omitir estas cosas sin muti<strong>la</strong>r forzosamente <strong>la</strong> religión. Las graciasy sus efectos forman el contraste de los efectos del diablo. Asícomo los instintos arbitrarios y sensuales que provienen de <strong>la</strong>profundidad de <strong>la</strong> naturaleza y como todos los fenómenosinexplicables del mal moral y físico -ya sea real, ya sea imaginarioaparecena <strong>la</strong> religión como efectos del ser malo, así le parecen aellos también necesariamente todos los movimientos arbitrarios delentusiasmo y del encanto como efectos del ser bueno, de Dios, delEspíritu Santo o de <strong>la</strong> gracia. De ahí <strong>la</strong> arbitrariedad de <strong>la</strong> gracia, <strong>la</strong>queja de los piadosos de que <strong>la</strong> gracia tan pronto los beatifica yacoge, como tan pronto los abandona y rechaza. La vida y <strong>la</strong>esencia de <strong>la</strong> gracia son también <strong>la</strong> vida y <strong>la</strong> esencia delsentimiento involuntario. En efecto, el sentimiento es el paráclito delos cristianos y los momentos sin sentimiento ni entusiasmo son losmomentos de <strong>la</strong> vida que carecen de gracia divina.Con respecto a <strong>la</strong> vida interior, <strong>la</strong> Gracia puede definirsetambién como el genio religioso; pero con respecto a <strong>la</strong> vidaexterior, como <strong>la</strong> casualidad religiosa. El hombre es bueno o malono so<strong>la</strong>mente por sí mismo, por su propia fuerza, por su voluntad,sino también debido a una cantidad de determinaciones secretas ymanifiestas, que, dado el hecho de no tener ningún carácter denecesidad absoluta o metafísica son atribuidas por nosotros, comosolía decir Federico el Grande, a "Su Majestad <strong>la</strong> Casualidad". LaGracia Divina es <strong>la</strong> fuerza mistificante de <strong>la</strong> casualidad. Aquítenemos nuevamente <strong>la</strong> confirmación de lo que hemos conocidocomo una ley esencial de <strong>la</strong> religión. La religión niega, rechaza <strong>la</strong>casualidad, haciendo todo dependiente de Dios, explicando todopor él; pero sólo niega <strong>la</strong> casualidad aparentemente: pues <strong>la</strong> colocaen <strong>la</strong> arbitrariedad divina. En efecto, <strong>la</strong> voluntad divina, que porrazones inconcebibles (dicho c<strong>la</strong>ramente y sin rodeos, por unaarbitrariedad absoluta y sin fundamento ni causa), por caprichodivino, predestina a unos al mal, a <strong>la</strong> perdición, a <strong>la</strong> desgracia,mientras que a otros los determina al bien, a <strong>la</strong> salvación, a <strong>la</strong>felicidad eterna, no tiene ninguna característica efectiva que <strong>la</strong>separe del poder de "Su Majestad <strong>la</strong> Casualidad". El misterio de <strong>la</strong>elección por <strong>la</strong> Gracia Divina es, por lo tanto, el misterio o <strong>la</strong>mística de <strong>la</strong> casualidad. Digo <strong>la</strong> mística de <strong>la</strong> casualidad, porque,en efecto, es <strong>la</strong> casualidad un misterio, aunque sea despreciada eignorada por nuestra filosofía religiosa especu<strong>la</strong>tiva, que debido alos misterios ilusorios del ser absoluto, es decir, de <strong>la</strong> teología, haolvidado los verdaderos misterios del pensamiento y de <strong>la</strong> vida, y82por eso también, debido al misterio de <strong>la</strong> gracia divina, el misterioprofano de <strong>la</strong> casualidad.Pero volvamos a nuestro argumento. El diablo es lo negativo,lo malo, lo que proviene de <strong>la</strong> esencia, no de <strong>la</strong> voluntad. Dios es lopositivo, lo bueno que proviene de <strong>la</strong> esencia, pero no de <strong>la</strong>voluntad consciente, el diablo es lo malo involuntario, inexplicable,Dios lo bueno, involuntario e inexplicable.. Ambos tienen <strong>la</strong> mismafuente, sólo <strong>la</strong> cualidad es diferente u opuesta. Por eso tambiénestaba ligada, hasta en nuestros tiempos modernos, a <strong>la</strong> creenciaen el diablo en lo más íntimo con <strong>la</strong> creencia en Dios, de modo que<strong>la</strong> negación del diablo era tenida por ateísmo, equivalía a <strong>la</strong>negación de Dios. No