ateas". Le encanta el brillo de <strong>la</strong>s piedras preciosas, el sonido delos metales, el perfume y colorido de <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas, <strong>la</strong> gracia y <strong>la</strong>suavidad de muchos animales. En otro lugar escribe: "Yo no puedocomparar aquello, es decir, <strong>la</strong> manifestación de Dios en el mundoluminoso, el proceso donde se manifiesta en <strong>la</strong> divinidad <strong>la</strong> tanmaravillosa y hermosa formación del cielo en sus muchos colores ymuchas maneras y donde cada espíritu manifiesta su formaparticu<strong>la</strong>r separadamente con ninguna otra cosa, sino con <strong>la</strong>spiedras más preciosas como ser el rubí, <strong>la</strong> esmeralda, el delfín, elónix, el zafiro, el diamante, el jaspe, el jacinto, <strong>la</strong> amatista, el berilo,<strong>la</strong> ágata, el carbunclo, etc.". Y en otro lugar dice: "pero en lo que serefiere a <strong>la</strong>s piedras preciosas, como ser el carbunclo, el rubí, <strong>la</strong>esmeralda, el ónix y otras, que son <strong>la</strong>s mejores de todas el<strong>la</strong>s,tienen su origen donde el rayo de luz surgió del amor. Pues elmismo rayo ha nacido en <strong>la</strong> suavidad y es el corazón en el centrodel espíritu de <strong>la</strong> fantasía. Por eso también estas piedras sonsuaves, vigorosas y amenas". Vemos que Jacob Böhme no teníamal gusto con respecto a <strong>la</strong> mineralogía. Pero el hecho de quetambién le gustaban <strong>la</strong>s flores y que tenía sentido para <strong>la</strong> botánicalo demuestran <strong>la</strong>s siguientes pa<strong>la</strong>bras: "Las fuerzas celestialescrean frutos celestiales llenos de alegrías y colores y toda c<strong>la</strong>se deárboles y arbustos en los que crece <strong>la</strong> verdad bel<strong>la</strong> y humana de <strong>la</strong>vida. También se transmiten estas fuerzas a toda c<strong>la</strong>se de florescon colores y perfumes celestiales y hermosos. Su gusto es muyvariado y cada uno según su calidad y c<strong>la</strong>se, muy santo, divino ylleno de alegrías. Ahora bien; si tú quieres contemp<strong>la</strong>r <strong>la</strong> divinidadcelestial y su pompa y gloria, entonces contemp<strong>la</strong> asiduamenteeste mundo mirando <strong>la</strong>s frutas y los productos que crecen en losárboles y arbustos, mira los tallos y <strong>la</strong>s raíces de <strong>la</strong>s flores, losaceites, vinos, trigo y todo lo que hay allí y lo que pueda investigartu corazón. Todo aquello es una imagen de <strong>la</strong> pompa celestial."A Jakob Böhme no le satisfizo ningún dictamen despóticocomo fórmu<strong>la</strong> explicativa de <strong>la</strong> naturaleza; <strong>la</strong> naturaleza llenabademasiado sus sentidos y su corazón; por eso él trataba deexplicada de un modo natural. Pero natural y necesariamente, noencontró otras explicaciones naturales que <strong>la</strong>s mismas cualidadesde <strong>la</strong> naturaleza que habían hecho una impresión tan profunda ensu alma, Jacob Böhme -y en esto consiste su significado esencialesun filósofo naturalista místico, vulcanista y neptunista teosófico,pues" en el fuego y en el agua nacieron todas <strong>la</strong>s cosas". Lanaturaleza había fascinado el sentimiento religioso de JakobBöhme -no en vano recibió él su luz mística del brillo de una vasija44de zinc- pero el sentimiento religioso sólo trabaja y teje en símismo; no tiene <strong>la</strong> fuerza ni el coraje de penetrar hasta <strong>la</strong>contemp<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>s cos s en su realidad; todo lo mira a través de<strong>la</strong> religión, todo en Dios, es decir, todo en un brillo encantador de <strong>la</strong>imaginación, que conmueve los sentimientos, todo en figura ycomo figura. Por ello, él debió poner esta oposición en Dios mismo-pues <strong>la</strong> aceptación de dos principios originarios que seríanindependientes y contrarios, habría destruido su alma religiosa-, eldebió distinguir en Dios mismo un ser suave, benefactor y de unser furioso, destructor. Todo lo amargo, duro, oscuro, frío, de unaamargura, oscuridad y frío divinos; todo lo suave, bril<strong>la</strong>nte, cálido,debe provenir de una cualidad suave iluminativa en Dios. En