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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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Pero al mismo tiempo, mientras yo hundo al ego en <strong>la</strong>profundidad del amor, surge <strong>la</strong> idea del sujeto y destruye <strong>la</strong>armonía entre el ser divino y humano, <strong>la</strong> que ha sido establecidapor el amor. La fe se presenta con sus pretensiones y concede a<strong>la</strong>mor sólo tanto como le corresponde a un predicado cualquiera, enel sentido común. La fe no deja que el amor obre libre eindependientemente; se convierte en <strong>la</strong> esencia, en el fundamento.El amor de <strong>la</strong> fe es so<strong>la</strong>mente una figura retórica, una ficciónpoética de <strong>la</strong> fe es <strong>la</strong> fe en éxtasis. Cuando <strong>la</strong> fe vuelve en sí, hadesaparecido el amor.Forzosamente debo yo practicar esta contradicción teóricatambién en mi vida. Forzosamente; porque el amor en elcristianismo es manchado por <strong>la</strong> fe, no es libre, no es comprendidoen el sentido verdadero de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra. Un amor limitado por <strong>la</strong> fe esun amor falso. El amor no conoce otra ley sino <strong>la</strong> de sí mismo; esdivino por sí mismo; no necesita de <strong>la</strong> consagración por parte de <strong>la</strong>fe: sólo puede ser fundamentado por sí mismo. El amor que estáligado a <strong>la</strong> fe, es, en cambio, un amor falso, un amor quecontradice al concepto del amor, es decir que se contradice a símismo, es un amor aparente, porque esconde en sí el odio de <strong>la</strong> fe;sólo es bueno mientras no se lesiona <strong>la</strong> fe. Por eso, en estacontradicción consigo mismo, se le ocurren, para retener <strong>la</strong>apariencia del amor, los sofismas más diabólicos, tales comoAgustín los reproduce en su apología de <strong>la</strong>s persecuciones de losherejes. El amor es limitado por <strong>la</strong> fe; por eso él no encuentra enlos actos del odio que permite <strong>la</strong> fe una contradicción consigomisma; éste amor interpreta los actos de odio, efectuados por <strong>la</strong> fe,como actos de amor. Y necesariamente cae en semejantescontradicciones, porque ya de por sí es una contradicción que e<strong>la</strong>mor puede ser limitado por <strong>la</strong> fe. Cuando el amor soportasemejante barreras, ha renunciado a su independencia, a su propiojuicio, a su propio criterio y medida; está sin remedio entregado alos mandamientos de <strong>la</strong> fe.Aquí tenemos un nuevo ejemplo de que muchas cosas queno están escritas literalmente en <strong>la</strong> Biblia, sin embargo estáncontenidas en el<strong>la</strong> según el principio. Encontramos en <strong>la</strong> Biblia <strong>la</strong>smismas contradicciones que encontramos en Agustín y en elcatolicismo en general; sólo que aquí se encuentran pronunciadasen forma más determinante, y que tienen una existencia másl<strong>la</strong>mativa y que por eso mismo indigna. La Biblia condena por <strong>la</strong> fe,e indulta por el amor. Pero sólo conoce un amor fundado en <strong>la</strong> fe.114Luego, perdura aquí también un amor que maldice, un amorinseguro, un amor que no me da ninguna garantía de que no seconvierta un día en odio; pues si no reconozco los artículos de <strong>la</strong>fe, he caído fuera del ámbito y del reino del amor, soy un objeto de<strong>la</strong> maldición, del infierno, de <strong>la</strong> ira de Dios, para el cual <strong>la</strong> existenciade los infieles es un escándalo, una espina en el ojo. El amorcristiano no ha vencido al infierno porque no ha superado <strong>la</strong> fe. E<strong>la</strong>mor es de por sí ateo; pero <strong>la</strong> fe es sin amor. El amor es ateoporque no conoce cosa más divina que sí mismo, porque sólo creeen sí mismo como verdad absoluta.El amor cristiano es por eso un amor especial, porque sel<strong>la</strong>ma cristiano y porque lo es. Pero <strong>la</strong> universalidad está en <strong>la</strong>esencia del amor. Mientras que el amor cristiano no renuncia a <strong>la</strong>cristiandad, mientras que no convierte al amor en <strong>la</strong> ley suprema,mientras tanto es un amor que ofende a <strong>la</strong> veracidad; porque esprecisamente amor lo que suprime <strong>la</strong> diferencia entre elcristianismo y el l<strong>la</strong>mado paganismo. Es un amor que, debido a sucarácter especial, contradice a <strong>la</strong> esencia del amor, es un amoranormal, sin amor, que por eso mismo ya hace mucho que se haconvertido en un objeto de <strong>la</strong> ironía. El amor verdadero se basta así mismo; no necesita de ninguna tute<strong>la</strong> especial ni de ningunaautoridad. El amor es <strong>la</strong> ley universal de <strong>la</strong> inteligencia y de <strong>la</strong>naturaleza, que no es otra cosa sino <strong>la</strong> realización de <strong>la</strong> unidad de<strong>la</strong> especie por vía de los sentimientos. Si este amor debe serfundado en el nombre de una persona, entonces esto so<strong>la</strong>mente esposible si se ligan con esta persona imaginaciones supersticiosas,ya sean de carácter especu<strong>la</strong>tivo, ya sean de carácter religioso.Pero con <strong>la</strong> superstición se une siempre el sectarismo, elparticu<strong>la</strong>rismo y con el particu<strong>la</strong>rismo el fanatismo. El amor sólopuede fundarse en <strong>la</strong> unidad de <strong>la</strong> especie, de <strong>la</strong> inteligencia, en <strong>la</strong>naturaleza de <strong>la</strong> humanidad: pero sólo entonces es un amorprofundo, protegido en el principio, asegurado y libre, porque sefunda en el origen del amor del cual proviene también el amor deCristo. El amor de Cristo también era un amor derivado. No nos haamado por sí mismo, a raíz de su propio poder, sino en fuerza de <strong>la</strong>naturaleza de <strong>la</strong> humanidad. Si el amor se funda en su persona,entonces este amor es un amor especial que sólo alcanza hastadonde alcanza también el reconocimiento de esta persona; es unamor que no se funda en su propio terreno y sólo en el amor.¿Acaso debemos amamos porque Cristo nos ha amado?Semejante amor sería un amor afectado e imitado. ¿Acaso

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