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LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO Ludwig Feuerbach Prólogo a la ...

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de <strong>la</strong> religiosidad: pero, sIn embargo, <strong>la</strong> moral tiene un significadosubordinado, no tiene para sí misma el significado de <strong>la</strong> religión.Esta sólo existe en <strong>la</strong> fe. Sobre <strong>la</strong> moral está Dios como un serdistinto del hombre, como un ser al cual pertenece lo mejor,mientras que para el hombre sólo queda el desperdicio. Todos lossentimientos que deben ser dirigidos hacia <strong>la</strong> vida, hacia elhombre, todas sus mejores fuerzas, <strong>la</strong>s gasta el hombre en favorde un ser que no necesita de nada. La verdadera causa seconvierte en un simple medio sin importancia, una causa sóloimaginada en una causa verdadera y real. El hombre da gracias aDios por el bien que el otro le ha hecho hasta con sacrificios. Lasgracias que él expresa a su benefactor, sólo son aparentes, no sonpara él sino para Dios. El agradece a Dios; en cambio, esdesagradecido para con los hombres. De este modo, el sentidomoral perece en <strong>la</strong> religión. El hombre sacrifica al hombre a favorde Dios. El sacrificio humano cruento es, en verdad, sólo unaexpresión sensible tosca del misterio intrínseco de <strong>la</strong> religión.Donde se sacrifican cruentamente víctimas humanas a Dios, seconsideran estos sacrificios como los más altos y <strong>la</strong> vida sensiblecomo el bien supremo. Por eso se sacrifica <strong>la</strong> vida a Dios, y esto encasos extraordinarios, porque se cree así rendir a él el honormáximo. Si el cristianismo, por lo menos en nuestros tiempos, yano sacrifica seres humanos a su Dios, se debe, si se prescinde deotras razones, sólo al hecho de que <strong>la</strong> vida sensible ya no seconsidera como el bien supremo; en su lugar se sacrifican a Dios e<strong>la</strong>lma, los sentimientos, porque hasta se los cree más altos. Pero locomún es que el hombre, en <strong>la</strong> religión, sacrifica una obligaciónpara con el hombre -como <strong>la</strong> de respetar <strong>la</strong> vida del otro y seragradecido- a una obligación religiosa, sacrificando <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción conel hombre a <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción con Dios. Los cristianos han eliminado,mediante <strong>la</strong> doctrina de que Dios no necesita de nada, que es sóloun objeto de <strong>la</strong> pura adoración, muchas representaciones crueles.Pero esta propiedad de Dios es so<strong>la</strong>mente un concepto abstracto ymetafísico, que en ninguna forma es el fundamento de <strong>la</strong> esenciapropia de <strong>la</strong> religión. La necesidad de adoración colocadaso<strong>la</strong>mente en el <strong>la</strong>do subjetivo, es para los sentimientos religiososuna cosa indiferente. Por eso debe ponerse en Dios unadeterminación que corresponda a <strong>la</strong> necesidad subjetiva, aunqueno sea con pa<strong>la</strong>bras, pero por lo menos con hechos, para poderestablecer reciprocidad. Todas <strong>la</strong>s determinaciones reales de <strong>la</strong>religión descansan en <strong>la</strong> reciprocidad. El hombre religioso piensaen Dios porque Dios piensa en él, ama a Dios porque Dios lo haamado primero, etc. Dios es celoso con respecto al hombre, <strong>la</strong>117religión es celosa con respecto a <strong>la</strong> moral; el<strong>la</strong> sanciona susmejores fuerzas, da al hombre lo que es del hombre, pero a Dios loque es de Dios. Y Dios es el sentimiento verdadero, es el corazón.Si en los tiempos en que <strong>la</strong> religión era una cosa sagrada,encontramos que el matrimonio, <strong>la</strong> propiedad, <strong>la</strong>s leyes de Estadofueron respetadas debemos tener en cuenta que esto no tiene sucausa en <strong>la</strong> religión, sino en <strong>la</strong> conciencia original y naturalmentemoral y justa para <strong>la</strong> cual <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones jurídicas y morales, ya depor sí son santas. Para quien el derecho no es sagrado en símismo, no le será tampoco jamás por <strong>la</strong> religión. La propiedad nose ha hecho sagrada porque fuera considerada como unainstitución divina; sino porque fue considerada por sí misma comoalgo sagrado, fue considerada también como una institución divina.El amor no es sagrado por el hecho de que es un predicado deDios; sino que es un predicado de Dios porque ya de por sí esdivino. Los paganos no veneran <strong>la</strong> luz ni <strong>la</strong> fuente porque sean undon de Dios, sino porque estas cosas son beneficiosas para elhombre, porque dan alivio al que sufre, y por eso les atribuíanhonores divinos.Donde <strong>la</strong> moral se funda en <strong>la</strong> teología y el derecho en <strong>la</strong>institución divina, se pueden justificar y fundamentar <strong>la</strong>s cosas másinmorales, injustas deshonrosas. Sólo puedo fundamentar <strong>la</strong> moralpor <strong>la</strong> teología, cuando yo mismo, mediante <strong>la</strong> moral, determino elser divino. De lo contrario no tengo criterio de lo que es moral einmoral; sino tengo una base inmoral y arbitraria, de <strong>la</strong> cual puedoderivar todas <strong>la</strong>s cosas posibles. Debo, por lo tanto, poner <strong>la</strong> moralen Dios, si es que quiero fundamentada por medio de Dios; esdecir, que puedo fundamentar <strong>la</strong> moral, el derecho, en una pa<strong>la</strong>bratodas <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones esenciales sólo por sí mismas y sólo <strong>la</strong>sfundamento verdaderamente, así como manda <strong>la</strong> verdad, cuando<strong>la</strong>s fundamento por sí mismas. Atribuir una cosa a Dios, o derivadade Dios, no significa otra cosa sino quitar algo a <strong>la</strong> razón queexamina, l<strong>la</strong>mar algo como indudable sagrado y santo sin darcuenta de ello. Por eso cuando <strong>la</strong> moral y el derecho sonfundamentados en <strong>la</strong> teología, hay, o un desconocimiento absolutoo una intención ma<strong>la</strong> y premeditada. Cuando nos interesaverdaderamente el derecho, no necesitamos un estímulo ni unaayuda de arriba. No necesitamos ningún derecho cristiano:necesitamos so<strong>la</strong>mente un derecho razonable, Justo y humano. Loque es verdad, lo que es bueno, tiene su causa de consagración ensí mismo, en su cualidad. Cuando queremos en verdad <strong>la</strong> moral,

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