unapa<strong>la</strong>bra, el Cielo es tan rico como <strong>la</strong> tierra. Todo lo que está en <strong>la</strong>tierra está en el cielo. Todo lo que está en <strong>la</strong> naturaleza, estátambién en Dios. Pero aquí es divino, celestial; allí, en cambio, esterrenal, visible, material, pero sin embargo es lo mismo. "Cuandoyo escriba sobre los árboles, arbustos y frutos, no debescomprenderlo en forma terrenal, a <strong>la</strong> manera de este mundo, puesno es mi opinión de que en el suelo crece un árbol muerto, duro yde madera o una piedra que tenga cualidades terrenales. No: miopinión es celestial y espiritual, pero sin embargo sincera yverdadera, de manera que no me refiero a ninguna otra cosa que loque escribo con letras"; vale decir, en el cielo se encuentran losmismos árboles y <strong>la</strong>s mismas flores; pero los árboles en el cieloson árboles tal como dan su perfume y florecen en mi fuerzaimaginativa sin hacer presiones materiales sobre mí; los árboles en<strong>la</strong> tierra son árboles de mi percepción sensitiva y real. La diferenciaes <strong>la</strong> diferencia entre <strong>la</strong> imaginación y <strong>la</strong> percepción. "No es éste mipropósito", dice él mismo, "de describir el curso, el lugar o elnombre de todas <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s o como tienen anualmente suconjunción u oposición o su cuadratura, etc., y lo que hacenanualmente y en cada hora. Ni tampoco lo he comprendido oestudiado, y dejo que traten los sabios sobre este asunto: mipropósito, en cambio, es escribir según el espíritu y el sentido, perono según <strong>la</strong> intuición".La doctrina de <strong>la</strong> naturaleza en Dios, quiere fundamentar pormedio del naturalismo el teísmo, especialmente aquel teísmo quecontemp<strong>la</strong> el ser supremo como un ser personal. Pero el teísmopersonal concibe a Dios como un ser personal y separado de toda<strong>la</strong> materia; lo excluye de toda evolución, porque ésta no es otracosa sino <strong>la</strong> separación mediante <strong>la</strong> cual un ser se separa a símismo de cualidades que no corresponden a .su concepto
verdadero. Pero en Dios no tiene lugar tal cosa, porque en él no sepueden distinguir ni el comienzo, ni el medio ni el fin, porque él es a<strong>la</strong> vez todo lo que es y lo que es desde un principio, así como debeser y puede ser, es <strong>la</strong> pura unidad del ser y de <strong>la</strong> esencia, <strong>la</strong>realidad y <strong>la</strong> idea, el hecho y <strong>la</strong> voluntad. Deus suum Esse esto Elteísmo coincide aquí con <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong> religión. Todas <strong>la</strong>sreligiones, por más positivas que sean, se basan en <strong>la</strong> abstracción;se diferencian sólo por el objeto de <strong>la</strong> abstracción. También losdioses de Homero, en <strong>la</strong>s figuras abstractas, por más vida quetengan y por más semejantes que sean al hombre, tienen cuerpocomo los hombres, y cuerpos a quienes faltan <strong>la</strong>s limitaciones y <strong>la</strong>sdificultades del cuerpo humano. La primera determinación del serdivino es: un ser separado y desti<strong>la</strong>do. Se comprende que estaabstracción no es verdadera, sino determinada por el punto devista del hombre así como es él, así como él piensa en general, asíabstrae.La abstracción expresa un juicio, un juicio afirmativo ynegativo a <strong>la</strong> vez, a<strong>la</strong>banza y reproche. Lo que el hombre a<strong>la</strong>ba yensalza es para él Dios; lo que reprocha y rechaza es lo no divino.La religión es un juicio. La determinación esencial en <strong>la</strong> religión, en<strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> esencia divina es, por lo tanto, <strong>la</strong> separación que sehace entre lo que es digno de elogio y lo que merece reproche,entre lo perfecto y lo imperfecto, entre lo esencial y <strong>la</strong> nada. El cultomismo no consiste en otra cosa sino en una constante renovacióndel origen de <strong>la</strong> religión en <strong>la</strong> ais<strong>la</strong>ción crítica y solemne que sehace entre lo divino y lo que no es divino.La esencia divina es <strong>la</strong> esencia humana transfigurada por <strong>la</strong>muerte de <strong>la</strong> abstracción, es el