sin causa; porque sí se empieza a derivar losfenómenos del mal de causas naturales, se empieza también, almismo tiempo, a derivar los fenómenos del bien y de lo divino de <strong>la</strong>naturaleza de <strong>la</strong>s cosas y no de un ser sobrenatural, y finalmente,se llega a negar a Dios enteramente, o por lo menos a creer enotro Dios distinto, del de <strong>la</strong> religión, o lo que es lo más común, <strong>la</strong>divinidad se convierte en un ser inactivo, cuya existencia equivale a<strong>la</strong> no existencia, porque ya no se ocupa activamente de <strong>la</strong> vida de.los hombres y sólo está por encima del mundo como su principio,como su primera causa, <strong>la</strong> "prima causa". Dios ha creado elmundo. Esto es lo único que queda entonces de Dios. El serperfecto es aquí necesario; porque desde entonces, el mundo correcomo una máquina. La parte adicional: Dios crea siempre, crea hoytodavía, sólo es un agregado de una reflexión extrínseca; el serperfecto expresa aquí completamente el sentido religioso, porqueel espíritu de <strong>la</strong> religión está en el pasado cuando <strong>la</strong> actividad deDios se ha convertido en algo perfecto. Otra cosa es si <strong>la</strong>conciencia verdaderamente religiosa dice: lo perfecto es hoytodavía un presente; porque entonces tiene esto un sentido legal,de reflexión, porque Dios es aquí un Dios activo. La religión sesuprime donde entre Dios y el hombre se interca<strong>la</strong> <strong>la</strong>representación del mundo, de <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>madas causas intermedias.Pues entonces se ha introducido un ser extraño, el principio de <strong>la</strong>inteligencia; <strong>la</strong> paz está rota, <strong>la</strong> armonía de <strong>la</strong> religión que sóloexiste en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción inmediata del hombre con Dios, hadesaparecido. La causa intermedia es una capitu<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong>inteligencia incrédu<strong>la</strong> al corazón creyente. Por cierto, Dios obratambién de acuerdo con <strong>la</strong> religión, mediante otras cosas y seressobre el hombre. Pero Dios es finalmente <strong>la</strong> única causa, el únicoser que obra y actúa. Lo que te hace otra persona, en el sentido de<strong>la</strong> religión, no lo hace el<strong>la</strong> sino Dios; <strong>la</strong> otra persona sólo es <strong>la</strong>
apariencia, el medio, el vehículo, no <strong>la</strong> causa. Pero <strong>la</strong> causaintermedia es un híbrido, algo intermedio entre un serindependiente y dependiente. Dios da el primer impulso; peroentonces <strong>la</strong> causa intermedia obra por sí misma.La religión no sabe de por sí nada de <strong>la</strong> existencia de <strong>la</strong>scausas intermedias; esta existencia es más bien una piedra detoque para el<strong>la</strong>; porque es precisamente el imperio de <strong>la</strong>s causasintermedias, el mundo sensitivo, <strong>la</strong> naturaleza <strong>la</strong> que separa alhombre de Dios; aunque Dios, por ser un Dios real, es a su veztambién un ser sensitivo. Por eso cree <strong>la</strong> religión que esa pareddivisoria un día va a caer. Un día no habrá ninguna naturaleza,ninguna materia, ningún cuerpo, por lo menos no habrá ningúncuerpo que separe al hombre de Dios; un día habrá so<strong>la</strong>menteDios y el alma piadosa. La religión tiene, debido a <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ciónnatural, es decir, no religiosa, conocimiento de <strong>la</strong> existencia de <strong>la</strong>scosas intermedias, o sea de <strong>la</strong>s cosas que se encuentran entreDios y el hombre; pero esta contemp<strong>la</strong>ción <strong>la</strong> destruye en seguidahaciendo de los efectos de <strong>la</strong> naturaleza efectos de Dios. A estaidea religiosa contradice naturalmente <strong>la</strong> inteligencia y <strong>la</strong>percepción que concede a <strong>la</strong>s cosas naturales una verdaderaactividad independiente. Y esta contradicción que hay entre <strong>la</strong>contemp<strong>la</strong>ción natural y religiosa, <strong>la</strong> resuelve <strong>la</strong> religiónprecisamente haciendo de <strong>la</strong> eficacia innegable