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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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La contradicción en <strong>la</strong> existencia de Dios<strong>LA</strong> RELIGIÓN ES EL COMPORTAMIENTO del hombre frentea su propio ser -ahí reside su verdad y su fuerza saludable y moralperofrente a su propio ser no como si fuera el suyo, sino como sifuera de otro ser distinto de él y hasta contrario a él y ahí reside sufalta de verdad, su límite, su contradicción con <strong>la</strong> razón y <strong>la</strong> moral,de allí proviene <strong>la</strong> fuente perniciosa del fanatismo religioso, de allíel principio supremo metafísico de los sacrificios humanos; en unapa<strong>la</strong>bra: ahí se forma <strong>la</strong> base de todas <strong>la</strong>s atrocidades, de <strong>la</strong>shorrorosas escenas en <strong>la</strong> tragedia de <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong>s religiones.La concepción del ser humano como de otro ser que existepara sí es, sin embargo, en el concepto original de <strong>la</strong> religión, unaconcepción arbitraria, infantil, ingenua, es decir, una concepciónque tanto diferencia inmediatamente a Dios del hombre como lovuelve a identificar con él. Pero cuando <strong>la</strong> religión, con los años yen los años adquiere más inteligencia, cuando dentro de <strong>la</strong> religióndespierta <strong>la</strong> reflexión sobre <strong>la</strong> religión, <strong>la</strong> conciencia de <strong>la</strong> unidaddel ser divino con el ser humano comienza a oscurecerse, en unapa<strong>la</strong>bra, cuando <strong>la</strong> religión se convierte en teología, <strong>la</strong> separaciónentre Dios y el hombre, que en un principio era involuntaria einnocua, se convierte en una diferencia estudiada y deliberada, queno tiene otro fin que sacar de <strong>la</strong> conciencia esta unidad yaarraigada en el<strong>la</strong>.Por eso cuanto más cerca está una religión a su origen,cuando más verdadera y más sincera es, tanto menos oculta suesencia. Es decir, en el origen de <strong>la</strong> religión no hay ningunadiferencia cualitativa o esencial entre Dios y el hombre. Y en estaidentidad el hombre religioso no se escandaliza, porque suinteligencia está todavía en armonía con su religión. De este modoJehová en el antiguo judaísmo sólo era un ser distinto del individuohumano exclusivamente por el modo de su existencia; perocualitativamente, según su esencia interior, era absolutamenteigual a los hombres, tenía <strong>la</strong>s mismas pasiones, <strong>la</strong>s mismascualidades humanas y hasta corporales. Sólo en el judaísmoposterior, se separaba nítidamente Jehová del hombre y seempleaba <strong>la</strong> alegoría para dar a los antropopatismos otro sentidodel que tenían en un principio. Lo mismo sucedió también en elcristianismo. En los documentos más antiguos de esta religión, <strong>la</strong>divinidad de Cristo no se encuentra expresada en forma tandecisiva como posteriormente. Especialmente en los escritos de86San Pablo, Cristo es, todavía, un ser subordinado a Dios, que seencuentra entre el cielo y <strong>la</strong> tierra, entre Dios y el hombre, un serindeterminado y vago, el primero de los ángeles, el hijo mayor,pero sin embargo un ser creado; si se quiere también génito, peroen este caso también los ángeles y hasta los hombres no soncreados, sino génitos; porque Dios es también su padre. La Iglesiaidentifica a Cristo expresamente con Dios, haciendo de él el Hijo deDios exclusivo, determinando su diferencia de los hombres yángeles y dándole de este modo el monopolio de un ser eterno nocreado.El primer caso de <strong>la</strong> manera cómo <strong>la</strong> reflexión sobre <strong>la</strong>religión, o sea <strong>la</strong> teología, convierte el ser divino en otro ser,distinto del hombre, es <strong>la</strong> existencia de Dios, a <strong>la</strong> que se haceobjeto de una demostración formal. Las pruebas de <strong>la</strong> existencia deDios han sido dec<strong>la</strong>radas contrarias a <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong> religión. Loson; pero sólo según <strong>la</strong> forma de prueba. La religión representainmediatamente <strong>la</strong> esencia intrínseca del hombre, como si fueradiferente y objetiva. Y <strong>la</strong> prueba no quiere otra cosa sino demostrarque <strong>la</strong> religión tiene razón. El ser más perfecto es aquel por encimadel cual no puede pensarse ningún otro. Dios es el ser supremoque el hombre piensa y puede pensar. Esta premisa de <strong>la</strong> pruebaontológica, <strong>la</strong> prueba más interesante, porque procede de un puntode vista interior, expresa <strong>la</strong> esencia intrínseca y más secreta de <strong>la</strong>religión. Aquello que constituye el límite esencial de su inteligencia,de su alma, de su modo de pensar, aquello es para él Dios Hic quanihil majus cogitare potest. Pero este ser supremo no sería elsupremo si no existiera; porque, en tal casa, podríamosrepresentarnos un ser más alto, que tendría <strong>la</strong> ventaja de existir;pero a esta ficción el concepto del ser más perfecto ya deantemano no da ningún lugar. La no existencia es una deficiencia;<strong>la</strong> existencia, es perfección, felicidad, beatitud. A un ser al cual elhombre da todo, y sacrifica todo lo que para él es caro, querido, nopuede tampoco negar el bien y <strong>la</strong> felicidad de <strong>la</strong> existencia. Locontradictorio al sentido religioso sólo consiste en que <strong>la</strong> existenciase considera como algo separado, imaginándose así <strong>la</strong> apariencia,como si Dios sólo fuera un ser pensado, existente en <strong>la</strong>representación, una apariencia que, por lo demás, en seguida essuprimida; porque <strong>la</strong> prueba demuestra precisamente que a Dios leatribuye un ser diferente ser pensado, fuera del hombre, del quepiensa, un ser real, existente por sí.

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