espíritu fenecido del hombre. En <strong>la</strong>religión el hombre se libra de los límites de <strong>la</strong> vida, aquí deja lo quele oprime, le impide, le afecta en forma repugnante. Dios es elsentimiento del hombre de sí mismo librado de toda <strong>la</strong>repugnancia; el hombre sólo en su religión se siente libre, feliz,dichoso, porque sólo aquí puede vivir a su modo y celebrar sudomingo. La mediación, <strong>la</strong> fundamentación de <strong>la</strong> idea divina, estápara él fuera de esta idea; <strong>la</strong> verdad de ésta ya en el juicio, ya enque todo lo que él excluye de Dios, tiene para él el significado de lono divino, y lo no divino tiene el significado de <strong>la</strong> nada. Si é<strong>la</strong>cogiera <strong>la</strong> mediación de esta idea en <strong>la</strong> Idea misma, perdería susignificado esencial, su valor verdadero, el encanto que tiene paraél. El proceso de <strong>la</strong> ais<strong>la</strong>ción, de <strong>la</strong> separación entre lo Inteligente ylo no inteligente, entre <strong>la</strong> personalidad y <strong>la</strong> naturaleza, entre lo45perfecto y lo imperfecto, se realiza, por tanto, necesariamente, enel hombre y no en Dios y <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> divinidad no está alcomienzo, sino al fin de <strong>la</strong> sensibilidad, del mundo, de <strong>la</strong> naturaleza-donde termina <strong>la</strong> naturaleza empieza Dios-, porque Dios es elúltimo límite de <strong>la</strong> abstracción. Aquello de que ya no se puedeabstraer más, es Dios -el último pensamiento que yo puedoconcebir- el último quiere decir el supremo: Id quo majus nihilcogitare potest, Deus esto El hecho de que este Omega de <strong>la</strong>sensibilidad se convierta en el Alfa es fácil de comprender, pero loesencial es que es el Omega. El Alfa es sólo <strong>la</strong> consecuencia;porque es lo último, es también lo primero. Y el predicado del"primer ser" no tiene, en ninguna manera, un significado creador,sino so<strong>la</strong>mente el significado del rango supremo. La creación en <strong>la</strong>religión mosaica tiene el fin de asegurar a Jehová el predicado delser supremo y ser primero, del Dios verdadero y exclusivo, enoposición a los dioses.El afán de querer fundamentar <strong>la</strong> personalidad de Dios por <strong>la</strong>naturaleza, emana, por lo tanto, de una mezc<strong>la</strong> impura y ma<strong>la</strong>,aconsejada por <strong>la</strong> filosofía y <strong>la</strong> religión, de una falta de crítica y deconciencia con respecto al origen del Dios personal. Donde <strong>la</strong>personalidad es una determinación esencial de Dios, donde se dice"un Dios impersonal no es ningún Dios", allí <strong>la</strong> personalidad ya depor sí es lo supremo y lo más real, allí vale el criterio de que lo queno es persona, es muerto, es nada; sólo un ser personal es vida yverdad; pero <strong>la</strong> naturaleza es impersonal, luego es una nada. Laverdad de <strong>la</strong> personalidad se apoya so<strong>la</strong>mente en <strong>la</strong> irrealidad de <strong>la</strong>naturaleza. Atribuir a Dios una personalidad, no significa otra cosaque dec<strong>la</strong>rar <strong>la</strong> personalidad por el ser supremo; pero <strong>la</strong>personalidad sólo se concibe como una diferencia y como unaabstracción de <strong>la</strong> naturaleza. Por cierto, es so<strong>la</strong>mente un Diospersonal, un Dios abstracto, pero lo debe ser, es su concepto; puesno es otra cosa sino el ser personal del hombre que se colocafuera de todo contacto con el mundo y que se libra de todadependencia de él. En <strong>la</strong> personalidad de Dios, el hombre celebra<strong>la</strong> sobrenaturalidad, <strong>la</strong> inmortalidad, <strong>la</strong> independencia y <strong>la</strong> nolimitación de su propia personalidad.La necesidad de un Dios personal tiene su causa en que elhombre personal sólo en <strong>la</strong> personalidad se manifiesta y seencuentra. La sustancia, el espíritu puro, <strong>la</strong> so<strong>la</strong> razón, no le basta,le es demasiado abstracta, no lo expresa a él mismo, no lodevolverá a sí mismo. Pero feliz y satisfecho es el hombre sólo
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vale ella por sí misma como un pod