de <strong>la</strong>s cosas, unaeficacia de Dios mediante aquel<strong>la</strong>s cosas. Entonces <strong>la</strong> esencia y <strong>la</strong>cosa principal es aquí Dios, <strong>la</strong> cosa secundaria y <strong>la</strong> no esencial esel mundo.Por el contrario, cuando se atribuye una actividadindependiente a <strong>la</strong>s causas intermedias, cuando se <strong>la</strong>s emancipa,por decir así, entonces el caso es al revés: <strong>la</strong> naturaleza es <strong>la</strong>esencia y Dios <strong>la</strong> no esencia. El mundo es independiente en su ser,en su permanencia, sólo en su principio depende tOdavía. Dios esaquí sólo un ser hipotético y derivado, proveniente de <strong>la</strong> necesidadde <strong>la</strong> inteligencia limitada, para <strong>la</strong> cual <strong>la</strong> existencia del mundo querepresenta una máquina confeccionada por Dios, no es aplicablesin un principio automoviente; pero ya no es una esencia original yabsolutamente necesaria. Dios no existe por sí mismo, sino porqueel mundo existe y sólo tiene sentido como primera causa de <strong>la</strong>máquina del mundo. El hombre de inteligencia limitada seescandaliza ante una existencia original e independiente delmundo, porque sólo <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong> desde el punto de vistasubjetivamente práctico, sólo en su vulgaridad, sólo como máquina83de herramientas, no en su majestad y gloria, no como cosmos. Élse objetiva, es esa piedra de toque de su pensamiento fuera de sícomo <strong>la</strong> causa primordial que ha <strong>la</strong>nzado a este mundo a <strong>la</strong>existencia con el objeto de que marche eternamente, al igual que <strong>la</strong>materia puesta en movimiento por un empuje matemático; es decir,el hombre se imagina un origen mecánico del mundo. Una máquinadebe tener un principio; esto lo dice su concepto; porque no tiene eldel movimiento en sí.Toda cosmogonía religiosa y especu<strong>la</strong>tiva es tautología yesto lo veremos también en el siguiente ejemplo. En <strong>la</strong> cosmogoníael hombre dec<strong>la</strong>ra o sólo realiza el concepto que tiene del mundo;él dice aquí lo mismo que manifiesta del mundo en otrasoportunidades. Así dice en <strong>la</strong> cosmogonía: si el mundo es unamáquina, entonces se comprende que no se ha hecho por símismo, sino que ha sido creado, es decir, que tiene una causamecánica. En esto coincide, en efecto, <strong>la</strong> conciencia religiosa con<strong>la</strong> conciencia mecánica, pues también para esta concienciamecánica el mundo es sólo un artificio, un producto de <strong>la</strong> voluntad.Pero sólo coinciden en un momento, en el momento de <strong>la</strong> creación;cuando esta creación es un solo acto, cuando este instante hapasado, ha pasado también <strong>la</strong> armonía. El mecánico necesita deDios sólo para hacer el mundo; una vez hecho el mundo vuelve <strong>la</strong>espalda a Dios y goza de corazón de su independencia teística.Pero, <strong>la</strong> religión sólo hace hacer el mundo para mantener siempre<strong>la</strong> conciencia de su nulidad, de su dependencia de Dios.La creación es para el mecánico el último hilo que lo liga a <strong>la</strong>religión; <strong>la</strong> religión para <strong>la</strong> cual <strong>la</strong> importancia del mundo es unaverdad presente (pues toda fuerza y actividad es para el<strong>la</strong> fuerza yactividad de Dios), es para él sólo una reminiscencia de <strong>la</strong>juventud, <strong>la</strong> no existencia del mundo, pues al principio, antes de <strong>la</strong>creación, no había ningún mundo, era Dios sólo en <strong>la</strong> lejanía, en elpasado; mientras <strong>la</strong> autonomía del mundo, que embarga todo supensamiento y toda su reflexión, impresiona sobre él con el poderde <strong>la</strong> presencia. El mecánico interrumpe y acorta <strong>la</strong> actividad deDios por <strong>la</strong> actividad del mundo. Dios tiene para él todavía underecho histórico, pero este derecho contradice al derecho de sunaturaleza; por eso limita, en cuanto sea posible, ese derechocorrespondiente a Dios, para obtener un campo más amplio parasus causas naturales.
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