hubieron visto a Dios, comieron y bebieron". El aspecto del SerSupremo estimu<strong>la</strong>ba por lo tanto en ellos el apetito.Los judíos han conservado su manera de ser hasta hoy. Suprincipio, su Dios, es el principio más práctico del mundo: elegoísmo, el egoísmo que toma <strong>la</strong> forma de una religión. El egoísmoes el Dios que no deja que sus servidores sucumban. El egoísmoes esencialmente monoteísta; pues tiene una so<strong>la</strong> cosa por fin y esél mismo; el egoísmo recoge y concentra al hombre en sí mismo; leda un principio de vida firme y sólido hace de él un hombre imbuidoen su teoría porque lo hace indiferente contra todo lo que no serefiere directamente a <strong>la</strong> salud de sí mismo. Por eso, <strong>la</strong> ciencia, lomismo que el arte, surge del politeísmo; pues éste tiene el sentidoabierto para todo lo bello y bueno sin distinción, para el mundo y eluniverso. Los griegos iban por todo el mundo para ampliar suhorizonte espiritual, los judíos hoy todavía rezan con <strong>la</strong> cara haciaJerusalén. En una pa<strong>la</strong>bra, el egoísmo monoteísta quitaba a losisraelitas el sentido y el impulso libre y teórico. Salomón, en efecto,superaba "a todos los hijos del Oriente" en inteligencia y sabiduríay hab<strong>la</strong>ba hasta "de los árboles, del cedro, del Líbano, hasta elhisopo que crecía en <strong>la</strong>s paredes", también de "animales, pájaros,gusanos y peces"6. Pero Salomón no servía tampoco a Jehová detodo corazón: Salomón servía a dioses ajenos y mujeres ajenas;luego, Salomón tenía un sentido y gusto politeístas. Repito: elsentido politeísta es el fundamento de <strong>la</strong> ciencia y del arte.Conforme a este significado que tenía para el hebreo, <strong>la</strong>naturaleza en general, es también el significado de su origen. En elmodo que yo explico el origen de una cosa, expreso c<strong>la</strong>ramente miopinión, mi juicio, con respecto a ésta. Si pienso en formadespreciativa de alguna cosa, considero también su origendespreciable. Las sabandijas, los insectos, tienen su origen, según<strong>la</strong> opinión de <strong>la</strong> mayoría de los hombres, en los cadáveres y otrasc<strong>la</strong>ses de inmundicias. No porque derive el origen de estos seresde una cosa tan inapetecible piensan despreciativamente de ellos;sino porque ellos pensaban así, porque ellos creían que tenían unorigen despreciable, correspondiente a su ser. Para los judíos, <strong>la</strong>naturaleza sólo es un medio para satisfacer el egoísmo, un simpleobjeto de <strong>la</strong> voluntad. Pero el ideal, el ídolo de <strong>la</strong> voluntad egoísta,es <strong>la</strong> voluntad que manda ilimitadamente y que para conseguir sufin y efectivizar su objeto, no necesita de ningún medio; todo lo queél quiere lo crea por sí mismo, dándole <strong>la</strong> existencia por <strong>la</strong> simplevoluntad. Al egoísta le duele que <strong>la</strong> satisfacción de sus deseos52necesite de intermediarios, que haya un abismo entre el objeto y eldeseo, entre el fin tal como se presenta en <strong>la</strong> realidad y el fin talcomo se presenta en <strong>la</strong> imaginación. Por eso, para curar ese dolor,y para librarse de los límites de <strong>la</strong> realidad, crea como serverdadero y supremo a un ser que produce todo por el sólo "yoquiero"; por esta misma razón para el hebreo <strong>la</strong> naturaleza, elmundo, eran el producto de una pa<strong>la</strong>bra dictatorial, de unimperativo categórico, de un dictamen mágico.Lo que para mí no tiene significado teórico, lo que para mí noes nada en <strong>la</strong> teoría o <strong>la</strong> razón, no tiene tampoco ningúnfundamento ni teórico ni esencial. Por <strong>la</strong> voluntad afirmo y realizosólo su nulidad teórica. Lo que despreciamos, ni lo miramos. Loque se mira, se aprecia; contemp<strong>la</strong>r es reconocer. Lo que secontemp<strong>la</strong> nos atrae mediante fuerzas de atracción secretas yvence por el encanto que ejerce sobre el ojo, el excesopecaminoso de <strong>la</strong> voluntad, que todo quiere subyugar. Lo que haceuna impresión sobre el sentido teórico, sobre <strong>la</strong> razón, se substraeal dominio de <strong>la</strong> voluntad egoísta; reacciona, ofrece resistencia. Loque el egoísmo destructor consagra a <strong>la</strong> muerte, lo devuelve <strong>la</strong>teoría amorosa a <strong>la</strong> vida.El desconocimiento de <strong>la</strong> eternidad de <strong>la</strong> materia o del mundoen <strong>la</strong>s filosofías paganas, no tenía, por lo tanto, otro sentido, a noser que <strong>la</strong> naturaleza era para el<strong>la</strong>s una verdad teórica. Lospaganos eran idó<strong>la</strong>tras, es decir, contemp<strong>la</strong>ban <strong>la</strong> naturaleza; nohicieron otra cosa sino lo que hacen hoy todavía pueblosprofundamente cristianos, cuando hacen de <strong>la</strong> naturaleza un objetode su admiración, y de su investigación incansable. "Pero lospaganos adoraban los objetos de <strong>la</strong> naturaleza." Por cierto; pero <strong>la</strong>adoración sólo es <strong>la</strong> forma religiosa infantil de <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción. Lacontemp<strong>la</strong>ción y <strong>la</strong> adoración no se diferencian esencialmente.De<strong>la</strong>nte de lo que contemplo, me humillo; le consagro lo máshermoso que tengo, mi corazón, mi inteligencia. También elinvestigador de <strong>la</strong> naturaleza se arrodil<strong>la</strong> de<strong>la</strong>nte de el<strong>la</strong>, cuandosaca del interior de <strong>la</strong> tierra, así sea con peligro de su vida, uninsecto, una piedra, una p<strong>la</strong>nta y, para celebrar estos objetos a <strong>la</strong>luz de <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción y para eternizar su memoria en <strong>la</strong>humanidad científica. El estudio de <strong>la</strong> naturaleza es un servicio de<strong>la</strong> naturaleza, es ido<strong>la</strong>tría, en el sentido del Dios israelita ycristiano, e ido<strong>la</strong>tría no es otra cosa sino <strong>la</strong> primera forma decontemp<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> naturaleza del hombre, para <strong>la</strong> religión no esmás que una contemp<strong>la</strong>ción natural y autocontemp<strong>la</strong>ción del
hombre infantil, popu<strong>la</strong>r, cohibida y no libre. En cambio, loshebreos se elevaron por encima de <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría, hacía el servicio deDios, pasando por <strong>la</strong> criatura hacia <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción del creador,vale decir, se elevaron por encima de <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción teórica de<strong>la</strong> naturaleza, que tanto encantaba a los idó<strong>la</strong>tras hasta <strong>la</strong>contemp<strong>la</strong>ción puramente práctica y que somete <strong>la</strong> naturaleza sóloa los fines del egoísmo. "Que no levantes, pues, los ojos hacia elcielo y mires el sol y <strong>la</strong> luna y <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s, y todo el ejércitoceleste, y reniegues adorando y sirviendo a los astros que el ser tuDios ha dado a todos los pueblos debajo todo el cielo". Sólo en e<strong>la</strong>bismo inescrutable y en el poder del egoísmo hebraico, tiene suorigen <strong>la</strong> creación a partir de <strong>la</strong> nada, es decir, <strong>la</strong> creación por unsólo acto imperativo.Y por esta razón <strong>la</strong> creación a partir de <strong>la</strong> nada no estampoco ningún objeto de <strong>la</strong> filosofía -por lo menos de una filosofíadistinta de <strong>la</strong> que vemos aquí-, pues corta de raíz toda verdaderaespecu<strong>la</strong>ción, no ofrece al pensamiento, a <strong>la</strong> teoría, ningún puntode apoyo; es una doctrina sin fundamento para <strong>la</strong> teoría, construidaen el aire, que sólo está destinada a afirmar el utilitarismo, elegoísmo; no contiene otra cosa, sino el mandamiento de no hacerde <strong>la</strong> naturaleza ningún objeto del pensamiento, de <strong>la</strong> intuición,sino de <strong>la</strong> utilización y del provecho. Pero cuando más vacía seapara <strong>la</strong> filosofía natural, tanto más profundo es su significado"especu<strong>la</strong>tivo", pues precisamente porque no tiene ningún punto deapoyo, deja a <strong>la</strong> especu<strong>la</strong>ción un inmenso campo' deinterpretaciones y cavi<strong>la</strong>ciones arbitrarias y sin fundamento.Sucede con <strong>la</strong> historia de los dogmas y especu<strong>la</strong>ciones lo mismoque con <strong>la</strong> historia de los Estados. Esos antiquísimos derechos einstituciones siguen