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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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cuando está consigo y con su ser. Por eso, cuanto más personal esel hombre, tanto más fuerte es para él <strong>la</strong> necesidad de un Diospersonal. El espíritu abstracto y libre, no conoce algo más alto que<strong>la</strong> libertad; no necesita lograr<strong>la</strong> con un ser personal: <strong>la</strong> libertad espara él por sí misma, como tal, un ser verdadero y real. Un sabiomatemático o astrónomo, un hombre de pura inteligencia, unhombre objetivo, que no tiene prejuicios, se siente libre y felizso<strong>la</strong>mente en <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción de re<strong>la</strong>ciones objetivamenteracionales, en <strong>la</strong> razón que se encuentra en <strong>la</strong>s cosas mismas;semejante hombre querrá celebrar como ser supremo unasustancia como <strong>la</strong> de Spinoza u otra semejante idea; pero tendráantipatía contra un Dios personal, contra un Dios subjetivo. Por esoera Jacobi un filósofo clásico, porque (por lo menos a esterespecto) era consecuente y concordaba consigo mismo. Así comosu Dios, era su filosofía, personal y subjetiva. La existencia delDios personal no puede ser fundamentada científicamente de otramanera que <strong>la</strong> que empleaban Jacobi y sus discípulos. Lapersonalidad sólo demuéstrase en un modo personal.Yo puedo y debo fundamentar <strong>la</strong> existencia de <strong>la</strong>personalidad en un modo natural; pero sólo si yo desisto de operaren <strong>la</strong> oscuridad del misticismo, si yo salgo a <strong>la</strong> luz c<strong>la</strong>ra de <strong>la</strong>naturaleza verdadera y si cambio el concepto del Dios personal conel concepto de <strong>la</strong> personalidad en general. Pero, introducir en elconcepto del Dios personal, cuya esencia es <strong>la</strong> personalidadlibrada, separada y redimida de <strong>la</strong> fuerza limitadora de <strong>la</strong>naturaleza, digo introducir en este concepto nuevamente esanaturaleza, es tan erróneo como si quisiera mezc<strong>la</strong>r <strong>la</strong> cerveza conel néctar de los dioses para dar una base sólida a una bebidaetérea. Por cierto, no se pueden deducir del Jugo celestial quealimenta a los dioses, <strong>la</strong>s partes constructivas de <strong>la</strong> sangre animal.Pero <strong>la</strong> flor de <strong>la</strong> sublimación, sólo se forma mediante <strong>la</strong> evaporaciónde <strong>la</strong> materia. Luego ¿cómo puedes echar de menos enuna sustancia sublime <strong>la</strong>s materias de <strong>la</strong>s cuales tú mismo <strong>la</strong>s hasseparado? Por cierto, <strong>la</strong> esencia impersonal de <strong>la</strong> naturaleza no sepuede deducir del concepto de <strong>la</strong> personalidad, pues deducirsignifica fundamentar; pero donde <strong>la</strong> personalidad es una verdad, omás bien es <strong>la</strong> verdad suprema y única, allí <strong>la</strong> naturaleza no tienesignificado esencial y por consiguiente tampoco ningún fundamentoesencial. La creación, propiamente dicha, de <strong>la</strong> nada es aquí <strong>la</strong>única base explicativa que satisface, pues el<strong>la</strong> no dice otra cosasino que <strong>la</strong> naturaleza es una nada, expresa por lo tanto46precisamente el significado que tiene <strong>la</strong> naturaleza para <strong>la</strong>personalidad absoluta.CAPÍTULO XIEl misterio de <strong>la</strong> providencia y de <strong>la</strong> creación desde <strong>la</strong> nada<strong>LA</strong> CREACIÓN ES <strong>LA</strong> PA<strong>LA</strong>BRA pronunciada de Dios, <strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra creadora, idéntica con <strong>la</strong> idea. Pronunciar es un acto devoluntad, luego es <strong>la</strong> creación un producto de <strong>la</strong> voluntad. Así comoel hombre en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra de Dios, afirma <strong>la</strong> divinidad de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra,así afirma en <strong>la</strong> creación <strong>la</strong> divinidad de <strong>la</strong> voluntad, pero no de <strong>la</strong>voluntad de <strong>la</strong> inteligencia, sino de <strong>la</strong> voluntad de <strong>la</strong> facultadimaginativa, de <strong>la</strong> voluntad absolutamente subjetiva e ilimitada. Lacumbre más alta del principio de <strong>la</strong> subjetividad, es <strong>la</strong> creación apartir de <strong>la</strong> nada. Así como <strong>la</strong> eternidad del mundo o de <strong>la</strong> materiano significa otra cosa sino <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong> materia, así <strong>la</strong> realidadde <strong>la</strong> materia, así <strong>la</strong> creación del mundo a partir de <strong>la</strong> nada, nosignifica otra cosa que <strong>la</strong> nihilidad del mundo. Con el principio deuna cosa se ha puesto también el fin de ésta, aunque sea tan sólosegún el concepto y no según el tiempo. El principio del mundo esel principio de su fin, se desvanece como es ganado, así esderrochado. La voluntad ha puesto <strong>la</strong> existencia del mundo y <strong>la</strong>voluntad lo devuelve a <strong>la</strong> nada. ¿Cuándo? El tiempo es indiferente.Su ser o no ser, depende tan sólo de <strong>la</strong> voluntad. La voluntad deque el mundo exista, incluye, a <strong>la</strong> vez, <strong>la</strong> voluntad posible de queno exista. La existencia del mundo es, por lo tanto, una existenciamomentánea, arbitraria, insegura, es decir, nu<strong>la</strong>.La creación a partir de <strong>la</strong> nada es <strong>la</strong> expresión más alta de <strong>la</strong>omnipotencia. Pero <strong>la</strong> omnipotencia no es otra cosa que <strong>la</strong>subjetividad que se desliga de todas <strong>la</strong>s determinaciones ylimitaciones subjetivas, celebrando hasta su ilimitación, como elpoder y <strong>la</strong> esencia más sublimes; es <strong>la</strong> fuerza del poder, detransformar toda realidad en una irrealidad y todo lo representableen una posibilidad, es el poder de <strong>la</strong> facultad imaginativa, o sea de<strong>la</strong> voluntad idéntica con <strong>la</strong> fuerza imaginativa, es el poder de <strong>la</strong>arbitrariedad. La expresión más característica y más fuerte de <strong>la</strong>arbitrariedad subjetiva, es el antojo, el beneplácito. "Dios haquerido crear un mundo espiritual y corporal", es un antojo, es <strong>la</strong>demostración más indiscutible de que <strong>la</strong> propia subjetividad, elpropio antojo, se ha convertido en el ser supremo en el principio

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