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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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cristianos eran libres de <strong>la</strong> naturaleza, pero su libertad no era <strong>la</strong>libertad de <strong>la</strong> razón, <strong>la</strong> libertad verdadera -<strong>la</strong> libertad verdadera esaquel<strong>la</strong> que se limita por <strong>la</strong> concepción que tiene del mundo, o sea,por <strong>la</strong> naturaleza-, sino que era una libertad del sentimiento y de <strong>la</strong>fantasía, <strong>la</strong> libertad del mi<strong>la</strong>gro. A los antiguos les encantaba elcosmos de tal manera, que se olvidaban de sí mismoscontemplándolo, creían ser una nada frente a él: los cristianosdespreciaron el mundo, pensando: ¿qué es <strong>la</strong> criatura encomparación con el Creador? ¿Qué son el Sol, <strong>la</strong> Luna y <strong>la</strong> Tierraen comparación con el alma humana? El mundo perece; pero elhombre es eterno. Cuando los cristianos desligaban al hombre de<strong>la</strong> comunidad con <strong>la</strong> naturaleza, creyendo por eso mismo en elextremo de una finura noble, que ya designaba a <strong>la</strong> remotacomparación del hombre con el animal como una lección atea de <strong>la</strong>dignidad humana, los paganos cayeron en el otro extremo, en <strong>la</strong>vileza que destruye <strong>la</strong> diferencia entre el animal y el hombre y,como lo hizo, por ejemplo, Celso, el adversario del cristianismo,que llega hasta rebajar al hombre considerándolo más bajo que losanimales.Los paganos contemp<strong>la</strong>ban al hombre no so<strong>la</strong>mente enre<strong>la</strong>ción con el universo; es decir, ellos consideraban al individuosólo en re<strong>la</strong>ción con otros hombres, en re<strong>la</strong>ción con unacomunidad. Ellos distinguían, por lo menos como filósofos,abstractamente, el individuo de su especie, el individuo como partede todo el género humano, subordinándolo a ese conjunto. Loshombres perecen, pero <strong>la</strong> humanidad permanece, dice un filósofopagano. ¿Por qué <strong>la</strong>mentas <strong>la</strong> pérdida de tu hijo?, escribe Sulpicioa Cicerón. Grandes ciudades e imperios de fama mundial hanperecido, ¿y tú te portas así por <strong>la</strong> muerte de un homúnculo, de unhombrecito? ¿Dónde queda tu filosofía? El concepto del hombrecomo individuo, era para los antiguos un concepto derivado,deducido del concepto de <strong>la</strong> especie o de <strong>la</strong> comunidad. Aunqueellos apreciaban mucho <strong>la</strong> especie, <strong>la</strong>s cualidades de <strong>la</strong>humanidad, y <strong>la</strong> inteligencia, al individuo lo despreciaban. Encambio, el cristianismo se despreocupa de <strong>la</strong> especie fijándoseúnicamente en el individuo. El cristianismo (no el cristianismo dehoy, que ha asimi<strong>la</strong>do <strong>la</strong> cultura pagana y sólo ha retenido elnombre y algunas sentencias generales del cristianismo y es locontrario directo del paganismo) sólo se concibe verdaderamente ysin ser desfigurado por <strong>la</strong> interpretación especu<strong>la</strong>tiva y arbitraria, sise lo considera como oposición al paganismo. Es verdad en cuantosu contrario es erróneo; pero es falso en cuanto su contrario es67verdad. Los antiguos sacrificaban el individuo a <strong>la</strong> especie; loscristianos, <strong>la</strong> especie al individuo. O sea: el paganismo considerabay contemp<strong>la</strong>ba al individuo sólo como parte a diferencia de toda <strong>la</strong>especie; en cambio el cristianismo sólo lo contemp<strong>la</strong> en unidadinmediata y no diferenciada con <strong>la</strong> especie. Para el cristianismo, elindividuo era el objeto de <strong>la</strong> providencia inmediata, es decir, unobjeto inmediato de <strong>la</strong> esencia divina. Los paganos creían en unaprovidencia del individuo sólo por medio de <strong>la</strong> especie, de <strong>la</strong> ley,del orden universal; luego, creían so<strong>la</strong>mente en una providenciamediata y natural no mi<strong>la</strong>grosa; pero los cristianos rechazaron <strong>la</strong>mediación y se pusieron en contacto directo con el ser universalque abarca y que lo prevé todo; vale decir, ellos identificabaninmediatamente el ser especial con el ser universal.Pero, el concepto de <strong>la</strong> divinidad coincide con el concepto de<strong>la</strong> humanidad. Todas <strong>la</strong>s determinaciones divinas, todas <strong>la</strong>sdeterminaciones que hacen de Dios un Dios, son determinacionesde <strong>la</strong> especie, determinaciones que en lo particu<strong>la</strong>r son limitadas alindividuo; pero cuyas limitaciones son suprimidas en <strong>la</strong> esencia de<strong>la</strong> especie y hasta en su existencia, en cuanto aquel<strong>la</strong> tiene <strong>la</strong>existencia que le corresponde sólo en todos los hombres enconjunto. Mi sabiduría, mi voluntad son limitadas; pero mi límite noes el límite de los demás, menos aún de <strong>la</strong> humanidad; lo que a míme cuesta, es fácil para el otro; lo que para un tiempo es imposible,inconcebible, es posible y concebible al tiempo venidero. Mi vidaestá ligada a un tiempo limitado, no así <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> humanidad. Lahistoria de <strong>la</strong> humanidad no consiste en otra cosa sino en unasuperación continua de límites, que en un tiempo determinado seconsideraban como límites de <strong>la</strong> humanidad y por eso como límitesabsolutos e invencibles. Pero el futuro siempre reve<strong>la</strong> que lospretendidos límites del espacio, sólo eran límites de los individuos.La historia de <strong>la</strong>s ciencias, especialmente de <strong>la</strong> filosofía y de <strong>la</strong>sciencias naturales, nos ofrece para ello <strong>la</strong>s pruebas másinteresantes. Sería sumamente interesante e instructivo escribiruna historia de <strong>la</strong>s ciencias so<strong>la</strong>mente desde este punto de vista,para demostrar <strong>la</strong> sinrazón del individuo que cree poder limitar suespecie. Luego, <strong>la</strong> especie es ilimitada y sólo el individuo eslimitado. Pero el sentimiento del límite es penoso. De estasensación se libra el individuo contemp<strong>la</strong>ndo el ser perfecto; enesta contemp<strong>la</strong>ción posee todo lo que le falta. Dios no es otra cosaentre los cristianos que <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> unidad inmediataque reina entre <strong>la</strong> especie y el individuo, el ser universal yparticu<strong>la</strong>r. Dios es el concepto de <strong>la</strong> especie como ser general,

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