siendo iguales todavía a pesar de que hanperdido ya hace mucho su sentido. Lo que ha sido una vez, noquiere que se le quite el derecho de ser para siempre; lo que unavez era bueno, lo quiere ser también para todos los tiempos y atrásmarchan los especu<strong>la</strong>dores y hab<strong>la</strong>n de un sentido profundo, peroya no conocen el sentido verdadero. Así también contemp<strong>la</strong> <strong>la</strong>especu<strong>la</strong>ción religiosa los dogmas, separados de <strong>la</strong> conexión quetienen y en <strong>la</strong> cual sólo tienen sentido; los reduce, no críticamente,a su origen verdadero e intrínseco, sino que convierte más bien loque ha deducido en lo primordial y viceversa, lo primordial en cosadeducida. Dios es lo primero; el hombre lo segundo. De este modoinvierte el orden natural de <strong>la</strong>s cosas. Lo primero es precisamenteel hombre, lo segundo es el ser objetivado del hombre: Dios. Sóloen un tiempo posterior, cuando <strong>la</strong> religión ya carne y sangre, se53pudo decir: como es Dios, tal es el hombre; y aunque hasta estafrase sólo expresa una tautología. Pero en el principio es distinto ysólo en el principio se puede conocer <strong>la</strong> esencia verdadera de unacosa. Primero crea el hombre, sin saber y sin quererlo, a Diossegún su imagen propia, y luego, crea a su vez este Dios,sabiéndolo y queriéndolo, al hombre según su imagen. Esto loconfirma ante todo el desarrollo de <strong>la</strong> religión israelita. De ahí <strong>la</strong>frase de <strong>la</strong> mediocridad teológica, que <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción de Dios va alpaso del desarrollo del género humano. Naturalmente; pues <strong>la</strong>reve<strong>la</strong>ción de Dios no es otra cosa que <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción, el desarrollode <strong>la</strong> esencia humana. El egoísmo supranaturalista de los judíos nopartía del Creador; sino, a <strong>la</strong> inversa, éste partía de aquél: en <strong>la</strong>creación el israelita sólo justificaba, por decir así, su egoísmo anteel foro de su razón.C<strong>la</strong>ro está que el israelita no podía tampoco, como hombre,como es fácil comprender, sustraerse a <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción yadmiración teórica de <strong>la</strong> naturaleza, por razones prácticas. Perosólo celebra el poder y <strong>la</strong> magnitud de Jehová, al celebrar el podery <strong>la</strong> magnitud de <strong>la</strong> naturaleza.Y este poder de Jehová, se ha mostrado en su gloriamáxima, en <strong>la</strong>s obras maravillosas que hizo en bien de Israel.Luego, el israelita, al celebrar ese poder, siempre se refiere a símismo; celebra <strong>la</strong> magnitud de <strong>la</strong> naturaleza sólo por el mismointerés por el cual el vencedor aumenta <strong>la</strong> fuerza de su adversario,para mostrar su propio coraje y celebrar su Gloria. Grande einmensa es <strong>la</strong> naturaleza, creada por Jehová, pero más grandetodavía es el egoísmo de Israel. Por Israel se para hasta el sol; porIsrael tiemb<strong>la</strong>, según Philo, <strong>la</strong> tierra al anunciarse <strong>la</strong> ley; en unapa<strong>la</strong>bra, por Israel cambia toda <strong>la</strong> naturaleza su esencia. "Toda <strong>la</strong>creación según su propia naturaleza, es cambiada nuevamentesiguiendo tu mandato, al cual el<strong>la</strong> sirve a fin de que tus hijosqueden incólumes". Dios da a Moisés, según Philo, el poder sobre<strong>la</strong> naturaleza; cada uno de los elementos lo obedece como si fuerael señor de <strong>la</strong> naturaleza. La necesidad de Israel es <strong>la</strong> másomnipotente del mundo, es el destino del mundo. Jehová es <strong>la</strong>conciencia de Israel, del sentido y de <strong>la</strong> necesidad de su existencia-una necesidad ante <strong>la</strong> cual <strong>la</strong> existencia de <strong>la</strong> naturaleza y el serde otros pueblos desaparece en <strong>la</strong> nada- Jehová es el Saluspopuli, <strong>la</strong> salud de Israel, a <strong>la</strong> cual debe sacrificarse todo lo que leintercepta el camino; Jehová es el egoísmo exclusivo monárquico,<strong>la</strong> l<strong>la</strong>ma aniqui<strong>la</strong>dora de <strong>la</strong> ira, es el ojo iracundo del Israel
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