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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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ateas". Le encanta el brillo de <strong>la</strong>s piedras preciosas, el sonido delos metales, el perfume y colorido de <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas, <strong>la</strong> gracia y <strong>la</strong>suavidad de muchos animales. En otro lugar escribe: "Yo no puedocomparar aquello, es decir, <strong>la</strong> manifestación de Dios en el mundoluminoso, el proceso donde se manifiesta en <strong>la</strong> divinidad <strong>la</strong> tanmaravillosa y hermosa formación del cielo en sus muchos colores ymuchas maneras y donde cada espíritu manifiesta su formaparticu<strong>la</strong>r separadamente con ninguna otra cosa, sino con <strong>la</strong>spiedras más preciosas como ser el rubí, <strong>la</strong> esmeralda, el delfín, elónix, el zafiro, el diamante, el jaspe, el jacinto, <strong>la</strong> amatista, el berilo,<strong>la</strong> ágata, el carbunclo, etc.". Y en otro lugar dice: "pero en lo que serefiere a <strong>la</strong>s piedras preciosas, como ser el carbunclo, el rubí, <strong>la</strong>esmeralda, el ónix y otras, que son <strong>la</strong>s mejores de todas el<strong>la</strong>s,tienen su origen donde el rayo de luz surgió del amor. Pues elmismo rayo ha nacido en <strong>la</strong> suavidad y es el corazón en el centrodel espíritu de <strong>la</strong> fantasía. Por eso también estas piedras sonsuaves, vigorosas y amenas". Vemos que Jacob Böhme no teníamal gusto con respecto a <strong>la</strong> mineralogía. Pero el hecho de quetambién le gustaban <strong>la</strong>s flores y que tenía sentido para <strong>la</strong> botánicalo demuestran <strong>la</strong>s siguientes pa<strong>la</strong>bras: "Las fuerzas celestialescrean frutos celestiales llenos de alegrías y colores y toda c<strong>la</strong>se deárboles y arbustos en los que crece <strong>la</strong> verdad bel<strong>la</strong> y humana de <strong>la</strong>vida. También se transmiten estas fuerzas a toda c<strong>la</strong>se de florescon colores y perfumes celestiales y hermosos. Su gusto es muyvariado y cada uno según su calidad y c<strong>la</strong>se, muy santo, divino ylleno de alegrías. Ahora bien; si tú quieres contemp<strong>la</strong>r <strong>la</strong> divinidadcelestial y su pompa y gloria, entonces contemp<strong>la</strong> asiduamenteeste mundo mirando <strong>la</strong>s frutas y los productos que crecen en losárboles y arbustos, mira los tallos y <strong>la</strong>s raíces de <strong>la</strong>s flores, losaceites, vinos, trigo y todo lo que hay allí y lo que pueda investigartu corazón. Todo aquello es una imagen de <strong>la</strong> pompa celestial."A Jakob Böhme no le satisfizo ningún dictamen despóticocomo fórmu<strong>la</strong> explicativa de <strong>la</strong> naturaleza; <strong>la</strong> naturaleza llenabademasiado sus sentidos y su corazón; por eso él trataba deexplicada de un modo natural. Pero natural y necesariamente, noencontró otras explicaciones naturales que <strong>la</strong>s mismas cualidadesde <strong>la</strong> naturaleza que habían hecho una impresión tan profunda ensu alma, Jacob Böhme -y en esto consiste su significado esencialesun filósofo naturalista místico, vulcanista y neptunista teosófico,pues" en el fuego y en el agua nacieron todas <strong>la</strong>s cosas". Lanaturaleza había fascinado el sentimiento religioso de JakobBöhme -no en vano recibió él su luz mística del brillo de una vasija44de zinc- pero el sentimiento religioso sólo trabaja y teje en símismo; no tiene <strong>la</strong> fuerza ni el coraje de penetrar hasta <strong>la</strong>contemp<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>s cos s en su realidad; todo lo mira a través de<strong>la</strong> religión, todo en Dios, es decir, todo en un brillo encantador de <strong>la</strong>imaginación, que conmueve los sentimientos, todo en figura ycomo figura. Por ello, él debió poner esta oposición en Dios mismo-pues <strong>la</strong> aceptación de dos principios originarios que seríanindependientes y contrarios, habría destruido su alma religiosa-, eldebió distinguir en Dios mismo un ser suave, benefactor y de unser furioso, destructor. Todo lo amargo, duro, oscuro, frío, de unaamargura, oscuridad y frío divinos; todo lo suave, bril<strong>la</strong>nte, cálido,debe provenir de una cualidad suave iluminativa en Dios. En unapa<strong>la</strong>bra, el Cielo es tan rico como <strong>la</strong> tierra. Todo lo que está en <strong>la</strong>tierra está en el cielo. Todo lo que está en <strong>la</strong> naturaleza, estátambién en Dios. Pero aquí es divino, celestial; allí, en cambio, esterrenal, visible, material, pero sin embargo es lo mismo. "Cuandoyo escriba sobre los árboles, arbustos y frutos, no debescomprenderlo en forma terrenal, a <strong>la</strong> manera de este mundo, puesno es mi opinión de que en el suelo crece un árbol muerto, duro yde madera o una piedra que tenga cualidades terrenales. No: miopinión es celestial y espiritual, pero sin embargo sincera yverdadera, de manera que no me refiero a ninguna otra cosa que loque escribo con letras"; vale decir, en el cielo se encuentran losmismos árboles y <strong>la</strong>s mismas flores; pero los árboles en el cieloson árboles tal como dan su perfume y florecen en mi fuerzaimaginativa sin hacer presiones materiales sobre mí; los árboles en<strong>la</strong> tierra son árboles de mi percepción sensitiva y real. La diferenciaes <strong>la</strong> diferencia entre <strong>la</strong> imaginación y <strong>la</strong> percepción. "No es éste mipropósito", dice él mismo, "de describir el curso, el lugar o elnombre de todas <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s o como tienen anualmente suconjunción u oposición o su cuadratura, etc., y lo que hacenanualmente y en cada hora. Ni tampoco lo he comprendido oestudiado, y dejo que traten los sabios sobre este asunto: mipropósito, en cambio, es escribir según el espíritu y el sentido, perono según <strong>la</strong> intuición".La doctrina de <strong>la</strong> naturaleza en Dios, quiere fundamentar pormedio del naturalismo el teísmo, especialmente aquel teísmo quecontemp<strong>la</strong> el ser supremo como un ser personal. Pero el teísmopersonal concibe a Dios como un ser personal y separado de toda<strong>la</strong> materia; lo excluye de toda evolución, porque ésta no es otracosa sino <strong>la</strong> separación mediante <strong>la</strong> cual un ser se separa a símismo de cualidades que no corresponden a .su concepto

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