que para mí no tiene significado teórico, lo que para mí noes nada en <strong>la</strong> teoría o <strong>la</strong> razón, no tiene tampoco ningúnfundamento ni teórico ni esencial. Por <strong>la</strong> voluntad afirmo y realizosólo su nulidad teórica. Lo que despreciamos, ni lo miramos. Loque se mira, se aprecia; contemp<strong>la</strong>r es reconocer. Lo que secontemp<strong>la</strong> nos atrae mediante fuerzas de atracción secretas yvence por el encanto que ejerce sobre el ojo, el excesopecaminoso de <strong>la</strong> voluntad, que todo quiere subyugar. Lo que haceuna impresión sobre el sentido teórico, sobre <strong>la</strong> razón, se substraeal dominio de <strong>la</strong> voluntad egoísta; reacciona, ofrece resistencia. Loque el egoísmo destructor consagra a <strong>la</strong> muerte, lo devuelve <strong>la</strong>teoría amorosa a <strong>la</strong> vida.El desconocimiento de <strong>la</strong> eternidad de <strong>la</strong> materia o del mundoen <strong>la</strong>s filosofías paganas, no tenía, por lo tanto, otro sentido, a noser que <strong>la</strong> naturaleza era para el<strong>la</strong>s una verdad teórica. Lospaganos eran idó<strong>la</strong>tras, es decir, contemp<strong>la</strong>ban <strong>la</strong> naturaleza; nohicieron otra cosa sino lo que hacen hoy todavía pueblosprofundamente cristianos, cuando hacen de <strong>la</strong> naturaleza un objetode su admiración, y de su investigación incansable. "Pero lospaganos adoraban los objetos de <strong>la</strong> naturaleza." Por cierto; pero <strong>la</strong>adoración sólo es <strong>la</strong> forma religiosa infantil de <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción. Lacontemp<strong>la</strong>ción y <strong>la</strong> adoración no se diferencian esencialmente.De<strong>la</strong>nte de lo que contemplo, me humillo; le consagro lo máshermoso que tengo, mi corazón, mi inteligencia. También elinvestigador de <strong>la</strong> naturaleza se arrodil<strong>la</strong> de<strong>la</strong>nte de el<strong>la</strong>, cuandosaca del interior de <strong>la</strong> tierra, así sea con peligro de su vida, uninsecto, una piedra, una p<strong>la</strong>nta y, para celebrar estos objetos a <strong>la</strong>luz de <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción y para eternizar su memoria en <strong>la</strong>humanidad científica. El estudio de <strong>la</strong> naturaleza es un servicio de<strong>la</strong> naturaleza, es ido<strong>la</strong>tría, en el sentido del Dios israelita ycristiano, e ido<strong>la</strong>tría no es otra cosa sino <strong>la</strong> primera forma decontemp<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> naturaleza del hombre, para <strong>la</strong> religión no esmás que una contemp<strong>la</strong>ción natural y autocontemp<strong>la</strong>ción del

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