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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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<strong>la</strong> existencia de Dios pasa por encima de los límites de <strong>la</strong>inteligencia; es exacto; pero en el mismo sentido en que <strong>la</strong> vista, eloído y el olfato pasan por encima de los límites de <strong>la</strong> inteligencia.Sería estúpido reprochar a <strong>la</strong> inteligencia el hecho de que nosatisfaga una exigencia que sólo puede pedirse a los sentidos. Laexistencia fáctica y empírica sólo me <strong>la</strong> dan los sentidos. y <strong>la</strong>existencia con respecto a <strong>la</strong> cuestión de <strong>la</strong> existencia de Dios notiene el significado de una realidad interna, de una verdad, sino deuna existencia formal, exterior, como corresponde a cada sersensible, además del hombre, independientemente de sussentimientos o de su espíritu.Por eso <strong>la</strong> religión, en cuanto se funda en <strong>la</strong> existencia deDios como en una verdad empírica y exterior, se convierte en unasunto indiferente para el sentimiento interno. Así como en el cultode <strong>la</strong> religión, <strong>la</strong> ceremonia, el uso, el sacramento, se convierten encosas independientes, sin espíritu, sin alma, así también finalmente<strong>la</strong> so<strong>la</strong> fe en <strong>la</strong> existencia de Dios, prescindiendo de <strong>la</strong>s cualidadesinternas, del contenido espiritual, se convierte en <strong>la</strong> cosa principalde <strong>la</strong> religión. Con tal que creas en Dios, crees que él existe, yaestás salvado. Es indiferente si bajo el concepto de este Dios terepresentas un ser bueno o un monstruo, un Nerón o un Calígu<strong>la</strong>,una imagen de tu pasión, de tu venganza, de tu vanagloria, esto esindiferente, lo principal es que no seas un ateo. La historia de <strong>la</strong>religión lo ha demostrado suficientemente. Si <strong>la</strong> existencia de Diosen sí mismo no se hubiera afirmado por sí misma como una verdadreligiosa en <strong>la</strong>s almas, jamás se habría llegado a esasvergonzosas, estúpidas y horrorosas representaciones de Dios,que caracterizan <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> religión y de <strong>la</strong> teología. Laexistencia de Dios era una cosa vulgar, exterior y sin embargo a <strong>la</strong>vez sagrada. N o es de admirarse, entonces, si sobre esta basesólo se formaron <strong>la</strong>s representaciones más vulgares, bárbaras einconcebibles.El ateísmo se consideraba y se considera hoy todavía como<strong>la</strong> negación de todos los principios morales, de todos losfundamentos éticos y vínculos: si Dios no existe, desaparece toda<strong>la</strong> diferencia entre lo bueno y lo malo, <strong>la</strong> virtud y el vicio. Luego, <strong>la</strong>diferencia sólo existe en <strong>la</strong> existencia de Dios, y <strong>la</strong> verdad de <strong>la</strong>virtud ya no está en sí misma, sino fuera de el<strong>la</strong>. Por cierto sere<strong>la</strong>ciona con <strong>la</strong> existencia de Dios <strong>la</strong> existencia de <strong>la</strong> virtud; perono por una convicción virtuosa del valor interior y del contenido de<strong>la</strong> virtud. Al contrario: <strong>la</strong> creencia en Dios como una condición88necesaria de <strong>la</strong> virtud, es <strong>la</strong> creencia en <strong>la</strong> nulidad de <strong>la</strong> virtud en símisma.Es por lo demás digno de notar que el concepto de <strong>la</strong>existencia empírica de Dios sólo se ha formado en <strong>la</strong> épocamoderna, donde florecieron el empirismo y el materialismo. Porcierto, ya en el sentido más sencillo y más original de <strong>la</strong> religión,Dios tiene una existencia empírica en un lugar alejado de <strong>la</strong> tierra.Pero esta existencia no tiene todavía un significado tan prosaico; <strong>la</strong>imaginación identifica el Dios externo con los sentimientos delhombre. Es de por sí <strong>la</strong> facultad imaginativa, el lugar verdadero deuna existencia ausente, no presente para los sentidos, pero sinembargo sensible según <strong>la</strong> esencia. Sólo <strong>la</strong> fantasía resuelve <strong>la</strong>contradicción entre una existencia a <strong>la</strong> vez sensible y no sensible;sólo <strong>la</strong> fantasía protege contra el ateísmo. En <strong>la</strong> imaginación <strong>la</strong>existencia tiene efectos sensibles, <strong>la</strong> existencia actúa como unpoder; y <strong>la</strong> imaginación asocia a <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong> existenciasensible también los fenómenos de ésta. Donde <strong>la</strong> existencia deDios es una verdad viviente, una cosa de <strong>la</strong> imaginación, allí secree también en apariciones de Dios. En cambio, donde esextingue el fuego de <strong>la</strong> imaginación religiosa, donde desaparecenlos efectos y los fenómenos sensibles, necesariamente ligados auna existencia sensible, allí se convierte en una existencia muerta,que se contradice, y cae en los brazos de <strong>la</strong> negación, del ateísmo.La creencia en <strong>la</strong> existencia de Dios es <strong>la</strong> fe en unaexistencia especial, distinta de <strong>la</strong> existencia del hombre y de <strong>la</strong>naturaleza. Una existencia especial sólo puede manifestarse deuna manera especial. Esta fe es, por lo tanto, sólo entonces una feverdadera y viviente, si se cree en efectos especiales, aparicionesde Dios inmediatas y mi<strong>la</strong>gros. Sólo donde <strong>la</strong> creencia en Dios seidentifica con <strong>la</strong> creencia en el mundo, <strong>la</strong> creencia de Dios ya no esuna creencia especial, donde el ser general del mundo ocupa todoel hombre, desaparece naturalmente también <strong>la</strong> fe en los efectos y<strong>la</strong>s apariciones de Dios especiales. La fe en Dios se ha roto, haencal<strong>la</strong>do en <strong>la</strong> fe en este mundo, en los efectos naturales comolos únicos verdaderos. Así como <strong>la</strong> creencia en los mi<strong>la</strong>gros sólo esuna creencia en mi<strong>la</strong>gros pasados e históricos, así también <strong>la</strong>existencia de Dios se convierte en histórica y de por sí ateística.CAPÍTULO XXII

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